El alcohol siempre golpea

Vida
/ 10 agosto 2017

Cualquiera que sea su forma de beber —ligera o moderada—, y cualquiera que sea el tipo de bebida que ingiera —destilada o fermentada—, el alcohol no deja de ser un tóxico para todos los tejidos del organismo

¿Quién se resiste a una cerveza bien fría o a una ‘piña colada’ con mucho hielo, en un caluroso día de verano, tenga los años que tenga? Su cerebro le acepta la invitación, pero su cuerpo no le responderá con el mismo ímpetu ni con los mismos efectos, a medida que pasan los años. 

De hecho, si usted ya entró en edad, y siente que debe moderar la cantidad de alcohol que ingiere al momento de una comida o una cena, hay una explicación fisiológica para ello…

No son imaginaciones suyas, según los expertos, algunos factores fisiológicos propios de la edad suelen contribuir a que el alcohol le caiga cada vez peor. 
Aquí tiene cuatro razones por las cuales sucede de esa manera.

1. El cuerpo pierde agua con la edad 
“Una vez ingerido, el alcohol pasa del sistema digestivo a la sangre y de ahí se distribuye al resto del cuerpo, pero si el organismo está deshidratado, el alcohol tiene menos posibilidades de diluirse”, explica el doctor Francisco Camarelles.  

“Cuanta menos agua tengamos en el cuerpo, más concentrado estará el alcohol que circula por nuestro organismo, y más sensibles seremos a sus efectos. 

De tal manera que con una cantidad pequeña, que para otro podría ser tolerable, en un cuerpo deshidratado el alcohol podría resultar tóxico”, señala Camarelles.

Hay que recordar que, pasados los 50 an?os, el porcentaje de agua del cuerpo, que al nacer era del 75%, disminuye en un rango de entre 40 a 50% en las mujeres, y en un rango de entre 50 a 60% para los hombres.

2. La función hepática se altera
A medida que el cuerpo envejece, todo el metabolismo se vuelve  más lento, incluyendo la función metabólica del hígado. “Esa lentitud hepática hace que los efectos del alcohol sean más evidentes con menores cantidades ingeridas”, explica el doctor Francisco Pascual, que ha realizado varios estudios sobre los efectos del alcohol en jóvenes y adultos.

Si el hígado, el órgano encargado de purificar la sangre contaminada por el etanol, ya no marcha al 100%, es obvio que necesitará más tiempo para hacer el mismo trabajo que haría en un ambiente sin alcohol. “Si el proceso de eliminación se hace  más lento, el metabolito llamado ‘acetaldehído’ que se produce y se excreta por la acción del hígado, se mantiene más tiempo en el organismo”, señala el  doctor Pascual. 

Para procesar o metabolizar el alcohol, el hígado lo transforma en sustancias que resultan más fáciles de eliminar para el organismo. Y la primera de ellas es el acetaldehído recién mencionado. 

“El acetaldehido, por cierto, es el componente que provoca el malestar de la cruda. Así que, por otra parte, cuanto más tiempo permanezca esa sustancia en el cuerpo, los efectos de la cruda serán mucho más prolongados y por tanto, usted se sentirá mucho peor”, puntualiza el especialista.

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Algunos de los cambios que se producen con la edad —como el aumento de la proporción de grasa en el cuerpo en detrimento del agua, o el hecho de que las enzimas que se encargan de metabolizar el alcohol funcionen de forma más lenta— afectan la manera como usted se sentirá ‘la mañana siguiente’, es decir, contribuye a que la cruda sea más terrible a medida que pasan los años.

3. Las afectaciones del sistema digestivo se manifiestan con más virulencia 
El alcohol no es el mejor amigo de quienes sufren problemas del estómago o del intestino y, por desgracia, algunos de esos problemas son más frecuentes a medida que cumplimos años. 

Por ejemplo, Helicobacter pylori, la bacteria responsable de las úlceras gástricas, tarda décadas en provocar daños en el organismo, por eso se manifiesta más a partir de los 30s o los 40s, que a partir de los 20 años”, explica el doctor Cristóbal de la Coba Ortiz, gastroenterólogo”.

“Se calcula”, dice el experto, “que aproximadamente la mitad de la población adulta tiene el Helicobacter pylori en el estómago sin causar ningún problema, pero cuando el estómago se inflama por la acción de esta bacteria, los efectos del alcohol se sienten de lo peor, dado que el alcohol aumenta la irritación.

Por otra parte, una de las afectaciones que más pacientes lleva a la consulta del gastroenterólgo es la dispepsia, una pesadez o ardor estomacal, más común en las mujeres que en los hombres. “Se trata de un malestar en el área gástrica que empeora bajo el efectos del alcohol. 

Del mismo modo, el síndrome de reflujo gastroesofágico también empeora con el consumo de bebidas alcohólicas.

La dispepsia y el reflujo son dos efectos que muy probablemente le han hecho pensar que tal vez ya no sea una buena idea beber tanto como lo hacía cuando era joven. 

4. El consumo moderado no resuelve el problema
“Tal vez el consumo moderado de alcohol no le lleve a una dependencia, pero sí provoca daños. Aun los hábitos ligeros le llevarán poco a poco a sufrir algún tipo de consecuencia”, dice el doctor Pascual. 

“Por ejemplo, puede contribuir a elevar las transaminasas, enzimas que se encuentran en las células del hígado, el corazón, los riñones y los músculos, y que provocan un incremento de los triglicéridos o del ácido úrico…marcadores muy comunes entre los bebedores”, asegura  el doctor Pascual. 

En fin…
“Hablar de consumo de alcohol siempre es un tema delicado. Por ejemplo, lo que en términos gastronómicos se considera un placer inseparable de una buena comida, en términos de salud, el exceso lo convierte en una sustancia tóxica para el organismo. 

En este sentido, los expertos en la materia son enfáticos: “las bebidas en cualquiera de sus formatos —ya sean destiladas o fermentadas— no dejan de ser nocivas para el cerebro, el hígado y todos los tejidos del cuerpo”. Doctor Francisco Camarelles 

Con información de © Ediciones El País, SL. Todos los derechos reservados

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