¿Sabías que el origen del Árbol de Navidad es pagano? Maximiliano y Carlota lo trajeron a México
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Aunque actualmente es un símbolo más del cristianismo, la tradición del Árbol de Navidad ya era utilizada por otras culturas para agradecer la prosperidad del año por terminar y pedir que continúen las buenas ‘cosechas’ en el año siguiente
La temporada navideña está adornada con tradiciones arraigadas en diversos orígenes culturales y religiosos. Entre estas costumbres, el árbol de Navidad ha sido un símbolo central durante siglos, con raíces que se remontan a prácticas paganas.
El árbol como elemento festivo tiene sus antecedentes en celebraciones precristianas. En civilizaciones como la romana y la celta, los árboles perennes, que mantenían su verdor durante el invierno, simbolizaban la vida eterna y la renovación. Estos pueblos adornaban árboles con elementos como frutas, velas y objetos brillantes durante el solsticio de invierno, celebrando la fertilidad y el ciclo de la naturaleza.
Otra teoría, defendida por la arqueóloga Muazzez Ilmiye Cig, asegura que los turcos de Asia central podrían haber inventado el árbol de Navidad, una afirmación que desafía los relatos tradicionales. Su teoría sugiere que esta festividad no se originó en los mitos nórdicos o el paganismo de las islas británicas, sino en la tradición turca del “árbol de los deseos”. Los europeos, en su versión del rito, adoptaron la antigua costumbre turca de colocar ofrendas bajo un pino blanco en agradecimiento a las bendiciones recibidas durante el año.
La integración del árbol en las festividades cristianas se remonta al siglo VIII en Alemania, donde San Bonifacio, un misionero inglés, se dice que cortó un roble consagrado a Thor, un símbolo de adoración pagana, y lo reemplazó con un abeto, que simbolizaba la vida eterna de Cristo. Esta adaptación permitió a los cristianos incorporar elementos significativos del folclore pagano en sus celebraciones religiosas, transformando su significado para reflejar la fe cristiana.
El árbol de Navidad ganó popularidad en Europa durante los siglos posteriores, extendiéndose a diferentes culturas y adoptando diversas tradiciones y decoraciones. En el siglo XIX, la reina Victoria y el príncipe Alberto popularizaron el árbol de Navidad en el mundo anglosajón al exhibir uno decorado en el Palacio de Buckingham.
Hoy en día, el árbol de Navidad sigue siendo un símbolo central de las festividades cristianas y se ha convertido en una tradición global, celebrada tanto por su significado religioso como por su valor cultural y festivo. Aunque sus orígenes pueden ser paganos, su evolución a lo largo de los siglos ha reflejado la capacidad de adaptación de las tradiciones humanas para incorporar diferentes creencias y valores.
El primer árbol de Navidad en México: Una historia imperial
En diciembre de 1864, la aristocracia mexicana que frecuentaba el Castillo de Chapultepec quedó maravillada con la belleza de un árbol adornado para celebrar la Navidad. Esta novedad, proveniente de Europa, impactó a aquellos que nunca habían presenciado tal espectáculo.
Los responsables de traer esta novedad fueron los emperadores Maximiliano de Habsburgo y su esposa Carlota, quienes deseaban crear una atmósfera europea en su residencia en México, en el Castillo de Chapultepec.
Se especula que el Palacio Nacional, en el Zócalo, pudo haber sido el primer lugar que albergó este primer árbol navideño en México. Sin embargo, el relato cuenta que los emperadores, tras rechazar el Palacio Nacional debido a una plaga de chinches, encontraron en Chapultepec su morada.
Para 1865, la tendencia casi se pierde debido al luto nacional impuesto por la muerte de Leopoldo I, Rey de Bélgica y padre de Carlota. A pesar de este acontecimiento, el árbol fue adornado en el castillo.
En 1866, la instalación del adorno navideño no es clara, pero para la Navidad de 1867, tras la muerte de Maximiliano fusilado en Querétaro, el imperio había llegado a su fin y la tradición imperial se desvaneció.
El resurgimiento del Árbol de Navidad en México
Tras años de olvido de las modas europeas traídas por los emperadores, en 1878, el general Miguel Negrete volvió a popularizar el árbol de Navidad en México. Influenciado por sus viajes a Europa y Estados Unidos, instaló un árbol que causó sensación.
La prensa describió el árbol del general Negrete, enemigo político de Porfirio Díaz, como un despliegue espectacular. Decorado con luces, heno y ramas, el árbol ocupaba un espacio destacado en su casa. Bajo él, 250 lujosos regalos aguardaban para los invitados a la cena navideña.
Esta iniciativa revivió la tradición del árbol de Navidad en la aristocracia mexicana, marcando un resurgimiento que perduraría en los años venideros.