Ignacio Zaragoza y sus 127 años ‘viviendo’ en la Alameda de Saltillo
El militar que fue clave en la Batalla de Puebla, fue inmortalizado en la capital coahuilense con una escultura a manos de Jesús Fructuoso Contreras
El nombre de “Alameda Zaragoza”, rinde homenaje al personaje que desde hace 127 años ‘vive’ en el centro de este parque público ubicado en el centro de Saltillo.
El militar Ignacio Zaragoza monta a caballo en la rotonda principal de la Alameda. Unos metros hacia el poniente lo acompaña Miguel Hidalgo, de pie y mirando el horizonte. Hacia el oriente, la Fuente de las Ranas.
¿Alguna vez te has detenido a observar el detalle de la escultura elaborada por Jesús Fructuoso Contreras? Esta es su historia.
El 5 de mayo de 1897, en la capital coahuilense se colocó la escultura de Ignacio Zaragoza cuando la Alameda entonces era llamada “Jardín Porfírio Díaz”.
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Este acto que rindió honores ocurrió 35 años después del fallecimiento de Zaragoza, quien nació el 24 de marzo de 1829 en Espíritu Santo, territorio que pertenecía al estado de Coahuila y Texas.
Ignacio estudió en Matamoros y Monterrey, luego ingresó a las Guardias Nacionales con el grado de sargento.
Comandó tropas en la Guerra de Reforma (1857-1861) y fungió como Ministro de Guerra durante la Intervención Francesa, donde se dio una de sus participaciones más destacadas al tomar el mando del Ejército de Oriente con el que derrotó a los invasores en Puebla, durante la conocida “Batalla del 5 de mayo”, en 1862.
Sin embargo, ese año que representó victoria para Zaragoza, también significó su muerte cuatro meses y cuatro días más tarde de su triunfo en Puebla. El militar no perdió la vida en campo, sino en cama el 9 de septiembre a causa de la tifoidea.
Cuando Zaragoza pereció, Benito Juárez era presidente de México y fue él quien decretó horas fúnebres en todo el país en honor al militar.
Además, lo declaró “Benemérito de la Patria en grado de heroico” y le dio su nombre a la capital poblana, para que esta se llamara de manera oficial “Puebla de Zaragoza”. Sus restos se encuentran en el panteón de San Fernando, en la capital del país.
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LA ESCULTURA
Los años siguientes también fueron de honores para Zaragoza, a finales del siglo XIX se instaló su estatua ecuestre en Saltillo. Aquella petición la hizo el entonces gobernador de Coahuila, José María Garza Galán (1886-1893).
El escultor designado para la labor fue uno de los más reconocidos en México, el oriundo de Aguascalientes, Jesús Fructuoso Contreras (1866), a quien a pesar de su talento y cercanía con el presidente Porfirio Díaz, se le levantaron reclamos y una demanda debido al retraso que presentó en la entrega de la obra.
Fructuoso también es el autor del monumento en memoria de Manuel Acuña, localizado en la plaza que lleva el nombre del poeta frente al Teatro García Carrillo, en el Centro Histórico de la ciudad.
Por esta obra, el escultor se hizo acreedor a una medalla de oro en la Exposición Universal de París. Y como parte de su trabajo también destaca una veintena de esculturas distribuidas a lo largo de Paseo de la Reforma en la Ciudad de México.
LA POSTAL
Siendo la escultura de Zaragoza uno de los iconos de la Alameda, esta no pasó desapercibida ante el lente de un amante de captar espacios públicos a través de la fotografía en el siglo XX: Alejandro Víctor Carmona Flores.
Carmona nació el 7 de marzo de 1890, y fue entre 1920 y 1927 cuando tomó la fotografía del monumento a Zaragoza. En esta sección de Historias de Saltillo hemos platicado que Alejandro era de oficio relojero y que en la fotografía encontró el que sería su segundo empleo, además de vender postales con las fotos que él mismo tomó.
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Una de esas postales contiene la imagen del monumento a Zaragoza. Se trata de un artículo con bordes blanco y negro con medias de 9x14 centímetros. En el reverso de la tarjeta hay un sello con fecha del 3 de febrero de 1927, misma que se cree que corresponde a cuando esa tarjeta fue donada a la Sociedad Científica Antonio Alzate.
Como la escultura de Ignacio Zaragoza, en Saltillo hay decenas más que ameritan contar su historia y sus detalles. En nuestras próximas ediciones, platicaremos sobre algunos casos, como los leones que de tanto en tanto se pasean por la calle Guadalupe Victoria.
*Con información de Carlos Recio, Arturo Berrueto, Archivo Municipal de Saltillo, Instituto de Investigaciones Históricas de la UNAM, Secretaría de la Defensa Nacional, Comisión Nacional de Derechos Humanos.
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