Viajemos al Saltillo de hace 77 años con Marycel, la revista que guardó el alma de la ciudad

Viajemos al Saltillo de hace 77 años con Marycel, la revista que guardó el alma de la ciudad

En 1948, entre anuncios, poemas y carteleras de cine, la publicación reflejaba la vida cotidiana de una ciudad que aún se podía recorrer a pie

Saltillo
/ 20 septiembre 2025
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Hay algo mágico en las páginas amarillentas de las publicaciones antiguas. Cada anuncio es una ventana al pasado. En estas revistas y periódicos olvidados encuentro el alma verdadera de nuestra ciudad: los sueños de gente común que construyó con sus manos y su trabajo el Saltillo que hoy conocemos.

Hoy los invito a viajar conmigo por las calles del Saltillo de 1948, pero no lo haremos caminando. Nuestro vehículo será un pequeño tesoro editorial que guardaba entre sus páginas mucho de la vida de la ciudad: la revista Marycel. Abramos juntos esta edición del número 707 y dejemos que nos guíe por las esquinas y los negocios de aquella época.

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$!Juan Gallart Salgas fundador del Teatro Marycel.

En la capital de Coahuila, la vida seguía el ritmo tranquilo que caracterizaba a las ciudades del norte de México. Los domingos tenían su propio ritual: las familias por las tardes salían a comprar pan de pulque después dar un paseo relajado por la Alameda. Los comerciantes del centro bajaban las cortinas de sus negocios para descansar. Era un Saltillo que crecía poco a poco, sin prisas.

Juan Gallart Salgas nació en su pueblo natal, Palafrugell, Cataluña, en 1895. Cuando tenía dieciséis años, fue tal vez el recuerdo del Mediterráneo lo que se quedó grabado en su corazón. Lo cierto es que, cuando finalmente llegó a Saltillo, después de andar por Cuba, Veracruz, la capital y San Luis Potosí, ese joven catalán traía consigo varios sueños.

Su padre, Melchor, tuvo que firmar ante notario para que Juan pudiera marcharse a México. En aquellos primeros años del siglo XX, empezó a fabricar ropa de trabajo con las telas de la Aurora: chamarras, overoles y pantalones de mezclilla que usaban los ferrocarrileros. Abrió La Casa del Pueblo en la esquina de Zaragoza y Aldama, donde la gente humilde encontraba ropa barata.

Fue a finales de los años veinte cuando Juan encontró una de sus pasiones. Decidió meterse en el negocio de los espectáculos y bautizó al Teatro Marycel, que significa mar y cielo en catalán, situado en la esquina de Aldama y Zaragoza.

Los hermanos Antonio y Adolfo Rodríguez Santos, originarios de Progreso, Coahuila, establecieron desde Monterrey un próspero negocio de entretenimiento que abarcaba cines y teatros en gran parte del norte de México. Su imperio incluía varios establecimientos en Saltillo, entre los que destacaba el Teatro Obrero, ubicado en la calle Aldama entre Acuña y Xicoténcatl, y el Cine Variedades, primer cine sonoro de Saltillo, con 620 butacas. Estaba en lo que actualmente es el Pasaje Saade, sobre la misma calle de Aldama.

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$!Cartelera cinematográfica de la última semana de junio de 1948.

Con el tiempo, los hermanos Rodríguez Santos expandieron estratégicamente su red de distribución de películas en varias ciudades del norte del país. Esta práctica monopolística tuvo consecuencias directas para los cines independientes.

Don Juan Gallart no pudo con el monopolio de los hermanos Rodríguez. Tras varios meses de resistencia, perdió la batalla comercial y en 1933 se vio obligado a ceder su querido Teatro Marycel. Los nuevos operadores pagaron una renta por el recinto, pero al poco tiempo decidieron cerrarlo.

Como un recuerdo, en 1935, cuando las salas de cine de los Rodríguez dominaban el panorama del entretenimiento en Saltillo, nació la revista Marycel, heredando el nombre que Juan Gallart había puesto a su cine con tanto cariño.

