De cuando Saltillo vivía con olor a pólvora y se armaba como podía
Un denominador común tuvo la Revolución Mexicana a lo largo y ancho del país: los rebeldes se armaron con lo que tenían a mano.
Fue así que de inicio tomaron las armas clásicas con las que ganaderos y agricultores protegían sus propiedades de los depredadores humanos... y de los otros.
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Entre lo que disponían como armamento básico había revólveres Smith & Wesson; carabinas, escopetas y pistolas Colt; además de carabinas y rifles de cacería Winchester y pistolas Luger y Browning.
Esta variedad era legal, ya que la Constitución vigente en aquellos años, la de 1857, que en 1870 fue modificada, abría la opción a los mexicanos pudientes de hacerse de estas armas alemanas y estadounidenses, a precios que iban de los 10 a los 100 pesos, y que armerías mexicanas o proveedores autorizados ofertaban, incluso en el periódico.
Tras la promulgación de la Constitución de 1917 se hizo más estricta la regulación del uso de armas en el país, con el artículo 10; que permitía el porte de armas para seguridad y legítima defensa, dejando fueran las que usaba el Ejército y la Marina, y las que pudieran ocultarse en bolsillos: “ya que era común usarlas en pleitos y homicidios”.
Hoy se requiere permiso para tener bajos calibres solo en casa.
HABÍA EN SALTILLO ARMADOS Y PELIGROSOS
Por el determinante papel que nuestro estado jugó en la Revolución Mexicana, tuvo que padecer una estela de sangre y muerte y dio importante aporte al millón y medio de mexicanos que murieron en esta guerra civil.
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Los ejemplos abundan, como el de 1914, cuando luego de la derrota de las fuerzas federales en la Batalla de Paredón, el Ejército al mando de Joaquín Mass evacuó la ciudad, luego de saquear, destruir y asesinar y como colofón quemar el Casino de Saltillo, antes de que llegaran las fuerzas de Francisco Villa.
PARA QUE VALOREN LO QUE COSS HIZO
Queda también en el recuerdo la hazaña del general nacido en Ramos Arizpe, Francisco Coss.
Y es que si a algo le temían los revolucionarios era a los cañones, de los que el Saint-Chamond/Mondragón fue uno de los más utilizados. Este obús fue el resultado de la mejora al cañón francés que le hizo el general porfirista Manuel Mondragón, ya que podía disparar hasta 21 veces por minuto.
Otras temidas piezas de artillería fueron los cañones Bange, uno de los cuales lazó el general Francisco Coss y luego arrastró para abrir paso a sus tropas; lance en el que murieron sus compañeros y su caballo.
Y QUERÍAN UN MÉXICO MEJOR
Como bien lo asienta el dicho romano: “Si quieres la paz, prepárate para la guerra” y en épocas tan turbulentas como las primeras tres décadas de 1900 eso era de sentido común, por aquellos años se dio otro momento atroz, cuando el coahuilense Venustiano Carranza se distanció de las dos figuras revolucionarias más reverenciadas, Emiliano Zapata y Francisco Villa, esto en 1915.
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Fue Villa quien enfrentó al bando de Carranza en Ramos Arizpe, un choque decisivo entre las fuerzas convencionistas de Pancho Villa y las constitucionalistas.
Tras la batalla los villistas consiguieron numeroso armamento, además del dominio de Saltillo y el norte del país, aunque debieron abonar la tierra con innumerables muertos en una guerra fratricida, que inició para derrocar a un dictador, luego para reivindicar a los desposeídos, y acabó con un toma y daca de facciosos que jalaban cada uno para su lado y que lograrían alcanzar la “paz porfirista” hasta pasado 1930.
Como en aquel periodo se trataba de pacificar el país de la peor forma, como el Revólver Colt Single Action Army era uno de sus más persuasivos argumentos y como a esta arma la llamaban el “Peacemaker”, igual que el violento personaje de DC Comics; no está de más recordar lo que este suele decir para justificar lo que hace: “Valoro la paz con todo mi corazón. No importa cuántos hombres, mujeres o niños tenga que matar para conseguirla”.
Fue este ánimo bélico el que hizo que aquellos saltillenses de antaño se armaran como podían y dejaran un singular olor a pólvora que cada año recordamos.
