Arteaga: Tuvo Movimiento de Renovación Carismática su retiro de varones
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Fue en contacto directo con la naturaleza, lejos del ruido y la tecnología que el pasado fin de semana se llevó a cabo el retiro para varones que año con año organiza la Diócesis de Saltillo, en colaboración con el Movimiento de Renovación Carismática.
El encuentro, cuya convocatoria tuvo en un principio poca respuesta, logró congregar a 90 hombres de todas las edades en el paisaje serrano del ejido Huachichil, de Arteaga.
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“Fueron los varones que tenían que estar y que el Señor quería que estuvieran”, dijo David Aranda, coordinador diocesano de la Renovación Carismática.
Un ambiente que, sin duda, fue propicio para la oración, los cantos, las alabanzas y la reflexión, sobre la historia y el camino hasta ahora andado en la vida de los participantes.
La invitación era exclusivamente para varones mayores de edad, pero al llamado acudieron incluso padres con sus hijos adolescentes, ávidos de vivir la experiencia.
“Y qué bonita experiencia que como padre e hijo pudieron vivir, experiencia en donde el perdón se derramó en gran medida. El amor de Dios prevaleció”.
La figura del señor San José, el carpintero, el padre de Jesús, el castísimo esposo de la Virgen María, se tomó como el modelo a imitar para todos los hombres que tomaron parte en esta clausura.
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“Resaltamos las virtudes que como varones todos tenemos y que solo es cuestión de trabajar. A veces por desconocer o por muchos factores que se presentan se inclina uno a cosas que no son de provecho”, declaró Aranda.
DIERON UN PAR DE PRÉDICAS
El retiro se coronó con la presencia de dos predicadores: el sacerdote Vicente Eliamar y el hermano Diego, de los Discípulos de Jesús, quienes dictaron ponencias enfocadas a sanar las heridas de la infancia, resaltar el valor de la mujer, mismas que fueron un exhorto a la fe y a la conversión.
“Aquello que como varones nos afecta... Reconocer todas esas ocasiones en las que, por ignorancia o desesperación, nos llevan a abrir puertas al enemigo. Fue renunciar al pecado y al mal...”.
Durante el campamento hubo también dinámicas que favorecieron la integración de los varones asistentes, y la meditación sobre su espiritualidad personal.
“Actividades que nos ayudan a reflexionar en el diario vivir, detalles tan simples de cómo podemos ser cada vez mejores varones”.
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En el lugar no había luz, solo el agua indispensable para las necesidades básicas y la energía eléctrica suficiente para hacer sonar los instrumentos del ministerio de música.
“Para ellos fue una experiencia muy enriquecedora, desde poder estar en la naturaleza, también creación de Dios para todos nosotros, nuestra casa común, y poder vivir alejados del ruido, la tecnologías...”, subrayó David Aranda.
LLUVIOSA DESPEDIDA
El cierre del retiro, en el que desde luego no faltó la lluvia en forma de bendición, fue una misa en el templo de San Francisco de Asís donde los varones serían recibidos por sus familias.
“Primeramente Dios todo esto tiene un seguimiento que se les va a dar de seis meses. El retiro fue simplemente el iniciar un caminar. Esperamos que todos los varones perseveren...”.