José Isabel Martínez la dirigía desde las oficinas de Castelar 213, con Olga Martínez Rodríguez como gerente. “Su Revista Predilecta”, decía la portada, y era gratuita. Para 1948 ya llevaba trece años contando historias de cine, publicando poemas y anunciando los negocios de la ciudad. Mil quinientos ejemplares por edición.

Hojear la revista Marycel de 1948 es como tener un mapa del tesoro en las manos, donde cada anuncio marca un punto en nuestro recorrido por una ciudad que todavía se podía conocer completa.

Marcos GENDA. Don Genaro Dávila se presentaba con la cortesía de los comerciantes de antes: “Se pone a sus órdenes en esta ciudad”. Uno se lo imagina ahí, con su delantal, conociendo por nombre a cada cliente, sugiriendo marcos para fotos y documentos importantes.

Alfonso Rueda. Presumía sus Studebakers 1947 con orgullo: “Lo mejor en Saltillo”. Era la época en que alquilar un coche ya no era cosa de ricos.

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$!Ejemplar de Marycel, testimonio impreso de los negocios, el cine y los sueños de una generación saltillense.

La Casa Blanca. “La única casa que viste bien a Las Novias”, decía su anuncio. Jóvenes acompañadas de sus madres llegaban a probarse vestidos blancos, soñando con el día más importante de sus vidas.

Salón de Belleza Carmen y Delfina. Atendían en el Salón Crisantema a su “distinguida clientela”: permanentes, peinados, manicure, y los inevitables chismes de la ciudad.

Consultorio. En Xicoténcatl Sur 217, el Dr. Francisco Huereca recibía “de 9 a 12 y de 4 a 7”, con servicio nocturno. Su teléfono era fácil de recordar: solo dos números, 48.

Helados. La nevería MARELEN, en Padre Flores, ofrecía productos “Super-Cold” de Monterrey. Domingos de cine terminaban ahí, entre paletas y raspados.

Muebles. En la Mueblería Hinojosa se vendían radios, refrigeradores y lavadoras General Electric. Cada aparato transformaba un hogar.

Plomería y Ferretería RYN. Se especializaban en muebles de baño Kohler y Crane, símbolo de modernización en la intimidad del hogar.

Fotografía. Don Higinio, en Allende Norte 215, tenía su Club de Aficionados y era distribuidor autorizado de Kodak. Ahí se enseñaba a revelar fotos, un arte novedoso.

Caminemos hasta la calle Aldama, donde se alzaba el Teatro Obrero. Los sábados, a las cuatro de la tarde, comenzaba la función. Este templo del entretenimiento se llenaba de familias completas. Dos pesos la luneta, ochenta centavos la preferencia, cincuenta los niños. En 1948, el salario mínimo diario era de aproximadamente tres pesos, lo que convertía una función de cine en un gran lujo familiar.

Sentémonos en una de esas butacas y dejemos que Simbad el Marino, con Douglas Fairbanks Jr., llene la pantalla de aventuras. Traidora y Mortal, con Robert Mitchum, hacía suspirar a las señoras. Y las películas mexicanas con María Antonieta Pons y Ricardo Montalbán arrancaban aplausos de un público que se reconocía en esas historias de amores imposibles.

Entre película y película, los noticiarios como Cine Mundial y Revista Excélsior mostraban las noticias del momento. La gente se enteraba con asombro de lo que pasaba en el mundo, siempre con la certeza de que Saltillo era un buen lugar para vivir; al fin y al cabo, el mundo estaba muy lejos.

Abramos de nuevo la revista Marycel y notemos que no era solo anuncios y carteleras. Entre sus páginas se colaban poemas como Los Camellos de Guillermo Valencia, cuentos por entregas, consejos para las damas y reflexiones para los caballeros.

$!Publicidad de negocios desaparecidos de la ciudad.

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La revista Marycel no era grande ni pretendía serlo, pero guardaba lo más valioso: la memoria viva de una ciudad que, entre anuncios y direcciones, nos recuerda ese Saltillo de nuestros abuelos. Era una guía de la ciudad, donde los teléfonos tenían dos o tres dígitos y los slogans publicitarios se quedaban en el recuerdo casi como refranes urbanos.

