Buscan ‘evitar’ feminicidios en México con pulsera inteligente, pero... ¿Y los agresores?
Con altos niveles de impunidad en el país, y las mujeres tienen qué tomar la iniciativa par evitar ser víctimas de feminicidio, ¿dónde queda la responsabilidad del agresor?
Las muertes violentas de mujeres imperan en México y, pese a las insistencias de las colectivas feministas, la impunidad dentro del feminicidio se hace presente todos los días, cuando un nuevo caso ocurre, y el nombre de otra mujer tiene qué escribirse en decenas de pancartas, mientras sus familiares y amigos piden justicia.
Apenas a finales del año pasado, Impunidad Cero informó que, en los últimos seis años, sólo se han resuelto 7 de cada 100 casos de homicidio, y menos de la mitad de los feminicidios concluyen en sentencia condenatoria.
Para evitarlo, se han ofrecido diversas soluciones, empero, todas resultan ser una tarea para las mujeres, víctimas de un sistema que aparenta no funcionar. Así sucedió en el estado de Morelos, donde el uso de pulseras inteligentes ya es una realidad, no obstante, la Dra. Laura Martínez, presidenta de la Asociación para el Desarrollo Integral de Personas Violadas (ADIVAC), consideró que es “ponerle un curita” a un problema de gran magnitud.
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EL DEBER DE LAS VÍCTIMAS
El martes pasado, el gobierno de dicha entidad entregó, de manera simbólica, uno de los 289 dispositivos que ayudará a pedir socorro de manera inmediata; son ya 26 municipios los que cuentan con este aparato, y miles de mujeres cuya relación con su pareja es complicada se han beneficiado del mismo.
Son “únicas en su tipo”, según el gobernador de la entidad, Cuauhtémoc Blanco, del Partido Encuentro Social (PES), pues cuentan con un sencillo botón que se comunica a un centro de control, quienes se encargarán de manejar la situación.
Pero hay diversas fallas, según la especialista, quien asegura y sólo podría funcionar para las mujeres que conocen a sus agresores. “Cuando una mujer va a ser atacada por una persona que no conoce, la respuesta es de mucho miedo. No se acuerda que trae un brazalete. Por el miedo, se bloquea”, apuntó.
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Esta clase de artefactos, al igual que silbatos, botones de pánico, aplicaciones en los teléfonos celulares, son parte del buen uso que se le puede dar a la tecnología, sin embargo, Martínez y colectivas feministas señalan que la problemática de los feminicidios no se está resolviendo a raíz, es decir, con las penas necesarias para los agresores.
NO ES LA PRIMERA VEZ
“Vamos a poder evitar muchas muertes, muchas agresiones y muchas violaciones”, se dijo en el equipo del Departamento de Tecnología Electrónica de la Universidad Carlos III de Madrid, donde diseñaron “Bindi”, un artefacto que prometió detectar sucesos de violencia contra las mujeres, y se comunicaría al teléfono de la víctima para llamar a emergencias, el pasado junio de 2018.
Unos meses después, en octubre, un grupo de jóvenes de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP), manufacturaron una pulsera con la misma función, llamada “Mujer Segura, Alerta Rosa”, que también funcionaban mediante geolocalización.
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Enseguida, en marzo de 2019, tres alumnas del quinto semestre en el Colegio Nacional de Educación Profesional Técnica (CONALEP) de Reynosa, Tamaulipas, fabricaron “Pulsitec”, una “pulsera antisecuestros”, y no sólo ayudaría a las mujeres, sino, a niños pequeños, adultos mayores o personas con enfermedades o discapacidades.
PROBLEMÁTICA
El año pasado, Morelos calificó como el segundo estado de México con mayores niveles de impunidad, con un 99.8 por ciento, por debajo del 100 por ciento de Oaxaca. Así lo registró Impunidad Cero, quienes califican que en el país hay un rezago alto de casos sin sentencia.
Adriana de la Cruz, titular de la Comisión Ejecutiva para Prevenir y Erradicar la Violencia contra las Mujeres del Poder Ejecutivo (Coevim), sugirió que un 70 por ciento de las mujeres en el estado no acuden a denunciar, pese a ser víctimas de violencia, debido al miedo a las repercusiones, o que no lo consideren realmente importante.
Por otro lado, aunque los protocolos de investigación existen, y la misma Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), ha buscado que toda muerte violenta de mujer se investigue bajo el régimen de feminicidio, únicamente el 27 por ciento de las muertes violentas de mujeres se investigan bajo este régimen.
Entonces, ¿a quién compete que las mujeres puedan caminar libremente en la calle? Diariamente, millones de mexicanas se basan en un laborioso ritual que les evitaría ser la siguiente víctima de feminicidio. Desde usar diferentes atajos, caminos y cruces para llegar a sus destinos, hasta dejar de salir, por completo.
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Martínez asegura que el verdadero cambio comenzará cuando se “discipline” a todos por igual. “Para generar una política que tenga impacto social se tiene que empezar a trabajar socialmente con toda la población, con hombres y mujeres, no solo con las mujeres [...] La violencia no es una enfermedad mental, es una enfermedad social”, confió.
Para Martínez, el esfuerzo sigue siendo de las mujeres, únicamente: “Si Morelos tiene realmente una preocupación por las mujeres que viven en el estado, sí tendrían que tener una respuesta más integral, más multidisciplinaria y no con un curita porque no lo vas a resolver con eso”.
Mientras, ¿qué tarea se llevan los agresores? La especialista asegura que, para estar “en par”, los hombres que han sido denunciados por violencia contra la mujer, podrían portar un chip localizable. “¿No sería mejor? Acaso, ¿lo aceptarían?”, arremetió.
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