La historia de Saltillo se ha escrito con sucesos extraños y casualidades sorprendentes.
Hay edificios que al ser parte valiosa del legado histórico, también están envueltos en curiosidades que caen en lo inexplicable.
Uno de ellos es el Teatro García Carrillo, ubicado en la esquina de las calles Juan Aldama y Padre Flores, en el Centro Histórico. Aunque no siempre estuvo ahí.
A finales del siglo XIX en ese mismo terreno estaba la Plaza Miguel Hidalgo. Parte de su espacio se perdió con la construcción del Teatro Acuña, inaugurado el 15 de mayo de 1886.
Durante 16 años el Teatro Acuña fue un orgullo para la ciudad, hasta el 24 de agosto de 1902.
Un incendio, del que se desconocen las causas, consumió el edificio.
El siniestro ocurrió horas antes del estreno de una obra, que por incomodar al clérigo, no fue bien vista por los saltillenses: “El loco Dios (1900)”, del dramaturgo español José Echegaray, Nobel de Literatura en 1904.
La historia habla de Fuensanta, una joven viuda que vive acechada por su parientes debido a su gran fortuna. Probablemente lo que causó escozor fue el personaje de Gabriel, un hombre misterioso cuyas facciones se asemejan a las de Cristo.
El fuego acabó con el inmueble… y “El loco Dios” se fue con el estigma de haber sido corresponsable.
El nacimiento del Teatro García Carrillo
En el mismo lugar se erigió el lujoso Teatro García Carrillo, entre 1906 y 1910.
Su fachada de cantera castaña tiene elementos del neoclásico y una cúpula cobrizada y afrancesada.
Al interior tenía un moderno vestíbulo, escenario con cortinas escarlatas, un foso de orquesta, palcos y plateas, un salón fumador, camerinos, vitrales emplomados y un espacio para eventos cinematográficos.
La obra arquitectónica fue del franco-canadiense Henri Guindon y la albañilería a cargo del maestro Margarito Hilario.
El nombre del teatro fue puesto por el entonces gobernador Miguel Cárdenas, en memoria de Antonio de Jesús García Carrillo, abogado y político saltillense quien también gobernó Coahuila de 1874 a 1876.
¿Una maldición?
Todo marchó bien hasta 1918 cuando, una vez más en Saltillo, estaba por presentarse “El loco Dios”.
La obra se anunció para la noche del 3 de septiembre, fecha en que el Teatro García Carrillo, de alguna manera, ardió en llamas nuevamente.
Se dice que fue por los interruptores eléctricos y fallas en el transformador, pero la causa no está esclarecida.
Solo quedaron en pie el acceso principal, el salón fumador en la planta alta y espacios en la fachada.
Y sí. Otra vez se “culpó” a la obra de Echegaray de haber invocado la desgracia. Un estigma que difundió por varios años hasta que el silencio la sepultó en las páginas de viejos archivos.
Lo que esta especulación pasa por alto de manera conveniente es que “El Loco Dios” se presentó una vez y sin percances entre ambos incendios. Dicha función ocurrió el 5 de agosto de 1913, cinco años antes del segundo siniestro.
Con información de Red Nacional de Información Cultural, Museo de los Presidentes Coahuilenses, Arturo Berrueto, Carlos Recio, Jorge Fuentes, Arturo Villarreal.
Fotografías antiguas: Cortesía Saltillo del Recuerdo | Jaime Mendoza