‘Necesitamos un chanclazo’: Urge un cambio radical para el cuidado del agua

Durante la sección de preguntas y respuestas de la presentación del libro Breve Historia Lúcida de las Aguas Compartidas entre México y Estados Unidos, un ciudadano sugirió a Rosario Sánchez, investigadora y directora del Programa de Cuencas Binacionales de la Universidad de Texas A&M, aplicar la metáfora del “chanclazo” como una llamada urgente a la acción. El propósito es sensibilizar a la sociedad sobre la crisis hídrica y educar a los más jóvenes, quienes heredarán este problema global.

En su intervención, el hombre destacó la importancia de educar a la población en el cuidado del agua. Señaló, por ejemplo, que el uso de lavadoras puede consumir hasta 180 litros de agua por cada ciclo, mientras que cada ducha desperdicia alrededor de 20 litros. También hizo un llamado a la necesidad de plantar árboles endémicos en la región y a reducir el consumo de agua en la actividad agrícola y ganadera, sectores responsables de gran parte del uso del recurso. Para ello, destacó que es crucial comenzar desde la educación infantil, con programas sólidos enfocados en la conservación del agua.

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Rosario Sánchez, al abordar el tema de la educación, mencionó que no basta con concursos de dibujo o actividades superficiales, sino que debe de tener un impacto verdadero en las infancias, porque cuando se llega a la adultez, cambiar hábitos es mucho más difícil. En ese sentido, afirmó que es fundamental que las escuelas y demás instituciones educativas tomen en serio la problemática hídrica y contribuyan a la formación de una conciencia ambiental desde los primeros años de vida.

Por su parte, Jorge Madrazo, biólogo del Museo del Desierto, quien también participó en la presentación, enfatizó la urgencia de sumar más personas a la causa, señalando que una de las barreras más grandes es la falta de especialización y conocimiento en la gestión del agua.

En este sentido, Rosario mencionó que existen programas de posgrado especializados, como una maestría en administración de agua en el condado de Arizona y una especialidad en hidrobiología en la UNAM, pero reconoció que aún estamos lejos de contar con el conocimiento necesario para abordar esta crisis a gran escala.

La investigadora también compartió que ha recibido numerosas solicitudes de información tanto de medios de comunicación de Estados Unidos como de México, particularmente de la zona norte. Aseguró que, a pesar de la creciente preocupación, existe un profundo desconocimiento sobre la situación del agua en esa región.

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“El nivel de desinformación que nosotros, que trabajamos en el tema, los científicos, igualmente mexicanos, no soy la única, hay una desconexión impresionante tanto histórica, cultural, geográfica, la microgeografía, que sí importa”, expresó Sánchez, añadiendo que el excesivo centralismo y la aspiración al control de los recursos hídricos por parte de autoridades locales y regionales han sido factores clave en la falta de una gestión adecuada del agua.

Al ser cuestionada sobre la situación del Río Bravo, Rosario Sánchez aclaró que, como científica, la respuesta depende de dónde, cuándo y cómo. Detalló que, aunque el agua corre en ciertas partes del río, como en las montañas de Colorado, en muchos tramos el flujo es subterráneo.

Asimismo se habló de los peligros que existen que son percibidos ya en la región laguna de Coahuila, donde el líquido está contaminado por arsénico ya que “a menor cantidad de agua, mayor concentración de contaminantes”, advirtiendo que la calidad del agua en áreas como Laredo ha llegado a ser tan mala que durante los dos últimos años se ha alertado a la población para que no consuma agua directamente del grifo, debido a que las plantas tratadoras de agua en el río no se dan a basto.

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Finalmente, Rosario destacó que uno de los mayores desafíos para escribir su libro, y ser “profeta en su cuenca” fue la falta de tiempo, ya que, como madre, esposa y académica, tuvo que sacrificar momentos con su familia.

Lograr un equilibrio entre la pasión por el trabajo y la vida personal nunca es sencillo, pero el impulso derivado de 25 años de investigación en la frontera y sobre la gestión del agua fue lo que la motivó a seguir adelante.