Orgullo de Saltillo: Tigres de Salazar o el discreto encanto del futbol llanero
Este club, que es más que un equipo de futbol, ha enseñado por más de seis décadas, que estar atento en el campo a los quiebres del balón, te enseña a enfrentar la vida
Cuando le preguntaron a la teóloga alemana Dorothee Sölle, ¿cómo le explicaría a un niño lo que es la felicidad?, respondió que no se lo explicaría, “solo le tiraría una pelota para que juegue”.
Es probable que los hermanos Bernardo y Roberto Huerta Gil no hayan tenido contacto con la también poeta alemana, pero sus razones hace 62 años para fundar a los Tigres de Salazar, el club de futbol amateur más antiguo de Saltillo que sigue activo; no eran muy distintas.
TE PUEDE INTERESAR: Ni la más transparente, ni la más amplia, pero sí la más divertida; así era la Alberca de la Ciudad Deportiva de Saltillo
Si bien el futbol llanero floreció en Saltillo en la década de los años 50 del siglo pasado en diferentes barrios e instituciones educativas, fue el equipo de las calles Colón y Salazar el que sin imaginarlo, nació para dejar una marca imborrable.
Había por aquellos años equipos en el barrio del Santuario de Guadalupe, con su Santos y Botafogo, así como el Necaxa, que representaba a la Compañía de Luz y Fuerza; además de los Buitres de la Narro y la oncena del Tecnológico de Saltillo; todos con sus peculiaridades.
DEL BENEVOLENTE ORIGEN
A propósito del que se formó por vecinos de las calles aledañas a la Alameda de Saltillo, se sabe que de inicio se llamaba “Colón Salazar”, y para ir engrosando la plantilla llegaban jugadores de diferentes puntos de Saltillo. Así pasó con Bernardo Huerta, uno de los primeros jugadores del club y su primer capitán y Juan Destefano.
Como no tenían un lugar de reunión, usaron de inicio el local de un vecino de quien se sabe se apellidaba Villarreal. El altruismo de este personaje se basaba en su interés en darle a la impulsiva niñez un objetivo en el que encauzara su energía para bien.
La razón de ser del club era ver a niños felices y triunfando, además de en la escuela, en una actividad deportiva. Querían fortalecer los lazos de amistad y la unidad familiar.
ESTRATÉGICAMENTE UBICADO
En buena medida, el nacimiento y desarrollo de los Tigres de Salazar fue efecto natural de que a unas cuadras estaba el hoy desaparecido Estadio Saltillo, que en 1962 cumplía 25 años de albergar eventos y al que le quedaban de vida apenas cinco años, ya que pasó a convertirse en la escuela primaria Anexa a la Normal del Estado.
TE PUEDE INTERESAR: La casa de doña Adela; el inmueble con más historia del oriente de Saltillo
En aquel escenario de usos múltiples, lo mismo se jugaba beisbol profesional y futbol soccer amateur que futbol americano estudiantil, y sus viejas lámparas alumbraban los partidos nocturnos del Club 45 de la Liga Central de Beisbol y juegos de mitad de semana de la Liga Municipal de Futbol de Saltillo.
La semilla de Tigres de Salazar fue un equipo llamado solo Salazar, que sostuvo tan fuerte rivalidad con el Necaxa, que incluso degeneró en violencia; esto a mediados de 1961.
Luego de un parón de meses, el equipo regresó a la actividad a finales de 1962, con el ánimo robustecido y con el nombre que todos conocen hoy: Club Tigres de Salazar, luego de un breve diferendo ya que se pretendió llamarlo Colón Salazar, porque tenía jugadores de ambas calles, pero como no se ponían de acuerdo, los hermanos Huerta zanjaron el debate.
Bajo la presidencia de Juan Destefano y liderado en el campo por los hermanos Bernardo y Roberto Huerta, el equipo fue sumando buenos años, con partidos aguerridos y peleas por el título contra sólidos rivales. Memorable fue la final del Torneo de Copa de 1964 contra el representativo del Grupo Industrial Saltillo, que perdieron en penales.
SE ES SIEMPRE TIGRE
De la década de los 60 del siglo pasado a la fecha han pasado varias generaciones por el club, uno de los de mayor arraigo en Saltillo y en “el que todos quieren jugar”, como dijo alguna vez Bernardo Huerta, quien murió en Monterrey el 27 de enero del 2020, a los 88 años.
