Una mujer sorprendió a su madre al comprar la casa donde trabajó durante 43 años

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Por 43 años, Margaret limpió la casa de Pam para poder sacar adelante a su familia, pero el hogar que los cobijó ahora es de su hija Nichol
Una casa de mediados de siglo en color blanco, con grandes espacios naturales, construida alrededor de un patio interior y decorada con antigüedades europeas, fue lo que enamoró a la pequeña Nichol Naranjo cuando acompañaba a su madre, quien limpiaba la residencia en Albuquerque, Nuevo México, para sacar adelante a su familia.
Mientras que Margaret Gaxiola limpiaba el polvo, su hija Nichol se imaginaba dirigiendo un negocio sentada en el escritorio de la residencia; “podía verla vagando de habitación en habitación, soñando con todo lo que hay aquí” cuenta la madre para The New York Times.
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Fue en noviembre de 2020, cuando su Nichol la sorprendió comprando la casa que había limpiado durante 43 años, resultado a la cercanía entre la familia del ama de llaves y la dueña de la casa, Pamela Key-Linden, que murió en 2018.
“Creo que siempre supe que algún día terminaría aquí”, dice Naranjo, ahora casada y de 44 años. “Sienta bien”.
La casa se encuentra en Ridgecrest; mientras que la familia de Nichol vivía a 20 minutos en Los Duranes, un vecindario de bajos ingresos. Su casa era modesta, muy diferente de aquella de la que estaba enamorada.
Gaxiola empezó a trabajar en 1976, cuando tenía 29 años, estaba casada, tenía tres hijos y necesitaba más ingresos. La familia siguió creciendo, y los días que limpiaba, llevaba consigo a sus hijas menores, Mónica y Nichol, que se maravillaban con la residencia.
Mientras que Key-Linden se había criado en Louisville, Kentucky; era hija única de un hombre de negocios y una ama de casa. Vivió en Gran Bretaña con su primer marido, un piloto de la Fuerza Aérea, pero compró y renovó una casa de campo histórica. De vuelta en Albuquerque, creó un jardín de estilo inglés y llenó las habitaciones de su casa con antigüedades, pinturas al óleo y otros muebles tradicionales comprados en sus viajes.
Poco a poco se fue creando un vínculo entre la familia de la propietaria y la del ama de llaves. Los Gaxiola asistieron a la fiesta de cumpleaños número 50 de Pam y a su boda con su segundo marido. Por su parte, la dueña de la casa siempre se preocupó por los hijos de Margaret, atenta a hacerles regalos por Navidad.
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Después de la muerte de Pamela, Margaret continuó limpiando la casa hasta que el segundo marido de Key-Linden, Richard Linden, murió al año siguiente. Luego entregó sus llaves a los albaceas,“eso fue desgarrador, y pensé: ‘Eso también fue la mitad de mi vida’”, dijo Gaxiola. “Me estaba despidiendo. Esta no era una casa para limpiar. Era una segunda casa para venir y disfrutar”.
Se enteró de que los albaceas de la herencia planeaban poner la casa en venta, así que ella se lo dijo a su hija. Nichol y su esposo, que trabaja en ciberseguridad, inmediatamente quisieron comprarla.
“Cuando Pam falleció, estábamos devastados, pero Dominic (su esposo) y yo sabíamos que nuestra misión era rescatar/comprar su casa y continuar con su legado de alguna manera”, ha contado Naranjo en Instagram.
Naranjo contactó con los albaceas y dijo que quería comprar la casa y todo lo que había en ella. Cuando finalmente se mudó, Nichol se sintió abrumada por los recuerdos de su viaje personal, su padre había pintado esas paredes, su madre había limpiado esas habitaciones, ella misma había vaciado los botes de basura de niña. La pareja pagó casi 472 mil dólares (9 millones 248 mil pesos mexicanos) por la casa de sus sueños.
(Con información de ABC y The New York Times)