Saltillo: siguen sin medicamentos ni atención médica en la Clínica del Magisterio
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La maestra Rosa Elba Vargas Covarrubias denunció ante VANGUARDIA que desde hace más de dos meses, en la Clínica del Magisterio no ha recibido el medicamento completo que requiere para atender sus padecimientos y los de su hija, Azul Vicuña Vargas.
“Padezco fibromialgia, glaucoma, osteoporosis, hipertiroidismo, otra enfermedad que me acaban de detectar en otorrinolaringología, principios de artritis. Son varias enfermedades las que tengo y por esa situación me pensionaron en el 2015. Desde entonces debo tener atención médica porque casi fue obligatorio que tuve que firmar mi pensión. Tengo 57 años y tuve que retirarme de dar clases frente a grupo porque se volvió muy peligroso para mí, sufría caídas y me dijeron que ponía en riesgo a los estudiantes”, expuso.
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NO HAY MEDICAMENTOS
Señaló que pese a que fue obligada a firmar su pensión, no está recibiendo la atención médica que requiere aunque le habían asegurado que “al pensionarse tendría una mejor calidad de vida y no la estoy teniendo ahorita. Me estoy desgastando porque no me dan mis medicamentos en tiempo y forma, aún cuando tengo una demanda en contra del servicio médico. Y ahora no soy yo la única enferma, también mi hija padece ansiedad y depresión”.
De acuerdo con la maestra, el suministro de los medicamentos empezó a tener complicaciones desde diciembre del año pasado y hasta ahora no se ha regularizado.
“En enero me surtieron la mitad de mis medicamentos, todos son controlados y son recetados mes con mes, pero no me han dado la mitad de lo que me falta. Metí la receta del mes de febrero y tampoco ha llegado, ahora ya va a ser turno de meter la receta de marzo y quiero saber qué va a pasar porque no tienen medicamento.
“En el hospital me dicen que no hay nada, ni siquiera el personal puede atenderme. El problema es que el Hospital no le está pagando al proveedor y esto no solo me afecta a mí sino a muchísimas personas. Yo me he aguantado porque no quería hacer corajes ya que me hace mucho daño, pero ahora no puedo quedarme callada, necesito mis medicamentos porque soy derechohabiente, pensionada, y porque me dijeron que tendría calidad de vida”, exigió la maestra.
COMPRAR EL MEDICAMENTO NO ES OPCIÓN
Para la paciente, comprar el medicamento no es una opción. Tan solo las gotas que requiere para tratar el glaucoma tienen un costo de entre 800 y 900 pesos, mientras que el medicamento que requiere su hija ronda los 6 mil pesos mensuales.
“Yo, como madre, prefiero comprarle a mi hija sus medicamentos. He tramitado ya un amparo para mi hija también porque no podemos estar así. La pensión es insuficiente, no me alcanza y también es muy abrumador e innecesario todas las vueltas que me hacen dar al Poder Judicial, porque para pedir los medicamentos tengo que ir con el abogado.
“Esta vez me hicieron una hoja de situación médica mal, tengo que estar yendo y viniendo y además exigirles ahí en el hospital, donde no hay ni una enfermera. La administradora se la pasa encerrada en su cubículo, la gente se está muriendo en las camillas, en urgencias. Ese lugar no es hospital”, mencionó la docente.