Con sus mil quinientos ejemplares y sus páginas llenas de vida, fue el espejo donde se miró una generación de saltillenses que construyó su ciudad con trabajo honrado y sueños sencillos. Gente que iba al cine, que compraba en la ferretería del barrio, que confiaba en el doctor de la esquina, que creía en el futuro, que mataba el ocio leyendo Marycel.

Aquel Saltillo de 1948 nos recuerda que las ciudades no son solo calles y edificios, sino comunidades donde cada negocio era un punto de encuentro, cada anuncio una historia familiar y cada página de revista el latido de una época que, aunque distante, sigue siendo parte de nosotros.

Mi más sincero agradecimiento a mi amiga Carmelita Borja, quien generosamente me compartió este ejemplar de la revista Marycel de junio de 1948. Sin su gesto, esta historia habría permanecido en el olvido. Es gracias a personas como ella, que conservan con cariño los tesoros del pasado, que podemos seguir contando las historias que nos hacen ser quienes somos.

¿Recuerda usted dónde se encontraban estos establecimientos de nuestra ciudad?

A continuación, encontrará una serie de negocios que publicitaron sus servicios en la revista Marycel. Tal vez usted tenga menos de setenta años, pero seguramente alguno de estos establecimientos alcanzó a conocerlo o quizás escuchó hablar de él. Su tarea es identificar en qué calle se ubicaba cada uno.

¿En qué calle estuvo este negocio?

1. GENDA (ferretería, tlapalería, después marcos)

A. Zaragoza Número 212.
B. Venustiano Carranza Pte. 102.
C. Allende norte 405.

2. REFACCIONARIA COAHUILA, S. de R. L.

A. Múzquiz y Bravo.
B. Lerdo de Tejada No. 422.
C. Aldama Pte. 531.

3. JOYERÍA EBEL

A. Padre Flores No. 104.
B. Victoria número 117.
C. V. Carranza Pte. 211.

4. LA CASA BLANCA (Equipos para Novia)

A. Allende norte 212.
B. Zaragoza Número 212.
C. Victoria 106.

5. SALÓN DE BELLEZA CRISANTEMA

A. Bravo norte número 100.
B. Victoria 113.
C. Ocampo No. 210.

6. PLOMERIA Y FERRETERIA RYN

A. Juárez oriente número 520.
B. Allende Norte No. 209.
C. Aldama Pte. 409.

7. MUEBLERÍA HINOJOSA

A. Zaragoza Núm. 208.
B. Aldama Pte. 300.
C. Allende norte 405.

8. ZAPATERIA MANRIQUE

A. Aldama Pte. 536.
B. Xicoténcatl Sur 133.
C. M. Acuña norte 211.

9. EL CENTRO VIDRIERO HERMANOS CARDONA

A. Hidalgo Sur No. 1-18 B.
M. Acuña Norte Frente al Hotel Piedras Negras.
C. P. Flores No. 108.

10. ZAPATERÍA REGIA

A. Padre Flores No. 104.
B. Aldama poniente 511.
C. Abasolo y Ateneo.

11. TALLER DE CARPINTERÍA RAÚL DE LA CRUZ

A. Juárez oriente numero 520.
B. Gral. Cepeda norte 100.
C. Zaragoza 314.

12. CASA LUCIA (Especialista en vestidos de novia)

A. Abbott 105.
B. Allende norte 222.
C. V. Carranza Pte. 202.

RESPUESTAS CORRECTAS

1. B. Venustiano Carranza poniente 102.

2. B. Lerdo de Tejada No. 422.

3. C. V. Carranza poniente 211.

4. B. Zaragoza Número 212.

5. A. Bravo Norte. número 100.

6. B. Allende Norte No. 209.

7. C. Allende norte. 405.

8. A. Aldama poniente. 536.

9. C. P. Flores No. 108.

10. A. Padre Flores No. 104.

11. A. Juárez oriente número 520.

12. A. Abbott 105.

saltillo1900@gmail.com

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