Vecinos del sector aseguran que el arroyo es una fuente de infección porque su caudal lleva residuos del Rastro Municipal; el agua está llena de basura y en ella se pueden encontrar hasta colchones y sillones
Al sur de Saltillo, dos vados naturales del arroyo “La Encantada” se han convertido en pasos peatonales y vehiculares para llegar a colonias como Mario Ortiz Rodríguez y Nueva Jerusalén.
Por ellos corre agua. El caudal aumenta cuando se registra lluvia y la constante humedad sobre el camino ya ha causado estragos. Profundos baches y grietas que han quedado bajo el agua cortan la circulación vehicular que es constante.
Luis Carrera, vecino del sector, relató a VANGUARDIA que el fétido aroma que despiden las aguas del arroyo proviene de los desperdicios del Rastro Municipal que se vierten al caudal.
“Es un foco de infección”, aseguró. “Cuando uno pasa y se moja los zapatos, pues se lleva toda esa suciedad hasta sus casas, o a donde vaya, ¿verdad?”. El olor, dijo, se intensifica en ciertos días y cuando la temperatura es calurosa.
IMPROVISAN PUENTE
Luis Carrera, junto a cuatro miembros más del grupo “Guerreros de Dios”, que ayuda a jóvenes con adicciones a salir de ellas, fabricaron un puente peatonal en minutos, con tablones de madera y bloques, para que la peregrinación de la iglesia San Francisco de Asís de la colonia 23 de Noviembre pudiera cruzar y llevar oraciones hasta el panteón de Puente Moreno.
Para acá viene mucha gente, pero estamos olvidados. Las autoridades solo vienen cuando buscan el voto”.
El vado aún no es intransitable; los vehículos compactos o tipo sedán deben cruzar con cuidado por las orillas. En medio, el hundimiento hace que el piso de este tipo de autos quede por debajo del agua y que, con el peso, se atoren buscando la salida. Las motocicletas cruzan, pero sus conductores saben que terminarán mojados hasta las pantorrillas.
En el sitio hay marcas técnicas, como sugiriendo la posibilidad de que se realice una obra de ingeniería civil. Metros adelante también hay cilindros de concreto abandonados y las personas cercanas al lugar desconocen si alguna autoridad, municipal o estatal, va a ejecutar allí un proyecto.
Kilómetros al norte, se llega al vado que conecta la colonia Australia con la Nueva Jerusalén; ahí el pavimento hidráulico ya presenta estragos, baches, no solo en el paso, sino en ambos sentidos de la calle, pues es un descenso natural del agua.
Este vado cuenta con una pequeña banqueta y un barandal. Del lado sur, dicho barandal sirve para retener maleza, lodo, basura y hasta muebles que viajan con el caudal del arroyo.
Del lado norte, hay profundidad. Ahí, la basura es incuantificable. Hay sillones, colchones y aparatos electrónicos. “¿Sabía usted que en las orillas de los arroyos viven los adictos?”, cuestionó José Luis Carrera. “Todas esas partes de televisores, licuadoras, aparatos eléctricos, son los robos que los adictos hacen. Les sacan el cobre y tiran lo que no les sirve al arroyo”.
‘CADA QUIÉN DEBE HACER SU PARTE’
Consideró que la responsabilidad de las autoridades es construir un buen puente en el sitio, pero dijo que la comunidad también debe aportar cultura e higiene y no tirar sus desechos al arroyo.
“Yo soy soldador. A mí que el gobierno me dé los materiales, yo les hago los puentes, aquí y el del Puente Moreno”, aseguró el habitante del sector, quien dijo que las mejoras viales en ambos puntos son necesarias. “Para acá viene mucha gente, pero estamos olvidados. Las autoridades solo vienen cuando buscan el voto”.