Educar, regular y abrir espacios: el reto de Coahuila frente al consumo de cannabis
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El estudio del cannabis en la UAAAN busca potenciar la producción local y generar conocimiento técnico para reducir riesgos y dependencia del mercado negro
El profesor e investigador Eduardo Lara Reimers, del Departamento Forestal de la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro (UAAAN), explicó que el debate sobre el cannabis debe abordarse desde la educación y la regulación, no desde la prohibición. Consideró que el reto de instituciones académicas como la Narro es formar conocimiento técnico sobre el cultivo, la producción y la regulación de la planta, y contribuir a desestigmatizar su uso a través de la investigación.
Señaló que, aunque el tema se ha vuelto más visible en los últimos años, la postura del Gobierno Federal sigue siendo conservadora. Recordó que la presidenta ha expresado su negativa a discutir la legalización del cannabis al considerarlo una posible “puerta de entrada” a otras drogas.
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“El problema no se resuelve negándolo; el consumo ya existe”, dijo, al considerar que esa posición mantiene el tema en condición de tabú e impide construir un marco normativo basado en evidencia científica.
Lara Reimers planteó que la regulación y la educación son indispensables para enfrentar una realidad social que ya ocurre todos los días. Explicó que permitir espacios seguros de consumo ayudaría a visibilizar el uso responsable y a romper con los estigmas que lo rodean.
Recordó que el Comité Saltillo 420 ha promovido ante las autoridades la creación de áreas libres de consumo, y consideró que incluso las universidades podrían discutir zonas reguladas, al igual que sucede con el tabaco. “Es una realidad que tenemos que afrontar; no podemos seguir escondiendo un tema que forma parte de nuestra sociedad”, dijo.
Al analizar otros modelos, destacó el caso de Estados Unidos, donde la regulación se implementó por estados, como una forma de ensayo social controlado. Consideró que Coahuila podría avanzar hacia un esquema similar, mediante zonas o programas piloto que sirvan para medir el impacto y generar políticas públicas más informadas.
“El consumo no desaparece con la prohibición; se vuelve más riesgoso sin educación ni control”, puntualizó.
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Además, sostuvo que una parte esencial de esta regulación debe centrarse en la educación y el autocultivo. Enseñar a las personas a producir su propia planta —dijo— reduce la dependencia del mercado negro y permite conocer el origen, el método de extracción y la dosificación del producto.
“Desde la universidad buscamos que la gente aprenda a producir con responsabilidad y conocimiento técnico”, afirmó, al insistir en que no se trata de promover el consumo, sino de ofrecer herramientas para que quienes lo hagan lo hagan de forma segura y consciente.
También señaló que México tiene el potencial para desarrollar sus propios productos derivados del cannabis, en lugar de importar aceites y extractos de otros países.
“Es absurdo depender del extranjero cuando tenemos condiciones para desarrollarlo aquí”, expresó. Recordó que la planta tiene un valor agrícola e industrial que podría beneficiar a diversos sectores si se regula adecuadamente.
En el caso de Coahuila, añadió, las condiciones climáticas y geográficas del estado —particularmente su tierra semidesértica— favorecen el estrés de los cultivos, lo que podría mejorar su calidad, como ocurre con la vid en la producción de vino.
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“Cuando la planta se estresa, cambia sus propiedades y eso puede aprovecharse para potenciar sus beneficios”, explicó. Destacó que estas condiciones podrían impulsar una industria local enfocada no solo en fumables, sino también en comestibles y derivados con valor agregado.
Lara Reimers consideró que la regulación no significa fomentar el consumo, sino educar para reducir riesgos y fortalecer la salud pública. Añadió que no todas las personas son aptas para consumir cannabis y que es fundamental considerar factores médicos y psicológicos. “Regular no es fomentar; es entender, educar y construir una sociedad más consciente”, concluyó.