Tres callejones de Saltillo sobre los que se cuentan leyendas; ¿los conoces?
Los céntricos callejones 5 de mayo, Santos Rojo e Idelfonso Vázquez esconden historias que sobreviven gracias a la tradición oral
La Zona Centro de Saltillo está llena de edificios icónicos, historias tan antiguas como la ciudad y decenas de callejones que tienen leyendas qué contar.
En esta ocasión te platicamos los casos, que se cuentan, ocurrieron en los callejones conocidos como 5 de mayo, Santos Rojo e Idelfonso Vázquez.
Cruzando desde las calles Ignacio Allende hasta Miguel Hidalgo, encontramos el callejón 5 de mayo, que también ha llevado por nombres: “del Moro”, “del Rey”, “de Torcuato” y “de Ibarra”.
En 1929 se construyó el inmueble que ocuparía la asociación católica Caballeros de Colón. Ahí se realizaban juntas, bailes y otros eventos sociales.
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Fue durante la década de 1950 cuando al término de una celebración, en la madrugada, se escucharon ruidos de platos y mesas moviéndose. Quienes estaban en el sitio corrieron hacia la calle Hidalgo.
Otras personas narran que por las noches, doblando en el callejón, han logrado ver siluetas humanas en los alrededores. Se cree que pudieran ser los fantasmas de los viejos tenderos españoles, habitantes del sector en el siglo XVII.
Seguro ubicas el callejón Santos Rojo, popular por encontrarse a un lado de la Capilla del Santo Cristo.
A este cruce se le llegó a conocer también como “de las Ánimas”, “del Santo Cristo” y “de la Capilla”. Su nombre actual rinde homenaje a quien fuera uno de los primeros pobladores y fundadores de la ciudad, además de habitar en el edificio a un costado del callejón donde hoy encontramos un restaurante.
En este paso peatonal se cuenta la historia de La dama de negro. Según la tradición oral, una mañana de invierno Santos Rojo y un amigo suyo acudían a la misa de las 6:00 horas cuando observaron frente a ellos, en el callejón, a una mujer vestida totalmente de negro y que llevaba en manos una vela encendida.
En la entrada del templo, ella comenzó a elevarse sobre el suelo pero sin tocarlo. Cuando llegó el momento de hacer la oración y todos se inclinaron, la mujer simplemente se esfumó frente a ellos.
Existe otra historia que, aunque no es paranormal, retrata a un personaje extranjero popular en la ciudad. A él se le encontraba en el callejón que va de las calles Miguel Hidalgo a la de Nicolás Bravo, al que hoy se le llama Idelfonso Vázquez.
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A este cruce también se le denominó “del Truco”, y se cree que se le llamó así por la narración que dicta que un pastelero francés vendía ahí sus postres en una mesita y una canasta.
Como estrategia de comercio, el hombre gritaba “pasen marchantes, pasen; aquí pasteles y trucos a cinco por un real”.
El truco consistía en unos tubos de harina con una preparación especial, que cuando iniciaban a ser horneados, se rellenaban, ellos solos, de una especie de pasta. Cuántos saltillenses no habrán quedado cautivados con eso.
El pastelero después se fue a la capital del país, y fue uno de los comerciantes que tuvieron pérdidas en sus negocios por el robo de sus productos durante la Guerra de los Pasteles, en 1838.
Hay quienes creen que si pasas por ahí, puedes encontrar más que un truco, o más que solo una calle. Pero eso dependerá de la hora a la que acudas y de qué tan susceptible seas a encontrarte con el pasado de Saltillo.
En una investigación realizada por el historiador saltillense Carlos Recio con motivo de su libro “Espacios geográficos, urbanos, públicos y de tránsito de Saltillo. Siglos XVI al XX”, logró contabilizar 45 callejones mediante documentos y periódicos del siglo XIX.
*Con información de Juan Marino Oyervides, Carlos Recio y Froylán Mier.