Las zonas más peligrosas para los peatones en Saltillo: un reflejo de la falta de planificación urbana y el descuido vial

Saltillo
/ 3 noviembre 2024

La inseguridad para los peatones en Saltillo alcanza niveles alarmantes: los ciudadanos reportan cruces sin señalización, banquetas en mal estado y conductores imprudentes, factores que han hecho de la ciudad un riesgo constante

En Saltillo, la percepción sobre la seguridad vial para los peatones es alarmantemente unánime: prácticamente cualquier calle representa un riesgo.

En las redes sociales de VANGUARDIA lanzamos una pregunta: “¿Qué zonas son las más peligrosas para los peatones en Saltillo y por qué?” en ella, los ciudadanos, a través de sus testimonios, ponen en evidencia la grave problemática que enfrenta la ciudad en cuanto a la infraestructura peatonal y la cultura vial.

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Juanita Charles, residente de la calle Abasolo, no duda en señalar la vía donde esta su casa, y de manera sarcástica expone: “Vente a mi casa cruzar la calle de Abasolo eso nunca”.

Este sentimiento es compartido por muchos, como César Banda Gutman, quien enfatiza que Saltillo es una ciudad diseñada para automóviles. “Es lamentable; no hay planeación en nada. La infraestructura está pensada para que los coches avancen, pero los peatones quedan relegados”, critica.

Osiris Guillermo Ramírez también aporta su perspectiva, afirmando que “todo Saltillo es un riesgo. La gente no respeta el reglamento de tránsito y parece que a nadie le importa”. Esta falta de respeto hacia las normas genera un ambiente de inseguridad constante, un fenómeno que se intensifica en puntos críticos.

CRUCES CRÍTICOS

Donaldo Duarte Segobia menciona varios cruces específicos que deberían ser de atención prioritaria: “Desde mi experiencia: 1) Cruce V. Carranza y Periférico. 2) Cruce Periférico e Isidro López. 3) V. Carranza a la altura de Galerías Saltillo. 4) Carretera Zacatecas a la altura de Yazaki. 5) Cruce Carretera Zacatecas y Blvd. Emilio Arizpe. 6) Blvd. Emilio Arizpe a la altura de Colonia La Estrella. 7) Cruce Periférico y Urdiñola a la altura de La Nogalera. 8 ) Cruce Nazario y Periférico.Son los que recuerdo por el momento y todos corresponden a lo mismo: Automovilistas que no respetan los semáforos, altas velocidades, falta de cebras, falta de semáforos peatonales... algunos van a decir “pero es que hay puentes en algunos de esos lados” y sí, pero ya está comprobado por urbanistas que los puentes peatonales no son muy amigables con los usuarios”.

Nora Flores hace hincapié en que la falta de banquetas y cruces seguros es un problema común incluso en el centro de la ciudad. “En Allende y Pérez Treviño, por ejemplo, los tránsitos y los inspectores de transporte urbano parecen estar en otro planeta. No hay quien dirija el tráfico para que los peatones podamos cruzar. ¡Andamos tirando carros!”, exclama con exasperación. Esta falta de atención se traduce en un ambiente hostil, donde los peatones deben arriesgarse constantemente.

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Para Patricia Carrillo, las más conflictivas son: “Coss y V. Carranza... dense la vuelta y verán. Allende y Múzquiz: como muchas gasolineras, la que está en esa esquina no tiene delimitación, y los carros que circulan de norte a sur y dan vuelta allí, la agarran como si fuera parte de la calle. El Peatón siempre queda en riesgo. Xicoténcatl y Coss...V. Carranza y Echeverría...Urdiñola y J. Mery... etc”.

Humberto Arnoldo Esquivel, expuso: “La calle de Aldama en frente del Teatro García Carrillo. EL INEPTO Isidro López Villarreal DEJÓ LA CALLE SIN BANQUETA... no sé como no ha habido un accidente en ese lamentable tramo. ¿En qué ciudad urbanizada de México pasa esto? Ah, sí. En la capital más ranchera y borracha de México: Saltillo”.

Luis Vásquez también se queja de la dificultad para cruzar en Nazario Ortiz. “No puedo cruzar corriendo de la pastelería La Salle al hospital del niño porque el puente está muy alto. La mayoría de la gente simplemente opta por pasar por debajo, arriesgándose a ser atropellados”, dice. Este es solo un ejemplo de cómo la infraestructura peatonal se convierte en un obstáculo más que en una ayuda.

CULTURA VUAL, UN DESAFÍO CONSTANTE

La cultura del desdén hacia el peatón es otro tema recurrente en las voces de los habitantes. Ángel Eduardo señala que el centro histórico de Saltillo presenta una serie de dificultades, especialmente para personas con discapacidades. “Faltan rampas en las esquinas, las banquetas están destruidas y las esquinas están olvidadas, sin líneas de cebra”, lamenta.

Este panorama se convierte en una verdadera odisea para quienes intentan transitar con seguridad por la zona.

Lucía Aguirre agrega a este diagnóstico general que, “aunque vayas en la banqueta, los coches se suben sin piedad. No importa si manejas bien, hay peatones que se atraviesan sin tener el más mínimo cuidado”. Este comportamiento irresponsable de algunos peatones, combinado con la imprudencia de los automovilistas, crea una mezcla peligrosa en las calles de Saltillo.

Estupinian Ludwin también contribuye a la discusión, afirmando que “hay peatones que cruzan sin la mínima precaución, como si estuvieran en su patio. Por otro lado, los automovilistas manejan como si no hubiera mañana. Aceleran cuando ven a alguien cruzando, sin pensar en las consecuencias”. Esta falta de conciencia vial afecta tanto a conductores como a peatones, generando un ciclo de inseguridad que parece no tener fin.

ZONAS OLVIDADAS Y FALTA DE INFRAESTRUCTURA ADECUADA

Rosalinda Reséndiz señala un caso específico en el centro de Saltillo, donde en el cruce de Allende y Aldama se han retirado las banquetas. “Los postes que se pusieron ya se los llevaron los carros en choques y ni los han vuelto a poner. Ahora los coches y camiones se suben porque no hay una buena delimitación”, explica.

Esta situación pone en evidencia la falta de atención a las necesidades de los peatones y la urgencia de soluciones efectivas.

Misael Rdz. critica la ignorancia de las reglas de tránsito en la ciudad: “Los automovilistas siempre quieren ser los primeros. La vuelta con precaución no es solo para autos, también es para los peatones que cruzan la calle. ¡Grábenselo, Saltillo!”, exclama.

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Este desdén hacia las normas de tránsito se manifiesta en cada esquina de la ciudad, donde el peligro acecha constantemente.

La combinación de una infraestructura deficiente y una cultura de desinterés por la seguridad peatonal se observa también en otras zonas críticas, como el bulevar Antonio Cárdenas, donde urgentemente se requieren líneas divisorias y reparación de baches para garantizar la seguridad de quienes transitan por ahí.

La sensación de riesgo es omnipresente, desde las arterias más transitadas como el bulevar Jesús Valdés Sánchez hasta rincones menos concurridos, donde la falta de señalización y el mal estado de las banquetas han dejado a los peatones en una situación vulnerable.

En última instancia, la necesidad de un cambio en la mentalidad de los conductores, la mejora de la infraestructura urbana y una verdadera planificación que priorice la seguridad de los peatones se vuelve más urgente que nunca.

Es hora de que la voz de sus habitantes sea escuchada y atendida, para que todos puedan disfrutar de un entorno más seguro y accesible.

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