¿Qué es la ‘vigorexia’?

Vida
/ 25 noviembre 2024

La búsqueda de pectorales perfectos es tan intensa que los psiquiatras a veces la denominan “vigorexia”, una forma de dismorfia muscular que padecen sobre todo los hombres.

Por: Alex Hawgood

Al igual que muchos atletas de secundaria, Bobby, de 16 años y estudiante de tercer año de Long Island, ha pasado años poniendo su cuerpo en forma a través de dietas de proteínas y entrenamientos.

Entre las rondas de “Fortnite” y los deberes, Bobby se conecta a internet para estudiar a fisicoculturistas como Greg Doucette, una personalidad de la aptitud física de 46 años que tiene más de 1,3 millones de suscriptores en YouTube. Bobby también va al gimnasio hasta seis días a la semana.

“Esos tipos me hicieron darme cuenta de que quería tener un cuerpo como el de ellos y publicar contenido como el de ellos”, comentó Bobby, que tiene la complexión compacta de un gimnasta. (The New York Times no publica los apellidos de los menores ni los nombres de sus padres en este artículo con el fin de proteger su privacidad).

También se asegura de abrir el refrigerador para comer pasteles Kodiak llenos de proteínas y batidos de galletas Oreo para aumentar la masa muscular. Consume tantas proteínas que sus compañeros de clase a veces lo miran con asombro por comer más de ocho comidas de pollo y arroz en la escuela.

Sin embargo, Bobby no está aumentando su musculatura para destacar en las pruebas del equipo universitario. Su objetivo es competir en un ámbito diferente: TikTok.

Bobby ahora publica sus propios tiktoks de entrenamiento. Grabados con su iPhone 11, normalmente en el gimnasio o en el salón de su familia, los videos están dedicados a temas como la forma de conseguir un “pecho de gorila”, los “antebrazos de Popeye” o los “abdominales de Lil Uzi”.

Bobby agregó que en ocasiones se había retrasado en sus tareas escolares porque dedicaba mucho tiempo a la halterofilia y a preparar comidas ricas en proteínas.

“Cuando Bobby empezó a publicar sus videos, nuestra familia ni siquiera supo lo que estaba haciendo durante meses, pues era muy independiente y hacía las cosas por su cuenta”, señaló su padre, de 49 años, que es funcionario de prisiones en Rikers Island. “En realidad no habla mucho de lo que incluye en sus videos, pero sé que se toma su tiempo con ellos para asegurarse de que sean perfectos”.

El padre de Bobby puede sentirse identificado en cierto modo. “Cuando era más joven, recuerdo que veía las revistas de moda masculina y veía a los tipos fornidos y musculosos que aparecían allí y quería parecerme a ellos”, relató. “Tardé tiempo en darme cuenta de que los cuerpos de esos hombres eran muy probablemente inalcanzables”.

Sin embargo, a diferencia de la experiencia de su padre, a medida que la masa corporal de Bobby crece, también lo hace su público en internet. “Los jóvenes me ven como su ídolo”, afirmó Bobby, que tiene más de 400.000 seguidores en TikTok. “Quieren ser como yo, alguien que ha aumentado su musculatura en su adolescencia”.

Entre sus discípulos está Tanner, de 16 años, un estudiante de secundaria de Arkansas, que contactó a Bobby a través de Instagram. “Gracias por inspirarme”, escribió Tanner.

Para muchos chicos y jóvenes, la adoración de los músculos se ha convertido prácticamente en un rito digital de maduración en la cultura actual saturada de cuerpos musculosos. Los ejemplos están por todas partes: los videojuegos hipermasculinos a los que juegan, los superhéroes mesomórficos de las películas que ven. Los filmes más taquilleros del año pasado estuvieron gobernadas por clichés masculinos mejorados con gráficos por computadora: Spider-Man, Shang Chi, Venom y todo el universo Marvel.

Muchos médicos e investigadores afirman que la adulación en línea de los cuerpos masculinos musculosos puede tener un efecto tóxico en la autoestima de los jóvenes, pues hay un sinfín de contenido con abdómenes perfectos y rostros envidiables que los hacen sentir inadecuados y ansiosos.

Y aunque ha aumentado la concienciación pública sobre los efectos nocivos de las redes sociales en los adolescentes, en parte gracias a la filtración de una investigación interna de Facebook que demuestra que la empresa ocultó los efectos negativos de Instagram, gran parte de la atención se ha enfocado en las chicas.

