Los inmuebles más antiguos del Centro Histórico de Saltillo; algunos podrían alcanzar 300 años
Alrededor de la Plaza de Armas comenzaron a instalarse las primeras casas, de las cuales, de acuerdo a expertos, habrían cumplido los 300 años de existencia al menos en algunos de sus muros
Si bien no existen actualmente las primeras edificaciones de la fundación de Saltillo, en el Centro Histórico aún se pueden apreciar los inmuebles que se construyeron desde el siglo XVIII, hasta donde se conoce, los más antiguos.
Hay elementos para determinar que corresponden a ese siglo, lo cierto es que expertos consultados por VANGUARDIA afirman no solo que es complicado tener la fecha exacta de algunas las construcciones sino que además varían en sus etapas constructivas.
El arquitecto Marco Flores Verzduzco, académico de la Universidad Autónoma de Coahuila y quien ocupó en varias administraciones la subdirección del Centro Histórico e Imagen Urbana, mencionó que es importante contextualizar por qué en Saltillo -y en general en el norte de México- no se conservan edificaciones anteriores a ese siglo.
Su colega Arturo Villarreal Reyes, también académico e investigador de la UAdeC, coincidió en que es complicado hablar de inmuebles muy antiguos pues hay edificaciones con muros que se conservan desde el siglo XVI.
Flores explicó que se debe principalmente a dos factores, el económico y el sistema constructivo. “Cuando se empiezan a hacer los primeros asentamientos empieza a haber arquitectura muy modesta que con el tiempo se fue modificando”, mencionó.
Respecto al sistema constructivo, detalló que en Saltillo se construía básicamente con tierra, por lo que su periodo de vida fue relativamente más corto que otros materiales como piedra utilizados en el centro y sur del país.
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“Eso también ha provocado que las construcciones se deterioren más rápido o se quieran modificar más rápido. Por eso hay pocas evidencias”, mencionó.
En ese sentido, declaró que las construcciones más antiguas están “del lado español” y alrededor de la Plaza de Armas al corresponder en la época colonial a un modo “concéntrico”.
Es decir que a partir de una plaza principal se desarrollan los dos poderes principales que son el político y el religioso -representados hoy por la Catedral de Saltillo y el Palacio de Gobierno- y a partir de ahí las casas de mayor jerarquía económica.
LAS MÁS ANTIGUAS
Es entonces que las primeras edificaciones de la ciudad se concentraron alrededor de la Plaza de Armas, la casa donde hoy está la sede de la Academia Interamericana de Derechos Humanos, la casa donde hoy está la Facultad de Ciencias Sociales y la casa que hoy ocupa el restaurante Villa de Santiago.
Además, la casa ubicada en Hidalgo 227 -hoy restaurante Montero-, el Recinto de Juárez, el Centro Cultural Vito Alessio Robles y donde hoy se encuentra el bar La Pulcata del Marqués de Aguayo.
Flores Verduzco explicó que hay elementos en la construcción que perduraron desde el siglo XVI hasta avanzado el XX como los muros de adobe y los techos de madera, lo que complica saber la antigüedad de ciertos edificios.
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No obstante, también explicó que hay elementos que permiten conocer que se trata del siglo XVIII en su estilo barroco, como el tipo de herrería -troquelada, es decir hecha a base de golpes- tanto en las ventanas como en los remaches de las puertas.
En ese sentido, tanto Flores como Villarreal coincidieron en señalar que las puertas de madera, sus bisagras y detalles de herrería tanto de la Catedral de Santiago, del Recinto de Juárez, de la Pulcata del Marqués de Aguayo y de la Casa Montero -que daba al corral- no solo permiten saber su fecha, sino que son las puertas originales más antiguas de la ciudad.
CATEDRAL TIENE TRES BARROCOS Y NO TENÍA TORRE
Ambos arquitectos explicaron que hubo una primera iglesia donde hoy se ubica la Catedral de Santiago, misma que se utilizó mientras se construía la Capilla de Santo Cristo.
De acuerdo a Villarreal, “es muy posible” de acuerdo a investigaciones de Carla Bargellini -autora de ‘La Catedral de Saltillo y sus Imágenes’, que la inauguración de la Capilla sea cercana a la década de 1720, pues en aquel entonces hubo una visita del Obispo de Guadalajara y es el único que podía autorizar la construcción de templos.
“Entonces la primera piedra debió ponerse hacia 1728 y debió concluirse para 1762. Cuando se abre se esperan dos años para que llegase un retablo desde la Ciudad de México. En ese momento Santo Cristo toma las funciones parroquiales”, mencionó Villarreal.
Ante lo anterior, la primera iglesia se demolió para dar lugar a la que a la postre es la Catedral de Santiago, misma que se comenzó a construir en 1745 y se terminó hacia el año 1800, aunque la torre que hoy se conoce tardó casi otros cien años en quedar como se conoce actualmente.
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El también arquitecto Alejandro Romero, realizó una representación en 3D de las etapas de la Plaza de Armas como parte de su tesis “Estudio Infográfico de la Evolución de la Plaza de Armas de Saltillo y su entorno arquitectónico”. En ella se aprecia para 1770, la Catedral de Santiago ya construida aunque sin la torre de campanario actual.
