Mujer saltillense casi pierde la vida tras lipo por tratamiento con enfermeras ‘patito’

Coahuila
/ 9 junio 2024

Itzel es una joven que fue víctima de malas prácticas postoperatorias, le cobraron 7 mil pesos por mensajes linfáticos y la pusieron en riesgo. Por ello, tuvo que regresar al quirófano y soportar intensos dolores

Itzel es una joven saltillense que este año se sometió a una cirugía estética en Monterrey. Aunque el procedimiento fue exitoso, sufrió hinchazón, dolor intenso y estuvo en peligro por mal procedimiento postoperatorio en Saltillo.

“Yo pensaba que esto me pasaba porque andaba desafiando a Dios. No había un día que no llorara, aún no lo supero, todavía lo platico y lloro. Es como si lo estuviera viviendo de nuevo, el verme herida y que se me salían los hilos de la cosida por dentro, el dolor de que me tallaban la herida y ver pozos en mi piel”, indicó en entrevista para VANGUARDIA.

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El caso de Itzel no es un caso aislado ni en Saltillo ni en México. El año pasado se registró un caso grave: los reflectores acapararon la atención internacional por la muerte de la influencer Magnolia Morales, de 29 años, quien falleció a causa de malas prácticas durante sus cirugías para bajar de peso.

México ocupa el tercer lugar en la realización de cirugías estéticas, después de Estados Unidos y Brasil. Estadísticas de asociaciones nacionales indican que al año se realizan un promedio de un millón de intervenciones.

Estas cirugías estéticas suelen realizarse para moldear el cuerpo, es decir, en su mayoría no son procedimientos para salir de la obesidad.

Itzel, quien es una joven delgada, relata que la mayoría de sus amigas se han sometido a intervenciones: arreglo de nariz, busto, cintura, entre otros.

$!La joven relata cómo el dolor y las complicaciones la afectaron emocionalmente durante su recuperación.

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Aunque en Saltillo hay cirujanos, ella decidió operarse en Monterrey porque en el vecino estado hay mayor control por parte de la Secretaría de Salud.

Relató que, desde que ingresó al lugar, le llamó la atención que los permisos para operar están a la vista, el personal de apoyo son enfermeras y, entre pláticas, le han comentado que realizan capacitaciones y actualizaciones periódicas en Colombia.

Itzel se operó el 6 de febrero, se realizó una abdominoplastia y levantamiento de pechos, nalgas, moldeado de cadera y piernas. Al día siguiente salió de la clínica con una faja, como parte de la recuperación, contrató a una persona para la realización de masajes.

Este masaje es importante para acelerar la reabsorción y se debe de drenar el líquido que se acumula, pues de no realizarse los masajes, hay acumulación, hinchazón y provoca problemas de salud que ponen en riesgo la vida.

Para evitar ir todos los días a la clínica, contrató a una masajista en Saltillo que indicaba que estaba certificada. A meses de este hecho, indica que nunca vio esta certificación y el costo fue de 7 mil pesos por diez masajes, cuando en Monterrey es de 3 mil 500.

“Te dejan como un tubito, un puerto en medio de las dos pompis y ese puerto se tiene que abrir con unas pinzas esterilizadas y te sacan toda el agua con el masaje, pero casi no salía nada. Lo que sientes es un ardor, como fuego por dentro. En mi caso también en los brazos porque se puede hacer fibrosis que son como bolas duras que te quedan en la piel, entonces, por eso es muy importante realizarse los masajes después de la cirugía”.

Sin embargo, las personas que realizaban los masajes no lo hacían de cuerpo completo. “Yo pensaba que estaban bien, porque no sabía en realidad cómo era lo correcto y confié”.

Al realizar mal el masaje, se empezó a hinchar y la persona que realizaba este procedimiento trató de sacar el líquido con una jeringa, lo que no debe hacerse.

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“Cuando me empezó a meter las jeringas, yo le dije al doctor, porque todos los días me pedía fotos de cómo iba”.

A días de realizar los masajes, Itzel fue con el médico y la vio muy lastimada del cuerpo. “Se me botó un punto y de ahí empezó todo mi dolor, me tuvieron que volver a abrir y fue cuando empezó a salir el agua”.

Cada día, durante tres meses, Itzel tuvo que viajar a Monterrey para que le realizaran procedimientos postoperatorios. Además, tuvo que contratar a una enfermera para que acudiera a su casa dos veces al día y realizara curaciones.

“Aquí las autoridades no realizan revisiones ni nada a las personas que venden estos paquetes, por eso hacen lo que quieren. Allá (Monterrey) están más regulados”, comentó.

“Yo estaba confiada en Saltillo, porque tú le pagas a alguien y estás confiada de que sabe hacer las cosas”, indicó indignada al ver que personas sin certificación se promueven en medios de comunicación y redes sociales sin que las autoridades los obliguen a presentar acreditación para validar la legalidad de sus servicios.

Por su parte, fuentes de la Secretaría de Salud en Coahuila señalaron que cuentan con una lista de establecimientos y clínicas certificadas. Recomendó a las personas que, antes de contratar servicios estéticos, revisen que cuenten con permisos oficiales.

Itzel está en espera de una nueva cirugía, pero accedió a platicar su caso para alertar a las personas que van a someterse a una cirugía estética a que revisen, verifiquen y cuestionen. Advierte que en Saltillo ha incrementado el número de personas que ofrecen servicios de masajes u otros procedimientos estéticos y no están certificados.

En este texto se omite el nombre real de la víctima y de la persona que realizó la negligencia para evitar que la joven tenga problemas legales.

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