Salud mental, el factor que define la búsqueda de empleo al cierre de año; desempleo pega a profesionistas de Coahuila
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En un contexto de alta competencia laboral, especialistas advierten que la ansiedad y la depresión influyen de manera directa en la capacidad de lograr una plaza
Con el cierre de año, miles de profesionistas retoman o intensifican la búsqueda de empleo, un proceso que suele estar acompañado de presión, evaluaciones y reajustes personales. En este escenario, la salud mental emerge como una variable decisiva, capaz de impulsar o frenar el acceso a nuevas oportunidades laborales.
Uno de cada 3 empleados en el mundo vive con ansiedad o depresión, y apenas el 35 por ciento recibe tratamiento. Esta carga emocional, que se agudiza en periodos de transición laboral, puede mermar la autoconfianza, la claridad discursiva y la proactividad necesarias para competir en procesos de selección cada vez más exigentes.
En México, poseer un título universitario o incluso un posgrado no se traduce necesariamente en mejores condiciones de empleo ni en estabilidad laboral. Las cifras lo confirman: mientras 2.7 por ciento de las personas que no concluyeron la secundaria se encuentran desempleadas, el desempleo asciende a 4.3 por ciento entre quienes cuentan con estudios superiores, de acuerdo con datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE).
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El contraste resulta especialmente preocupante si se considera que, en la mayoría de los países desarrollados, un mayor nivel académico incrementa de manera directa las posibilidades de acceder a empleos mejor remunerados y de mayor especialización.
Este desequilibrio tiene una consecuencia directa: la fuga de talento altamente calificado. Solo en 2024, alrededor de 12 mil 500 profesionistas con grado de doctorado se vieron obligados a emigrar ante la falta de oportunidades laborales acordes con su formación y nivel de especialización dentro del país. Esta cifra se desprende del informe de resultados 2024 del extinto Consejo Nacional de Humanidades, Ciencia y Tecnología, hoy Secretaría de Ciencia, y refleja una problemática estructural que limita el aprovechamiento del capital humano en México.
En la Región Lagunera de Coahuila, en el segundo semestre de 2025 una de cada 2 personas desempleadas son jóvenes de 15 a 29 años, muchos de ellos con estudios técnicos o universitarios, comparte el proyecto del Consejo Cívico de las Instituciones. En total, son más de 9 mil jóvenes que se enfrentan a esta realidad.
“La salud mental tiene una influencia determinante en la búsqueda de empleo porque afecta las tres áreas fundamentales para destacar en el mercado laboral: autoconfianza, comunicación estratégica y proactividad. Cuando estas competencias están comprometidas, por más experiencia que tenga un profesional, su capacidad para transmitir valor se ve afectada”, explica Yolí Sánchez, mentora y asesora en Carrera y Liderazgo.
Especialistas advierten que la relación entre empleo y salud mental es bidireccional: el desempleo deteriora el bienestar emocional, y a su vez, una salud mental frágil incrementa el riesgo de exclusión laboral, generando un círculo vicioso difícil de romper. En contraste, la asesoría, el acompañamiento y el seguimiento profesional han demostrado impactar de forma positiva en quienes buscan empleo, frente a quienes lo hacen sin orientación.
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Para enfrentar este contexto, Yolí Sánchez propone cinco pilares clave que permiten sostener una búsqueda de empleo más estratégica y saludable:
1.- Alinearse con el objetivo profesional: definir metas claras y un plan financiero que haga sostenible el proceso.
2.- Construir una narrativa convincente: aprender a comunicar la experiencia y el valor profesional en términos claros y procesables para reclutadores.
3.- Dominar herramientas de búsqueda: optimizar el currículum, perfiles digitales y desempeño en entrevistas.
4.- Postular con estrategia: estructurar un plan que integre objetivos, metodología y networking efectivo.
5.- Autogestión emocional: canalizar de forma sana las emociones, trabajar creencias limitantes y responder con mayor claridad a los retos del proceso.
De cara al próximo año, cuando aumenta la percepción de nuevas oportunidades pero también la competencia por las vacantes, contar con estas herramientas puede ser un factor diferenciador.
“Impulsar herramientas que acerquen a las personas a nuevas oportunidades laborales es esencial. No sustituyen las mejoras que aún requiere el reclutamiento, pero sí ofrecen habilidades prácticas para tomar mejores decisiones y obtener resultados más consistentes al buscar empleo”, concluye la especialista.