Si bien hoy la mayoría de los jugadores son de fuera del céntrico barrio, el amor a los colores es el mismo.
Para el aniversario 50, los líderes del grupo organizaron una misa en la parroquia de San José, ubicada en calle Obregón, se celebró un torneo relámpago y se colocó una placa alusiva en la casa ubicada en el 743 de la calle Salazar, y hace un par de años, en noviembre del 2022, con un torneo hexagonal, se celebraron sus seis décadas de historia.
TE PUEDE INTERESAR: Transporte en Saltillo: o de cuando la ilusión viajaba colgada de una puerta
En una publicación de Facebook, no tantas como debería tener un equipo tan reconocido, Juan Antonio Macías Mendoza se extendió en agradecimientos por la publicación de Pepe Lopez Aldape, quien con la foto de un tigre recordó a los Tigres Salazar, “uno de los equipos amateurs de Saltillo más antiguos, si no el que más”.
En la misma agradecida respuesta, Juan Antonio Macías menciona al Pípila como el equipo que podría rivalizar en años con los de Salazar y afirma que tanto él como su mamá Tere son parte de esa institución.
Franz Lopez es otro orgulloso miembro de la organización, que actualmente sigue activa y Jose Martinez señaló que cuando vivió su etapa de jugador con los Tigres de Salazar, ganaban siempre.
CLARO QUE PERDÍAN
Jose Gaona, a modo de reconocimiento a la calidad del equipo, recordó cómo allá por 1978, con su equipo los Dragones, pudieron vencer a los Tigres en el Campo La Penquita, y les quitaron el invicto.
La precisión en la fecha y hasta en los uniformes que llevaban, Tigres con su “uniforme a rayas negras con azul” y los Dragones “de rojo con franjas blancas”, fue la respuesta expresa a la pregunta de Juan Antonio Macias, quien celebró el recuerdo.
Jesus Eduardo Garcia Lucio se sumó a los que tomando la publicación como pretexto, recordaron su época de jugador amateur y habló de “sus Halcones”, con los que jugaba en los campos de “La Maquinita” y con el que siempre ganaba.
DE UN AMARGO RECUERDO
En septiembre del 2015, cuando se disputaba un partido de veteranos entre los Tigres de Salazar y Deportivo Purcell, José Luis Ponce Quiroz, quién era conocido como Ponce, falleció en los campos de futbol de la colonia Los Ángeles.
TE PUEDE INTERESAR: Saltillo de antaño: de cuando la vida y los sueños circulaban en vías de ferrocarril
Apenas iba el minuto 10 del primer tiempo cuando Ponce salió de la cancha sin decirle al árbitro, se dirigió a la banca de su equipo (Deportivo Purcell) porque no soportó un fuerte dolor en el pecho y lentamente se desvaneció.
Fueron jugadores de los Tigres, varios de ellos elementos de la Policía Estatal, quienes trataron de reanimarlo y pidieron la presencia de una ambulancia, pero nada pudieron hacer por el jugador de 63 años, a quien acompañaba su hija en el campo.
SON OTROS TIEMPOS
Los apenas 110 mil habitantes de Saltillo cuando nacieron estos Tigres, y el que ni todo Coahuila sumaba el millón de saltillenses que hoy tiene la ciudad, nos hablan de una época muy distinta.
Sin embargo, por lo que cuentan los ahora veteranos jugadores y lo que comparten los nuevos, la base de todo es el amor por el juego.
Sea en un campo de tierra o césped, con zapatos de futbol de marcas reconocidas o no, dejando de lado si el uniforme era lustroso; lo que movía a estos jugadores es lo que impulsa a todos, no importa si fue hace 100 años, 60, el año pasado o el próximo domingo; el gusto de correr por la pelota.
Lo de jugar en rima, el conectarse entre líneas, el hacer equipo y sonreír cuando se busca el balón, encontrar la alegría que la teóloga alemana dice se despierta en el niño al que le lanzan una pelota, el recuperar la infancia entre piedras y tierra; eso es lo que hace que saltar al campo con un equipo llanero sea una experiencia irrepetible.
COMENTARIOS