“Cuando se termina la Catedral, el plan era demoler la Capilla de Santo Cristo, pero resulta que era tanta la devoción que se le tiene que deciden no demolerla. Por eso tenemos dos capillas y se deja tal cual”, explicó Flores.
El académico además explicó que conforme se iban construyendo, se adoptaban los estilos de construcción que estaban de moda, derivando en tres diferentes en la fachada del templo.
“La Capilla del Santo Cristo tiene un barroco sobrio. Se aprecia en los almohadillones en las dos jambas. La fachada de la eventual Catedral tiene barroco salomónico y barroco estípite”, explicó Flores.
Añadió que el templo no fue Catedral hasta el siglo XX cuando dejó de pertenecer a la Diócesis de Linares que en ese momento tenía la jurisdicción también de Coahuila.
COMIENZA LA PRIVACIDAD EN HIDALGO
Respecto a la casa de Montero ubicada en Hidalgo al lado del Museo de la Revolución, Arturo Villarreal escribió todo un libro titulado ‘Las Rosas de Mrs Chambers’.
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Para VANGUARDIA, explicó la peculiaridad de que la casa tiene una puerta que daba hacia lo que entonces era un corral -hoy un jardín de eventos- donde documentos históricos afirman que hubo una pila de agua.
Agregó que la puerta, particular en toda la región por su fabricación, es claro indicio del inicio de la preocupación por la higiene y la privacidad en las casas de Saltillo.
“Por primera vez documentado, higiene y vida privada en Saltillo. En esta casa”, puntualizó.
Además mencionó que “es muy probable” que los muros frontales de la casa pertenezan al siglo XVII, aunque hasta el momento no hay forma de comprobarlo. Añadió que la viguería del inmueble se remodeló en noviembre de 1823, es decir que está a punto de cumplir 200 años.
RECINTO DE JUÁREZ DE LAS PRIMERAS CASAS
Tanto Flores Verduzco como Villarreal Reyes coincidieron en que es posible que El Recinto de Juárez sea una de las primeras casas en toda la historia de Saltillo.
Un folleto que se entrega en el sitio, explica que corresponde a varias etapas construidas que comienzan desde el siglo XVII, teniendo por muchos años su acceso por la calle de Nicolás Bravo.
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Villarreal detalló que de acuerdo a documentos del Archivo Municipal, existe un plano de 1715 donde se exhibe que dicha puerta sobre Bravo ya existía, por lo que es probable que todo el edificio sea de finales del siglo XVII.
Destacó que el recinto perdió la viguería original aunque conserva la puerta de madera en la entrada que adoptó en el siglo XVIII sobre la que ahora es calle de Juárez.
Fue a finales de 1863 que ante el avance de las tropas invasoras norteamericanas sobre el centro del país, la familia del presidente Benito Juárez arribó a Saltillo hospedándose en esa casa. Allí pasaron el año nuevo y el mandatario llegó a la capital de Coahuila hacia el 9 de enero siguiente.
Sin embargo, entonces Coahuila no era un estado independiente, sino que estaba anexado a Nuevo León. El 26 de febrero de 1864, los saltillenses fueron testigos de la decisión de regresarle la soberanía a la entidad coahuilense.
Desde entonces se llama Coahuila “de Zaragoza” en honor al general coahuiltejano Ignacio Zaragoza, líder vencedor de la Batalla de Puebla el 5 de mayo, dos años antes.
Según el tríptico del lugar, unos años después la casa se convirtió en el Hotel Filipolita, en una escuela para niñas y finalmente la ocupó el Obispado de Saltillo.
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Desde 1977, al crearse el Colegio Coahuilense de Investigaciones Históricas, se convirtió en el Recinto de Juárez, mismo que alberga el auditorio Juan Antonio de la Fuente, la Sala Familia Juárez-Maza, la Biblioteca Jesús Alfonso Arreola Pérez y la Sala de Honor.
FALTAN PROCESOS DE CONSERVACIÓN
Flores Verduzco puntualizó que actualmente en Saltillo, los edificios mencionados están protegidos por instituciones como el Instituto Nacional de Antropología e Historia debido a su antigüedad, aunque no hay un proyecto de conservación.
“Legalmente hay casas que están dentro de un polígono o registro tanto del Centro Histórico como del INAH. Pero no hay un proceso de conservación porque no hay un programa como tal, depende 100 por ciento de los propietarios”, agregó.
Explicó que el hecho de que se deje la intervención de los inmuebles a consideración de los dueños provoca que los mismos dejen caer o maltratarse las casas como ocurre con muchas en el Centro Histórico.
En ese sentido, aclaró que una de las estrategias actuales es permitir los cambios de uso de suelo de habitacionales a mixtos o comerciales para que se pueda invertir en los inmuebles.
“Ahí es un tema muy polémico porque hay gente que puede decir ‘si es habitación, no le metas un bar’. La otra posición es que si se mete el bar, el hotel o el restaurante, garantizas que ese edificio se mantenga”, declaró.
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Además mencionó que la ley de protección a los inmuebles permite hacer modificaciones a las casas siempre y cuando se puedan volver a revertir a las originales.
Puso como ejemplo Montero en la calle de Hidalgo, que tiene una puerta de cristal en su fachada, pues cuando se remodeló ya no se conservaba la original. Por el contrario, sí se pidió dejar la puerta que da al traspatio pues es la correspondiente al siglo XVIII.
