Un campo minado: los juegos de la CONCACAF
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Justo este tipo de partidos, a priori irrelevantes y totalmente traicioneros, suelen enturbiar el entorno del fútbol mexicano
Bendita y maldita CONCACAF. Y es que pertenecer a dicha confederación es la gran paradoja del futbol mexicano. Por un lado, el boleto a la Copa del Mundo está asegurado (salvo desastrosas excepciones y esfuerzos titánicos por complicarse la vida). Por el otro, el bajo nivel del área provoca que la Selección Mexicana se retuerza en su propia mediocridad. Suena raro, pero la ínfima categoría de la zona hace aflorar lo peor del futbolista mexicano: el conformismo.
Salvo al combinado de Estados Unidos, que a golpes se ganó el respeto de los mexicanos, los jugadores de nuestro país (siempre) han visto por encima del hombro a sus rivales regionales. A los centroamericanos siempre se les menospreció, aunque reconocen que jugar de visitante contra ellos es muy complicado por el entorno y la brusquedad de su juego.
Los caribeños directamente no existen. Es muy difícil encontrar a una Selección que haya jugado con total seriedad contra una de las islas que son parte de la confederación. Con el nombre es más que suficiente y, aunque usted no lo crea, más allá del resultado, en más de un partido contra esos equipos semiprofesionales se ha sufrido. México camina la cancha, y en lugar de demostrar superioridad, sufre innecesariamente y ahí empiezan los problemas.
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Justo ese tipo de partidos, a priori irrelevantes y totalmente traicioneros, suelen enturbiar el entorno. Y es que son esos juegos en los que, normalmente, el equipo nacional está destinado a quedar como el cohetero: si truena, porque truena y si no truena... Porque no truena.
Esta semana inicia el proceso del nuevo técnico nacional Diego Cocca en dicho escenario. En la infravalorada Liga de Naciones de la CONCACAF. La cual carece de cualquier relevancia hasta que la pierdes.
Los problemas para todos los entrenadores del equipo nacional mexicano han comenzado en la CONCACAF.
Mal desempeño en eliminatorias, perder una Copa Oro o una Liga de Naciones suele ser el detonante que comienza con la implosión del equipo azteca. Y es que ese menosprecio que el futbol mexicano siente por sus rivales de área, es lo que provoca que todos le jueguen a muerte. Y cuando un equipo sale con el cuchillo entre los dientes, lo peor que puedes hacer es no tomarlo con seriedad.
Diego Martín Cocca iniciará su camino como seleccionador en ese campo minado que significa tener que ganar, gustar y golear a la débil Surinam, y después recibir a Jamaica en el estadio Azteca.
Ojalá el futbolista mexicano entienda que si las distancias se han acortado es porque nosotros dejamos de dar pasos al frente.
Adendum. “Si neutralizas al Pocho Guzmán, paras a Chivas”, ese fue el análisis de Knut tras el clásico nacional. Y, creo, que tiene razón...