No obstante, informes recientes han revelado que esas mismas presiones en línea también pueden hacer que los chicos adolescentes se sientan mal con su cuerpo.

“Las chicas hablan más de esas presiones, pero es lo mismo para los varones”, aseguró Elliot, de 17 años, un estudiante de secundaria de Colorado, que comenzó a publicar videos de entrenamiento en TikTok hace dos años, a menudo con la etiqueta #TeenBodyBuilding (fisiculturismo adolescente). “Siento que estoy tratando de ser algún personaje solo para obtener más vistas, en lugar de la persona que quiero ser”.

Una encuesta de 2019 publicada en la revista Californian Journal of Health Promotion analizó la imagen corporal en los chicos. Casi un tercio de los 149 chicos encuestados, de entre 11 y 18 años, estaban insatisfechos con la forma de su cuerpo. Los deportistas eran más propensos a estar insatisfechos que los no deportistas y la mayoría quería “aumentar la musculatura”, sobre todo en el pecho, los brazos y los abdominales.

La búsqueda de pectorales perfectos es tan intensa que los psiquiatras a veces la denominan “vigorexia”, una forma de dismorfia muscular que padecen sobre todo los hombres y que se caracteriza por el levantamiento excesivo de pesas, la preocupación por no sentirse lo suficientemente musculoso y una estricta observancia de los alimentos que reducen el peso y aumentan la musculatura. Esta enfermedad también puede llevar a los jóvenes a obsesionarse con su apariencia, haciendo que se vean en el espejo todo el tiempo o que nunca lo hagan.

“La mayoría de los estudios sobre el tema de la satisfacción corporal y las redes sociales se realizan pensando en la población femenina, lo cual, por supuesto, es bastante comprensible”, explicó Thomas Gültzow, investigador de salud pública de la Universidad de Maastricht en los Países Bajos. “Casi nada de lo que hay se enfoca en los hombres”.

En 2020, Gültzow y sus coautores publicaron un estudio en el que analizaron mil publicaciones de Instagram que mostraban cuerpos masculinos. Las imágenes idealizadas de “hombres muy musculosos y delgados”, según el informe, recibieron más me gusta y fueron más compartidas que los contenidos que mostraban a hombres menos musculosos o con más grasa corporal.

Sin embargo, algunos galanes de Hollywood han empezado a revalorizarse. El mes pasado, Channing Tatum se opuso a una imagen suya sin camiseta de “Magic Mike XXL” que se mostró ante el público del programa de entrevistas diurnas de Kelly Clarkson.

“Es difícil tener ese aspecto. Incluso si haces ejercicio, estar en ese tipo de forma no es natural”, afirmó Tatum. “Ni siquiera es saludable. Tienes que matarte de hambre. No creo que cuando estás tan delgado, sea realmente saludable”.

Aunque hay una larga historia de celebración de los cuerpos musculosos, ningún medio de comunicación ha perturbado tanto la forma en que los hombres jóvenes ven sus cuerpos como el insaciable voyerismo y el exhibicionismo escenificado que impulsan plataformas como TikTok e Instagram.

“Las redes sociales son el lugar donde los jóvenes se someten a que los demás juzguen su apariencia”, aseguró Veya Seekis, profesora de la Escuela de Psicología Aplicada de la Universidad Griffith de Queensland, Australia. “Cuanto más consideran los hombres que su cuerpo es objeto de exhibición pública, más temen ser evaluados de manera negativa, lo que a menudo desencadena el ejercicio compulsivo y otros comportamientos “saludables” que pueden acabar repercutiendo en su bienestar”.

Durante tres años, Seekis ha estado recopilando datos sobre las costumbres en las redes sociales de 303 hombres universitarios y 198 jóvenes de secundaria en Australia. Ha descubierto, en parte, que la exposición a imágenes de físicos masculinos arquetípicos estaba vinculada a una baja estima corporal en los jóvenes y a un mayor deseo de ser más musculoso.

Se trata de un bucle de retroalimentación de aptitud física que ha atrapado a Johnny Edwin, de 22 años, un obrero atlético de Columbia Británica, Canadá. Cuenta que, cuando estaba en la preparatoria, pasaba horas pegado a canales de YouTube como el de Chris Jones, un gurú del ejercicio autodenominado Beastmode Jones.

“Las redes sociales y la presión por estar a la altura de esos tipos y tener ese físico de aspecto varonil se han apoderado por completo de mi vida”, comentó Edwin, que sigue viendo videos de halterofilia en YouTube.

