Sebastian Kurz es el jefe de Gobierno más joven de Europa
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Sebastian Kurz, conservador de 31 años, asumió como nuevo canciller del país. Por su parte, el líder ultraderechista Heinz-Christian Strache será vicecanciller.
Con su pelo engominado hacia atrás y sus modales amables, Sebastian Kurz, de 31 años, podría ser confundido con un político recién llegado, pero su juventud oculta años de esfuerzos para escalar hasta la cima de la política austríaca.
Durante su campaña electoral, el titular del Partido Popular de Austria (ÖVP) relataba a sus seguidores una anécdota sobre sus inicios en política. A los 16 años, llamó a la oficina local del ÖVP para ofrecer su ayuda pero una autoridad del partido le dijo por teléfono que no estaba interesado y lo rechazó.
No obstante, Kurz persistió y se unió como miembro de la agrupación un año después, comenzando una carrera meteórica. Se convirtió en director de la organización juvenil del ÖVP en 2009 y ocupó un lugar en la Legislatura de la ciudad de Viena en 2010.
Sólo un año después entró a la escena de la política nacional como secretario de Integración del Ministerio del Interior, donde comenzó a forjar su trayectoria como partidario antiinmigración. Ahora será el nuevo jefe de Gobierno de Austria, el más joven de Europa, gracias a la coalición entre el ÖVP y los populistas de derechas del FPÖ.
Cuando Kurz se unió al Gabinete en el área de integración parecía un paso natural, teniendo en cuenta su crianza: su madre y su padre -una maestra y un técnico- alojaron en su casa durante un tiempo refugiados de la guerra de Bosnia y el pequeño Sebastian asistió a la escuela con muchos inmigrantes.
Kurz emprendió proyectos escolares con artistas, atletas y empresarios austríacos con antepasados inmigrantes, a fin de convertirlos en modelos para los estudiantes extranjeros. También se relacionó con la comunidad musulmana en Austria, al afirmar que "la religión es parte de la solución y no del problema”.
En 2013, a los 27 años, el joven conservador se convirtió en ministro de Relaciones Exteriores.
Dos años después, la crisis migratoria golpeó las fronteras de Austria, el primer país occidental al que comenzaron a llegar personas que huían de la guerra en Siria y otras regiones a través de Turquía, Grecia y los Balcanes.
El discurso de Kurz cambió a medida que la bienvenida inicial de los austríacos hacia los 90,000 solicitantes de asilo en 2015 daba paso a un creciente malestar sobre su posible impacto en términos culturales, económicos y de seguridad.
El entonces ministro propuso duras restricciones para llevar a cero la inmigración ilegal, incluyendo centros de recepción de migrantes offshore a semejanza de las controvertidas islas de solicitantes de asilo implementadas por Australia.
Kurz también trabajó con otros países vecinos para cerrar la denominada ruta de los Balcanes utilizada por los migrantes.
Mientras los ataques terroristas golpeaban las ciudades europeas a intervalos cada vez más frecuentes, Kurz también comenzó a confundir asuntos como inmigración, islam y seguridad.
Desde el año pasado, el joven político amplió su línea dura a asuntos como la niñez, proponiendo cesar el pago de contribuciones sociales a niños que viven en el exterior mientras sus padres viven en Austria, y lanzando advertencias contra guarderías de Viena gestionadas por grupos musulmanes.
"No las necesitamos. No debería haber guarderías musulmanas", dijo en junio. En ese momento Kurz ya se encontraba en plena campaña, tras haber sido nombrado en mayo líder del ÖVP.
Al igual que el nuevo movimiento creado por el presidente francés Emmanuel Macron tras su victoria electoral de este año, Kurz buscó crear una agrupación más joven y dinámica que se parezca más a un movimiento popular que al partido tradicional que solía ser.
Asume nuevo Gobierno de conservadores y ultraderechistas en Austria
El presidente de Austria, Alexander Van der Bellen, tomó juramento hoy al nuevo Gobierno del país, formado por los conservadores y los populistas de ultraderecha.
Sebastian Kurz, conservador de 31 años, asumió como nuevo canciller del país. Por su parte, el líder ultraderechista Heinz-Christian Strache será vicecanciller. Otros miembros de su Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) ocupan las carteras de Interior, Defensa y Relaciones Exteriores.
En el nuevo Gabinete hay ocho ministros del conservador Partido Popular (ÖVP) y seis del FPÖ. Por primera vez un político del FPÖ está al frente de Interior, Herbert Kickl, y comanda de este modo a unos 30,000 policías.
La ceremonia en el Palacio Imperial de Hofburg -sede del presidente- estuvo acompañada de manifestaciones de protesta.
Van der Bellen, ex dirigente del partido ecologista Los Verdes, urgió al nuevo gabinete en un discurso de varios minutos a respetar los derechos de las minorías y a garantizar el bienestar de todos los austríacos, también a los que no sean ciudadanos del país.
"En el modo en que se actúa con los más débiles se ve cuánto valen realmente nuestros valores", afirmó el presidente, que en conversaciones con Kurz y Strache participó en la conformación del programa de gobierno.
Para él era especialmente importante que se mantuviese la política exterior. Y también por la presión del ÖVP finalmente el FPÖ aceptó reconocer a la Unión Europea (UE) pese a todas sus críticas a Bruselas. Kurz visitará de hecho la capital de la Unión mañana martes como su primer viaje al exterior como canciller.
Van der Bellen también pidió al Ejecutivo que cuide sus palabras. "No da lo mismo con qué palabras nos dirijamos a la opinión pública", señaló. El FPÖ hizo mucha campaña con consignas simplificadas, también en Internet, que en muchos casos incitaban contra los extranjeros.
La lucha contra la inmigración ilegal es uno de los temas centrales de la nueva coalición, además de una rebaja de los impuestos y la lucha contra el extremismo islámico. Su objetivo es tomar numerosas medidas para distinguir entre los inmigrantes económicos y los refugiados.
Kurz sucede como canciller al socialdemócrata Christian Kern, antiguo jefe de los Ferrocarriles Austríacos y que había asumido el cargo en mayo de 2016. Tras sólo 580 días en el puesto deberá dejarlo y seguirá como líder de la oposición.
Unos 6,000 manifestantes protestaron frente al Hofburg contra el nuevo Gobierno negro-azul con un concierto de pitidos y gritos desde los megáfonos. Fue una marcha predominantemente pacífica aunque algunos lanzaron también bombas incendiarias, tomates y huevos en dirección al edificio, según la Policía.
Las autoridades habían rodeado toda la zona en torno al palacio y desplegado gran cantidad de agentes. Los manifestantes de izquierda gritaban consignas como "¡Fuera nazis!" y "¡Nosotros no somos cerdos nazis!”