Acceso a fármacos es caro y complica los tratamientos
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Para los padres de Francisco, de 17 años, comprar el antidepresivo que requiere su hijo significa reducir los gastos de comidas o ahorrar traslados escolares, pues dichos ahorros marcan la diferencia de si es posible adquirir el medicamento con un costo de poco más de 200 pesos cada 15 días.
“Sí están caros pero la doctora dice que los necesita, tratamos de ahorrar o si cae un dinerito primero apartar lo de sus pastillas porque si no pa qué quieren, ahí anda lidiando uno con que se quiere matar o que ya no quiere nada, no le gusta nada”, expresó su madre.
LA LARGA ESPERA
Pacientes como Francisco, deben esperar hasta 2 meses y hasta 3 para psiquiatría cuando es por primera vez para ser atendido en psicología del Centro Estatal de Salud Mental (Cesame) y cubrir un costo de 245 pesos cada consulta psicológica y 240 pesos, una consulta de psiquiatría.
Mientras que las consultas privadas bajo previa cita con al menos dos o tres días para ser atendidos tienen un costo de entre 400 y hasta 800 pesos, aunque si esta es inmediata su costo se eleva a poco más de los mil pesos.
Un precio que no todos pueden pagar.
UN MAL COMPLEJO
Para el doctor Héctor Gámez, psiquiatra por el Instituto Nacional de Psiquiatría Ramón de la Fuente Muñiz, con especialidad en Paidopsiquiatría por el Hospital Psiquiátrico Infantil Juan N Navarro, el acceso a fármacos y espacios de internamiento, indispensables para el tratamiento, estudio y diagnóstico de trastornos mentales que puedan llevar al suicidio, son las principales barreras para que quienes la padecen puedan mejorar su calidad de vida.
Señaló que lamentablemente las autoridades en México no ponen atención al acceso de medicamentos o internamiento al no ser considerada una enfermedad de prevalente como la depresión o ansiedad.
Mientras que el acceso a los tratamientos de forma privada puede llegar a costar lo equivalente a una renta de casa o departamento, tal como el de Victoria, la mujer que es su paciente.
“El problema está en que la distribución de medicamentos se concentra en el centro y sur del país y al norte solo hacia Monterrey, por lo que quienes lo requieren tienen que viajar a otras ciudades para conseguirlo.
Además, el riesgo de abandonarlo puede provocar episodios más severos donde el cerebro sufre cierta toxicidad y deterioro, que después de un tiempo, al no ser tratados o quienes nunca lo han sido, desarrollan más probabilidades de ideación suicida”, expresó el especialista.
Psiquiatra. Héctor Gámez ve problemas al adquirir medicinas.