La casa de doña Adela; el inmueble con más historia del oriente de Saltillo
Desafiando al tiempo, por décadas motivo de admiración y rumores, este caserón que tiene su réplica a unos metros, ve cómo se extiende a su lado una de las colonias icónicas de Saltillo, la González Cepeda; llamada así en honor a sus dueños
Al oriente de Saltillo, a unos metros de la Plaza de la Madre, en la esquina que forman la calle Ateneo y Urdiñola, se yerguen dos casas señeras.
El terreno es amplio, bardado y las similares construcciones, separadas por un amplio espacio, han sido motivo de curiosidad para los miles y miles de saltillenses que hemos pasado frente a ellas a lo largo de los años.
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A las preguntas sobre los dueños, a los rumores que circulan sobre su origen, al miedo que causa lo que no se conoce, abonó bastante la serie de comentarios que generó la foto publicada por Saltillo en Fotos, en su cuenta de Facebook.
Fueron dos mil 235 reacciones las que generó y 243 comentarios, que en su mayoría se centraron en lo que la casa ha significado en su vida.
DE LA PROPIETARIA Y SUS PARTICULARIDADES
La imagen de Jorge Eduardo Gaona muestra la casa original, ubicada justo detrás de una similar que se construyó en la esquina del amplio terreno.
Arminda Valdes comentó que siempre se dijo que Adela González era la dueña de la casa y fue María Elena Rocha quien aseguró que ese par de construcciones gemelas sí eran de su abuelita.
Del singular inmueble, Blanca Lugo comentó que su primer recuerdo relacionado con él es de 1963: “y ya tenía sus añitos”, por lo que sin asegurarlo dijo que debe rondar los 100 años.
Apenas vio la foto, Irma Charles publicó: “(es) la conocida casa de doña Adela” y señaló que la de la esquina fue renovada, luego recordó cuando de niña jugaba con sus hermanos y primos, entre las tapias y por las escaleras de piedra.
Manuel Ramones propuso que sea museo, y que algún nivel de Gobierno se haga cargo, pero no todos estuvieron de acuerdo; como Martha Alicia González Cerecero, para quien los hijos de doña Adela González, su tía, deben ser los que decidan el destino de la propiedad.
Olivia Ibarra Covarrubias confirmó lo dicho y se identificó como hija de Antonio Rocha, uno de los hijos de doña Adela.
DE LOS QUE ENTRARON ALGUNA VEZ
Rosa María Valdes Gaona recordó que cuando estudiaba en el Colegio Roberts hicieron una presentación en esa casa y bailaron polkas y chotis para las damas de la Sociedad Minerva, mientras que Yolanda Cardona comentó que también visitó la casa, aunque lo hizo para una reunión religiosa; sin dar más detalles.
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Dora García se dirige a la dueña como doña Carmela, para enseguida comentar que de entre las amigas que recibía los fines de semana para jugar canasta y tomar café estaba su tía.
Cuando Juan Luis Montoya afirmó que si hay alguien indicado para contar la historia de la casa es Jose Helio Rocha, Rocío Krf dijo que por fortuna no es el único, y que hay más fuentes a las que preguntar: “porque quedamos muchos nietos de doña Adela”.
En este diálogo terció Isabel Hernández, quien mostrando que conoce algo de quien fuera dueña de la casa, le preguntó a Rocío Krf qué relación tuvo con Carmelita, aquella “señora tan caritativa y humilde”, a lo que la aludida respondió que era su mamá.
Cuando Isabel Hernández recordó la labor religiosa en las zonas rurales de Saltillo de Carmelita y lo buen persona que fue, Rocío Krf agradeció la mención y le preguntó a Isabel si vivía en alguna de esas comunidades que recorrió su madre, a lo que contestó que sí.
Mac Ruiz también recordó a doña Carmelita, quien asegura fue muy amiga de su madre y habló de las visitas que hizo a la codiciada casa.
De entre los adornos que pudo ver y recuerda mencionó “unas bicicletitas” y unas matrioshkas en la mesa.
A propósito de estas muñecas rusas, símbolo de la maternidad y la fertilidad, cuya originalidad consiste en que se encuentran huecas y en su interior albergan una nueva muñeca, y esta a su vez a otra, hasta la cantidad que se desee, Marc Ruiz dijo que guarda el mejor de los recuerdos, aunque solo las haya visto.
Dora García dijo que era una hermosa casa la de doña Carmela (sic) y recordó que tuvo su buena época de vida social.
Al repertorio de elogios se unió Gerardo González, para enseguida preguntar si alguien sabe por qué se construyeron dos casas iguales, una enfrente de la otra. Algo dijo Karzak Gongora sobre el tema, que si bien no dio razones, dijo que la del fondo era la original.
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Dos fans destacados de Saltillo en Fotos comentaron la publicación, primero Siboney Ruelas volvió a elogiar la construcción y enseguida y en broma, Elida Patricia le dijo al administrador de la cuenta “Pensé que ahí vivías”, a lo que este contestó con un emoticon que refleja pena y simpatía y un “ya quisiera”.
