Vecinos viven y trabajan entre
el ‘río de inmundicia’
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El agua negra que invade la superficie no llega sola, pues invariablemente arrastra restos de animales, esto en el bulevar Francisco I. Madero. Lo sufren los vecinos y los comerciantes.
Olor insoportable que provoca dolor de cabeza, y sobre todo, ventas arruinadas, es lo que viven cada cierto tiempo los vecinos y comerciantes ubicados en el bulevar Francisco I. Madero, al sur de la ciudad.
La causa, el agua negra que brota de las alcantarillas; pero no llega sola, sino “aderezada” con trozos de carne y demás inmundicia, mezcla que puede invadir las viviendas, por eso deben destapar los registros y permitir que así se vaya toda esa porquería.
Eso ocurre en las colonias El Progreso, 23 de Noviembre y El Álamo, donde ayer una vez más se hizo evidente que “alguien” está tirando restos de carne en el alcantarillado y por la cercanía del Rastro Municipal, los vecinos no tienen duda de que dicha materia proviene de ahí.
Este miércoles, durante unas cuatro horas se estuvo esparciendo el agua residual, misma que cubrió el tramo que va de la calzada Antonio Narro hasta el arroyo que se ubica en la colonia El Álamo.
Todo ese espacio despedía el característico olor, situación que tiene harta a la gente que circula diariamente por ahí y ni qué decir de los moradores de ese conjunto de viviendas.
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PARA AUMENTAR EL PROBLEMA, NADIE HACE NADA
La más reciente fuga de aguas negras se había dado hace 15 días, pero el problema es añejo. De acuerdo con pobladores, siempre han reportado la presencia de vísceras y sangre que brotan de las alcantarillas debido al taponeo que sufre la red de drenaje, que hace que el líquido busque salida a ras de pavimento.
Y aunque se han realizado algunas obras, como adecuaciones a la red en el área del arroyo, nada ha sido suficiente para solucionar el problema.
Así que, aunque en otros tiempos era peor el asunto, la evidencia muestra que no se ha actuado contra quienes siguen depositando restos de carne.
ASÍ NO SE PUEDE NI RESPIRAR, MENOS VENDER
La señora Victoria Alvarado, encargada de un asador de pollos lamentó el tener que cerrar el negocio y perder el día pues a quién se le antoja siquiera comer algo en esas condiciones.
En el sitio se encuentra uno de los registros levantados por la corriente y cuya tapa incluso se partió por la fuerza del agua, sin embargo, ésta de alguna parte tiene que escapar, de otra manera saldría por el baño de las casas o cualquier resumidero.
“Imagínese, tuve que recoger lo que iba a vender porque así ni cómo y aparte ya se me llegó la renta”, dijo Victoria mientras todavía barría la banqueta y en el sitio aún había restos de carne que dejó la corriente”.
“Salen como pellejos, como esos del menudo”, agrega otra mujer, quien atiende una ferretera.
La misma situación viven decenas de negocios a lo largo del mencionado tramo, quienes aún tienen la esperanza de que se atienda este problema, sin embargo, no ven la voluntad del organismo encargado de esto.
Ayer se presentó una unidad al servicio de Aguas de Saltillo y se abocaron a destapar varias alcantarillas, siendo esto una especie de “mejoralito”, a decir de otros entrevistados, pues sin más se vuelve a tapar y de nuevo corre el río de inmundicia.
“Es que lo reporta uno y sí vienen, pero nomás como que le meten ahí una varilla y ya. Pasa un tiempo y de nuevo sale ahí el agua negra”, dijo José Soto, quien atiende en una distribuidora de abarrotes.
A decir de los afectados, los propios trabajadores de Aguas de Saltillo les han dicho que los restos de carne provienen del rastro. Historia conocida.