Encuesta revela opiniones divididas sobre alimentos chatarra en cafeterías escolares de Saltillo

Saltillo
/ 26 octubre 2024

Esto opinan los padres de familia sobre la prohibición de comida chatarra en escuelas

La obesidad infantil es un problema alarmante en Coahuila, uno de los estados con mayor incidencia en México, lo que motiva a las autoridades a reforzar estos esfuerzos en colaboración con la comunidad escolar y los padres de familia, quienes juegan un rol clave en esta transformación hacia una alimentación saludable.

VANGUARDIA consultó a sus seguidores en redes sociales sobre si en las cafeterías escolares de las escuelas de sus hijos se vende comida chatarra, generando opiniones divididas entre padres preocupados por la salud de sus hijos y otros que destacan la necesidad de alternativas asequibles.

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Y es que en este contexto, en días pasados el secretario de Educación de Coahuila, Emanuel Garza Fishburn, confirmó que todas las escuelas en el estado deberán adoptar las medidas anunciadas por la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo para erradicar la obesidad infantil, una iniciativa que incluye la prohibición de venta y consumo de comida chatarra en centros educativos. Esta nueva normativa, que se aplicará a nivel nacional antes del 29 de marzo de 2025, busca fomentar hábitos saludables en los estudiantes.

Garza Fishburn precisó que cooperativas escolares y comercios como OXXO, presentes en algunas universidades, no desaparecerán, pero deberán ajustarse a los nuevos lineamientos federales. “Queremos que las comunidades escolares sean más creativas en la forma de obtener recursos, sin depender de la venta de productos que dañan la salud de nuestros niños”, comentó el funcionario.

Además, el secretario explicó que las medidas también se extenderán a los alrededores de las instituciones, donde habrá operativos conjuntos entre los tres niveles de gobierno para controlar la oferta de productos poco saludables. “Ya estamos trabajando en operativos dentro y fuera de los planteles para evitar la venta de comida chatarra”, añadió.

ASÍ OPINAN NUESTROS SEGUIDORES

Las respuestas de nuestros seguidores fue una mezcla de sarcasmo y resignación, pero así las voces de padres y usuarios en redes sociales se alzaron ante el tema de los alimentos en las escuelas.

Entre comentarios irónicos y algunos con propuestas más serias, el sentir general giraba en torno a la realidad de que la mayoría de los estanquillos ofrecen comida chatarra.

“Claro, ensaladas y hasta pollo de libre pastoreo”, comentó Fortino Cárdenas con tono irónico. “¡Pechugas sin estrés, a la freidora de aire y agua alcalina en botella reciclada! Todo un combo saludable, vegano, y libre de gluten. ¡Biba la 4ta trastornación!”, ironizaba sobre la falta de opciones saludables en los comedores escolares. Otros, como Julio Delgado, subrayaron que “la Coca, los gansitos y las papitas” son en realidad los productos estrella, sin los cuales el negocio simplemente no sería rentable.

Rocío Urbina, sin embargo, reveló la dificultad de mantener hábitos saludables para su hijo en una escuela donde el problema no es solo la oferta, sino la falta de costumbre de muchos niños para consumir alimentos nutritivos. En su caso, una cocina móvil permite preparar comidas más sanas, aunque admite que “hay muchos niños que no están acostumbrados a comer saludable. Ese es el verdadero detalle”.

Por su parte, Karla Méndez señaló la contradicción que algunos padres presentan al exigir mejores opciones mientras envían a sus hijos con papitas y jugos para el recreo, argumentando que el cambio también debería venir desde casa. Otros, como Rubén Lara, sugieren que la solución debería empezar desde las políticas educativas, promoviendo una educación nutricional en el alumnado y limitando la venta de alimentos chatarra dentro y fuera de las instituciones.

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Entre nostalgia y humor, Rodrigo Rosales también recordó que en su infancia el colegio vendía un enorme vaso de refresco a tan solo dos pesos. “¡Qué tiempos!”, comentó, reflejando un escenario que parece no haber cambiado mucho a lo largo de los años.

La conversación pone en evidencia no solo la frustración de los padres, sino también la necesidad de un cambio profundo en la oferta alimentaria de los centros educativos. Algunos proponen soluciones más prácticas y económicas, como desayunos subsidiados, mientras que otros abogan por eliminar por completo la comida chatarra de los estanquillos.

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