Brasil estancado en caos político
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Hace menos de un año, Dilma Rousseff fue destituida en medio de un torbellino de reclamos sobre deshonestidad financiera.Y ahora la presidencia de su sucesor, Michel Temer también está en peligro
A mediados de mayo fueron filtradas unas grabaciones que parecen captar a Temer, quien ya había sido acusado por aceptar fondos de campaña presuntamente ilegales, sancionando el pago de sobornos a un legislador preso por corrupción.
Muchos ahora creen que también enfrentará un proceso de juicio político como su antecesora.
A finales del mes, Temer movilizó a las tropas para apaciguar protestas en su contra, lo que fue visto como una señal de inseguridad dentro del gobierno.
La ciencia política indica que lo que sucede en Brasil es un ejemplo de cómo las “islas de honestidad” en los sistemas corruptos (como los fiscales independientes y los tribunales con voluntad y autoridad de imponer el Estado de derecho) pueden chocar con redes de corrupción atrincheradas, lo que a la vez provoca esfuerzos de las élites políticas por protegerse a sí mismas, y llega a estropear estos mismos esfuerzos.
Y mientras las fuerzas honestas y las corruptas luchan unas contra otras, sus choques pueden tener efectos impredecibles en el sistema político.
La corrupción depende de un “equilibrio”, según han escrito la economista política Miriam Golden y el economista Ray Fisman. La gente paga o acepta sobornos porque cree que todos los demás lo hacen.
Sin embargo, cuando fiscales o jueces obtienen la independencia suficiente para investigar y procesar estos actos, la corrupción extendida se vuelve de repente una vulnerabilidad extendida, lo que incentiva a los políticos a tomar medidas drásticas con el fin de protegerse.
El pueblo brasileño también pudo haber sido un aguafiestas importante. El nuevo gobierno fue impopular desde el principio, dijo Amy Erica Smith, una profesora especialista en Brasil de la Universidad Estatal de Iowa. “Temer llegó y desde el primer día estuvo hundido en cuanto a su popularidad”.
Los expertos que siguen la crisis de Brasil vuelven repetidamente a un mismo ejemplo: la investigación “Manos limpias” en Italia en los años noventa. Allí, una serie de juicios arrancó de raíz redes de corrupción, lo que limpió el sistema político.
Con información de Ny Times