Hace tres años, Edwin empezó a subir sus propios contenidos de entrenamiento en el gimnasio en TikTok bajo el nombre de usuario Big Boy Yonny, donde tiene más de 12.000 seguidores.Aunque la gente diga que me veo bien o lo que sea, sé que nunca tendré un cuerpo perfecto”, aseguró. “Si subo de peso ahora, no me veré tan bien, lo que significa que perderé seguidores”.

La presión por tener un mejor cuerpo puede empezar en la escuela primaria.

Rudy, de 17 años, estudiante de último año en una escuela secundaria de Los Ángeles, dijo que niños de tan solo 10 años lo habían contactado en Instagram y YouTube en busca de consejos sobre qué comer y cómo lograr un “físico de Dorito”, la forma triangular de hombros anchos deseada por muchos influentes de la aptitud física.

“Solo les digo: ‘Que tus padres te compren pechuga de pollo o carne magra con arroz blanco y verduras’”, dijo Rudy.

Las conversaciones sobre el cuerpo entre los niños de edad escolar puede ser sorprendente. Dos padres de Burlington, Vermont, le dieron permiso a su hijo de 13 años para utilizar las redes sociales por primera vez el verano pasado. “Se le abrió todo un mundo nuevo de usuarios de Instagram y YouTube con camisetas ajustadas con las que muestran su musculatura”, relató la madre del niño.

Durante los siguientes meses, su hijo se obsesionó con su falta de definición muscular y se quejó de que se sentía “débil” y de que no tenía “la talla adecuada”. “Cuando tienes entre diez y veinte chicos, todos ellos en octavo grado, refiriéndose a ese contenido —contenido que se ha convertido en su objetivo de lo que es un hombre y de lo que quieren parecer— se vuelve una mezcla potente”, opinó la madre.

El padre del chico dijo que su hijo “ni siquiera tiene todavía cuerpo de hombre porque no ha pasado por la pubertad, pero ya tiene ese estándar increíblemente alto de cómo debería ser”.

Un estudio publicado el año pasado en The Journal of Adolescent Health analizó los trastornos alimentarios entre los hombres a lo largo de la juventud. Entre los 16 y los 25 años, una cuarta parte de los 4489 participantes masculinos dijeron a los investigadores que les preocupaba no tener suficientes músculos. El once por ciento declaró haber consumido productos para aumentar la masa muscular, como creatina o esteroides anabólicos.

El consumo de suplementos de venta libre se ha generalizado tanto que consumir proteína en polvo sin mezclarla con agua se convirtió en un popular reto de TikTok el año pasado. El truco fue lo suficientemente peligroso como para que los expertos en salud advirtieran que podía provocar sibilancias y problemas respiratorios. El consumo excesivo de proteínas en polvo también puede causar problemas con el metabolismo y la comodidad intestinal, según un metanálisis finlandés.

La línea que separa ponerse en forma y el fanatismo no siempre es clara. “Sabemos que hay una gran presión sobre los chicos, pero los comportamientos desordenados que caen específicamente en el extremo más musculoso del espectro tienden a ser aceptados por la sociedad, pues las costumbres orientadas a los objetivos en torno al gimnasio son socialmente aceptadas, incluso convertidas en glamurosas”, dijo Stuart B. Murray, dirigente del programa de trastornos alimentarios en la Universidad del Sur de California.

La vigorexia también puede provocar problemas interpersonales. Muchos jóvenes que hacen demasiado ejercicio y siguen dietas estrictas suelen saltarse las comidas con la familia y los amigos y se quejan de sentirse aislados y socialmente ansiosos.

“He perdido mis habilidades sociales por completo”, comentó Edwin. Con frecuencia no va a las fiestas de cumpleaños y evita socializar con amigos porque teme “el entrenamiento del día siguiente y cómo podría afectar mi crecimiento muscular”, dijo, y añadió: “Hay tantos momentos memorables que me he perdido por estar en el gimnasio. Básicamente no salgo de casa más que para hacer compras, ir al trabajo y asistir al gimnasio”.

Edwin dijo que ignora “los mensajes y las llamadas de todo el mundo” y que rara vez tiene tiempo para ver a su familia, que vive a quince minutos de distancia en auto.

“Si no existieran las redes sociales o el internet, probablemente ni siquiera me preocuparía por mi físico, para ser sincero”, concluyó.

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