MIEDO AL PASAR
No tardó mucho en salir un tema que ronda en el aire, el temor que provocaba ver la casa en algunos de los que pasaban, y fue Jakeline Torre Reyes quien lo mencionó.
Dijo que ese par de construcciones son espectaculares, pero que cuando pasaba por ahí con sus amigas les deba miedo.
Mientras que Ernestina Salazar Vasquez le puso voz a lo que muchos de los que vivimos al oriente de Saltillo pensamos, “lo interesante que sería conocerla por dentro”.
Paty Flores vivía a una cuadra de la calle Urdiñola y como estudió la primaria en la escuela Benito Juárez, todos los días veía la casa al pasar. Caso similar al de Leticia Orozco, quien de lunes a viernes pasó seis años por ese lugar rumbo a la escuela Rubén Moreira Cobos, en el edificio que ahora alberga el Archivo Municipal de Saltillo.
Como miles, lo mismo vivió Francisco Cedillo en su infancia, ya que pasar por un costado de este inmueble icónico fue de los más habitual para él allá por 1976, año en el que se recordó caminando con su padre.
RECORRIDOS Y RECUERDOS
Cheli Herrera es de esa multitud de saltillenses que pasa a diario por un costado de la casa en un camión de ruta urbana, ya fuera de norte a sur en la 13A o de sur a norte en la 13B; sintiendo siempre curiosidad de verla por dentro.
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Rox Sifuentes guarda un recuerdo de su madre que todavía la hace sonreír. Cuenta que cuando caminaba con ella por los alrededores de la casa, le iba enumerando lo que veían, le decía: “esta es la Plaza de la Madre, mira, en ese kínder estudié piano y en aquella casa de la esquina vivían unos amigos de tu abuelo”, y así cada que pasaban.
NO FALTÓ LA FAKE NEWS
Francisco de la Peña fue quien dio el comentario polémico, al señalar que esa casa tuvo como dueña y primer constructor a María Herrera, la legendaria lideresa del PRI, lo que generó no pocas risas.
Entre estas la de Rocío Kfr, quien lo tomó a broma y se preguntó “¿de dónde sacan tantas cosas?”; enseguida Francisco le preguntó directo cuál era la historia que ella conoce.
El que respondió fue José Helio Rocha, para negar la afirmación. Dijo que María Herrera vendía propiedades de las que no era dueña original y que fue uno de los peones de los partidos para la invasión de terrenos.
Terció en la plática María Guadalupe Navarro Maltos, para afirmar que la dueña fue Adela González y que su hijo Heliodoro Rocha González es quien mejor lo puede comprobar.
No avanzó más ese inicio de polémica, luego de que Francisco de la Peña agradeciera la aclaración, de que Guadalupe Gz confirmara lo dicho y de que Martha Alicia Gonzalez Cerecero, quien se identificó como sobrina de la dueña, desacreditó el comentario apenas se publicó.
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Otro cruce se dio, ahora entre Lula Dagar y José Helio Rocha, luego de que la primera, sin más prueba que su dicho, aseguró que la casa tuvo como dueño un matrimonio y que al morir fue que doña Adela se apropió del inmueble. José Helio en respuesta dijo que tiene las pruebas que acreditan a su abuela como dueña legítima, ya que la propiedad viene de herencia de su familia desde antes de 1880.
UN REPASO HISTÓRICO
Magda G. Cerecero, luego de leer varios comentarios señaló algunos datos puntuales:
Que en la casa vivió originalmente su bisabuela, Adelaida Cepeda, allá por el siglo XIX.
Que después fue de Adela González Cavazos, media hermana de su padre.
Que los terrenos donde estuvo la primaria Moreira Cobos y que hoy ocupa el Archivo Municipal de Saltillo, los expropió un gobernante que no recuerda.
Que toda la colonia González fue de don Luis de Cepeda, su tatarabuelo y que la heredó a doña Adelaida Cepeda, quien se casó con Luis González y de ahí que la colonia se llame “González Cepeda”.
Un comentario de Juan Manuel Luna, sobre los vestigios de un riel de ferrocarril en la casa que siempre lo intrigaron, lo respondió la publicación, ya que la obra de Ferrocarriles Mexicanos quedó inconclusa, porque doña Adela les ganó una demanda.
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Según Construcciones y Servicios, en la parte trasera de esta casa polémica se construyeron andenes para la estación de ferrocarril, dentro de un proyecto que no se completó en la época de Venustiano Carranza.
SE CALMAN LAS AGUAS
Luego de la serie de cruces polémicos sobre la propiedad de la casa, las aportaciones regresaron a los elogios y Cruz Arturo Llamas Jimenez le dio uno internacional: “hasta parece de Alemania”.
Por su parte la titular de la cuenta Terapeuta Geraldine Orta asegura que en esa casa trabaja, o cuando menos lo hacía hasta hace cuatro semanas, que es la fecha de la publicación que acompañó con una foto; aunque a las preguntas de que si ahí asustan o de si ahí opera una fundación, ya no respondió.
Norma Valdes y Jose Francisco Soto, sin que media entre ellos nada más el gusto por publicar, lamentaron que hoy afeen la vista de la casa la maraña de alambres que la rodean y ese puente peatonal que le tapa la vista.
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