Ante el abandono, se desmoronan casas antiguas del Centro Histórico de Saltillo
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La calle Mariano Escobedo, en el Centro Histórico de Saltillo, al final de la noche está vacía, las fachadas cerradas, se respira la calma en medio de la oscuridad que recuerda a un barrio antiguo que tuvo vida hace mucho.
Pero no faltan las señales de los tiempos presentes: farolas encendidas hasta el amanecer, cables eléctricos que cuelgan y que se enredan en postes de luz o de teléfono, o de lo que sea. Callejones con graffiti que muestran un barrio tomado por la comunidad que ahí habita.
En el recorrido uno se encuentra con construcciones livianas que pretenden ser funcionales y estéticas; la mayoría de ellas son casas habitación o negocios que nacieron hace poco tiempo, o al menos así lo describe Don Gilberto Ruiz, habitante del barrio conocido como Santa Anita.
“Don Gil”, como le gusta que lo llamen, tiene más de 50 años viviendo cerquita del callejón Miraflores y de un tiempo a la fecha ha notado el descuido de las casas de adobe que algún día fueron habitadas por decenas de familias que fallecieron en el trenazo del Puente Moreno, en octubre de 1972. Estas viviendas se encuentran sobre la misma calle, pero antes de llegar a Francisco Javier Mina viniendo de oriente a poniente.
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“Desde entonces esas casas están abandonadas y es una tragedia. Muchas se quedaron intestadas porque toda la familia falleció, otras están en juicios, pero son construcciones viejísimas que no se han podido rescatar y que ahorita están en ruinas, ya se están cayendo y muchas se utilizan para la drogadicción, en otras han llegado aviadores o incluso se resguarda la gente del frío en ellas”, comenta el vecino.
En ese sentido, menciona que ya se han hecho solicitudes a las autoridades municipales para que reparen o demuelan las construcciones porque representan un peligro para quienes transitan por este sitio, sin embargo, la respuesta siempre ha sido opaca o negativa.
Estas construcciones son de valor histórico y arquitectónico, dice el director del Instituto Nacional de Antropología e Historia en Coahuila (INAH), Francisco Aguilar Moreno, pero Saltillo, al menos el 30 por ciento de las casonas de este material requieren de mantenimiento y se encuentran en riesgo latente de perder hasta las fachadas debido a que muchos interiores ya son solo escombro.
“El más grande problema que tenemos es que los propietarios no le dan el debido mantenimiento a estas casas y en el centro el 8% están intestadas, por el pleito que esto representa ocurre lo que estamos viendo en la actualidad: casas cayéndose a pedazos”, apuntó.
En estos casos, dijo, son las autoridades municipales las competentes para proceder a la demolición de las viviendas, o dejarlas derrumbarse por sí mismas.
De acuerdo con Aguilar Moreno, el catálogo de viviendas de la Dirección de Centro Histórico de Saltillo abarca 900 propiedades de valor arquitectónico del siglo XX y el INAH responde por 350 inmuebles que se edificaron en el siglo XIX.
LA PÉRDIDA DE LA IDENTIDAD
La ciudad y su arquitectura constituye la memoria construida de una sociedad: en las calles y en los muros se van acumulando los estratos del pasado, creando la obra colectiva más elocuente para expresar la historia y las transformaciones que ha vivido la civilización.
Pero la arquitectura es también el escenario del presente pues se utiliza para desarrollar la vida diaria; una ciudad que intente ser solo una expresión del pasado dejará de ser una realidad urbana viva y se convertirá en un museo ambulante, reflexiona el investigador Carlos Recio Dávila.
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“Lo que debe mantenerse es el aspecto esencial que nos da identidad, en este caso es el uso del adobe en la arquitectura y también el ladrillo hacia el final del siglo XIX”, explicó.
Por otro lado apuntó que en la ciudad se han destruido decenas de edificios emblemáticos, algunos por nombrar son el Hotel y Banco de Coahuila, la casa de Anita López, cerca de la Alameda y todas las casas que eran los chalet de extranjeros en los años 60’s; “y esto es también una gravísima pérdida de la identidad pues ya no existe aquel Saltillo Histórico”, expresa
Lo que sí existe, dice Recio, es un Centro Histórico con escenografía fingida pues si se compara con una piel humana, ha estado injertada incluso con los edificios que han sido disfrazados de antiguos, como los que hoy están cubiertos de cantera rosa.
“Lo que ha sucedido es que las autoridades han creado una especie de escenografía fingida que no aporta mucho a la identidad colectiva y de ahí la importancia de rescatar el patrimonio arquitectónico.
“El gran problema es que se requiere de la voluntad política para poder rescatar el patrimonio, pero también necesitamos de la conciencia ciudadana; si no funciona ninguna de esas partes entonces tendremos una mesa a la que le falta una pata y así no se puede sostener”, reflexionó.