DE LAS 10 ARMAS MÁS LETALES
1 Ametralladora Colt Browning Modelo 1895
La apodaban “Cosechadora de Patatas”, porque la versión de 1914 incluía un trípode bajo para disparar tumbado y la palanca del sistema de recarga podía “excavar” el suelo si era disparada desde una posición muy baja. Por su cadencia de disparo, 450 tiros por minuto, y la distancia que alcanzaba, 550 metros, era muy usada por el ejército porfirista, que adquirió 150. Las fuerzas villistas se hicieron de algunas a la mala y sus operadores, al verlas tan poderosas y letales, y porque tenían impresa en un costado la inscripción “Colt’s Machine Gun”, la empezaron a llamar “la machingón”.
2 Revólveres Colts 1878 y 1892
Un arma corta de acción doble, versátil y confiable que se usaba como complemento de los rifles de acción de palanca, porque usaban similares calibres de munición. Más caros y menos numerosos que los revólveres “pacemakers”, eran muy útiles para enfrentamientos a corta distancia, ya que tenían una mejor cadencia de tiro y no se tenían que amartillar de manera manual entre un disparo y otro.
3 Revólver Smith and Wesson Modelo 3
Tenía un mecanismo de disparo de acción sencilla y podía ser abastecido con calibres variados. En México se usó más con los calibres 38 Smith and Wesson y 44.40 Winchester. Era voluminoso, pesado, potente y tenía un mecanismo de recarga por quiebre de cañón, con un tambor para seis cartuchos.
4 Ametralladora Hotchkiss M1900
Fue un arma larga automática francesa que se usó en campos de batalla en todo el mundo. Apenas iniciaba el siglo 20 cuando el gobierno de Porfirio Díaz adquirió este monstruo que podía disparar hasta 600 tiros 7x57 mauser por minuto, con un alcance de 550 metros. Esto le daba a las fuerzas federales una ventaja que se acortó, luego de que las fuerzas de Zapata y Villa lograran robar algunas.
5 Fusil Remington Rolling-Block
Este poderoso rifle monotiro era imbatible, porque se podía ser más preciso a distancias en las que las carabinas de palanca se quedaban cortas. Era de una sencillez mecánica notable que evitaba fallas, aunque su principal problema era que se disparaba una vez y había que recargar. Si bien para los expertos esto no era un inconveniente.
6 Revólver Colt Single Action Army
El llamado “Peacemaker” (Pacificador), fue el revólver más abundante y popular en Estados Unidos a finales del Siglo 19 y principios del 20, y todos los bandos de la Revolución Mexicana lo usaron como arma auxiliar. La variante de este revólver, la Bisley, fue la pistola favorita de Francisco Villa, por su ergonomía, potencia, facilidad de cartuchos y poder de parada.
7 Rifles y carabinas Winchester 1866, 1873 y 1892
Si hubo un arma popular en el lejano oeste norteamericano y en el México revolucionario fue esta. Eran de palanca y se caracterizaban por ser de repetición y tener un calibre específico. Su principal problema es que a larga distancia fallaba, por lo que eran superadas en combates a más de 150 metros y se debía combinar con otras armas.
8 Rifle y carabina Mauser 1895
Se le llama el “Mauser Chileno”, porque aquel ejército lo usó en masa. Fueron las armas de fuego estándar del ejército de Porfirio Díaz, junto con el “Mauser Mexicano”, ya que gozaban de mejor potencia y precisión que los fusiles repetidores de palanca de los revolucionarios. Villistas y zapatistas lo adoptaron luego de abatir a fuerzas federales y hacerse de estas armas que ambos bandos utilizaron hasta el final del conflicto.
9 Fusiles y carabinas Mauser 1902 y 1910
A este se le conoció como el “Mauser Mexicano”, porque la compañía alemana lo produjo de manera exclusiva para el Ejército de Porfirio Díaz. Al rifle se le mejoró con el cerrojo y mecanismo de disparo del Fusil Gewehr 98. Ya el Modelo 1910 fue de manufactura mexicana, para reducir la dependencia de proveedores extranjeros.
10 Rifles y carabinas Winchester 1894
Esta es la famosa Carabina 30-30, la más usada en la Revolución Mexicana. Son las armas largas deportivas más usadas de la historia, con sus 7.5 millones de ejemplares hechos. Por su potencia de fuego, fiabilidad, portabilidad, asequibilidad y precisión hasta los 200 metros, según sea el tirador, fue el mejor compañero en el campo de batalla.
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