‘Guadiana fue un fuera de serie; siempre lo distinguió su disciplina e inteligencia natural

Como un hombre dicharachero, pachanguero, que sabía disfrutar la comida y la bebida –todo con medida–, la música popular norteña y la convivencia con amistades, y sobre todo como un hombre trabajador y disciplinado desde su época estudiantil, que le valieron convertirse en un empresario exitoso, así será recordado Armando Guadiana Tijerina, quien venció adversidades económicas para salir adelante.

Manuel Gilberto Ramos Mercado, amigo desde la adolescencia del político, agricultor, empresario taurino y promotor deportivo, recordó que se conocieron en una escuela secundaria federal del poblado del mineral de Agujita, municipio de Sabinas, a principios de los sesentas y desde entonces se destacó como un gran estudiante, que siempre obtenía los primeros lugares en aprovechamiento escolar.

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Con el tiempo, ambos se inscribieron en el Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de Monterrey, donde Armando Guadiana se ganó la oportunidad de cursar la carrera de Ingeniería Civil al obtener una beca por su alto promedio en calificaciones.

“Como era becado hacía labores en el Tec, desde ayudar en el comedor, pero luego luego lo sacaron porque era muy bueno para matemáticas, probabilidades y estudio de cálculo y lo pusieron a dar clases siendo estudiante en el mismo Tec y también fue el prefecto de los internos. Siempre fue muy destacado en su situación académica”, recordó.

Siempre lo distinguió su disciplina y su inteligencia natural. “Era un hombre fuera de serie. Era de familia humilde, hijo de un señor que trabajó en la minería, pero fue muy disciplinado y destacado siempre, luego se graduó en Ingeniería Civil con el más alto promedio, con honores, luego sacó la maestría con números académicos muy destacados”.

Lo recordó Ramos Mercado como muy buen amigo y bueno para la pachanga. Dijo que recién graduado llegó a Saltillo y el gobernador Eulalio Gutiérrez le dio chamba de director y luego empezó sus negocios.

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“Empezó a trabajar con el gobierno, posteriormente empezó a poner negocios, era muy emprendedor, empezó a hacer negocios con computadoras, daba servicio al Estado de hacer los cobros de agua potable a través de sistemas, ya no era manual”, comentó.

Después se dedicó a las minas de carbón y posteriormente a minas de yeso en Baja California. Allá hizo un puerto, dijo Ramos Mercado y se asoció con norteamericanos que eran los productores más grandes. “El yeso lo transformaban en Sheet Rock, que ponen los gringos en las paredes y él exportaba mucho yeso. Posteriormente siguió en las minas de Zacatecas”.

Recordó que Guadiana compró ranchos ganaderos y criaderos de toros de lidia, de los mejores que hay. También fue un promotor del deporte con los Saraperos de Saltillo e impulsó el futbol soccer.

“Sé que tenía negocios grandes, no sé a qué le llamen fortuna, pero era un empresario que tenía negocios muy rentables que él hizo de la nada, muy exitosos. Era muy inteligente, un hombre fuera de serie. ¿Suerte? Suerte el que se saca la lotería, que chin... iba a cobrar billetes de lotería, fue trabajo, puro esfuerzo”.

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“Tenía una inteligencia muy grande, inteligencia que se mide a través de ejercicios escritos, verbales; aparte tenía una inteligencia emocional, que es cómo tratar con la gente, era un tipo muy sencillo, muy del pueblo, entonces caía bien, era una persona fuera de serie, siempre muy destacada, donde entraba dominaba, llevaba la batuta”.

Le gustaba mucho la música, disfrutaba cantar música norteña popular, se sabía todas las canciones de Cornelio Reyna, el dueto Miseria y otros grupos más. Y era muy bueno para cantar, hacía fiestas, “era otra onda”. Además, sabía disfrutar la comida y la bebida, no tomaba tanto, pero era un tipazo, recuerda. “Era muy buen amigo, me dolió mucho (su deceso)”, concluyó.