En Múzquiz hay ‘ángeles’ que cuidan de los perritos callejeros
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Preocupados por la proliferación de lomitos sin dueño, voluntarios se han dado a la tarea de crear un refugio temporal donde se encargan de alimentarlos, desparasitarlos, vacunarlos y esterilizarlos
MÚZQUIZ, COAH.- Tras más de 25 años lejos de su tierra natal, Adriana Rodríguez regresó a Múzquiz con nostalgia y la esperanza de reencontrarse con su pasado. Sin embargo, lo que encontró al volver la dejó profundamente impactada: una crisis de animales callejeros que refleja una situación preocupante para la comunidad.
“Las calles están saturadas de perritos callejeros”, comenta con tristeza. “Lo alarmante no es solo la cantidad, sino las condiciones en las que viven: hambre, maltrato y un grave riesgo para la salud pública”, señala la coahuilense, preocupada por los efectos que esta situación tiene en la higiene y seguridad del municipio.
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Según datos de la Secretaría de Salud de Coahuila, el estado enfrenta un problema grave: más de un millón 400 mil perros viven en situación de calle, mientras que alrededor de 700 mil tienen un hogar. Frente a este panorama, Adriana decidió involucrarse en la búsqueda de soluciones.
EL ‘RINCÓN DE LA PERRUCHI’: UN REFUGIO DE ESPERANZA
Durante su proceso de adaptación, Adriana conoció el trabajo de la doctora Lupita, una mujer que desde hace siete años ha dedicado su vida a mejorar la situación de los animales abandonados. A través del “Rincón de la Perruchi”, Lupita ha creado un refugio temporal para 35 perros, donde ella y un grupo de voluntarios se encargan de alimentarlos, desparasitarlos, vacunarlos y esterilizarlos.
Este espacio no solo ofrece un techo y cuidado médico, sino también una conexión especial entre los voluntarios y los animales. La misión es clara: brindar amor y una segunda oportunidad a aquellos perros que han conocido solo el abandono.
“Me llenó de fe ver cómo, a pesar de las dificultades, estas personas han logrado cambiar la vida de tantos animales y también de algunas personas”, reflexiona Adriana. “Es una labor titánica, pero Lupita y su equipo no se detienen. Llevan siete años trabajando sin descanso y ahora quieren llevar este esfuerzo al siguiente nivel”, añadió.
EL SIGUIENTE PASO: FUNDACIÓN ‘HUELLITAS CON CAUSA MÚZQUIZ’
Ese “siguiente nivel” al que se refiere Adriana se materializa en un ambicioso proyecto: la creación de la Fundación Huellitas con Causa Múzquiz. El objetivo de formalizar esta iniciativa es acceder a programas y fondos que permitan ampliar las esterilizaciones y mejorar los cuidados que se brindan a los animales, dejando de depender exclusivamente de los recursos personales que hasta ahora han sostenido la labor.
“Queremos que esta fundación no solo nos permita continuar, sino mejorar lo que ya hacemos. La falta de recursos no puede ser un obstáculo para seguir ayudando a estos animales que tanto lo necesitan”, enfatiza Adriana, quien ha decidido sumarse al proyecto y contribuir a su consolidación.
META DE RECAUDACIÓN: 80 MIL PESOS PARA UN CAMBIO DURADERO
Con el fin de concretar este sueño, Adriana lanzó una campaña de recaudación de fondos con una meta inicial de 80 mil pesos. Confía en que, con la colaboración de la comunidad y el esfuerzo del equipo, el futuro de muchos animales callejeros podría cambiar para siempre.
“Sabemos que la tarea es grande, pero también creemos que con el compromiso de todos podemos marcar una diferencia real. Cualquier persona que quiera apoyar puede hacerlo con aportaciones desde 100 pesos”, destacó Adriana, quien se muestra optimista ante la respuesta que puedan obtener.
La Fundación Huellitas con Causa busca ser un modelo de cambio en Múzquiz, ofreciendo una solución sostenible y a largo plazo para el problema de los perros en situación de calle. Con esta iniciativa, no solo se espera mejorar la calidad de vida de los perros callejeros, sino también contribuir a una comunidad más segura y saludable.
Adriana Rodríguez, la doctora Lupita y su equipo están convencidos de que el amor y la solidaridad pueden transformar vidas, tanto humanas como animales. La esperanza es que, con el apoyo de la sociedad, este proyecto logre convertirse en un faro de esperanza para los más vulnerables.