Entrega AMLO obras a la Secretaría de Marina
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CAJEME, SON.- El presidente Andrés Manuel López Obrador anunció que la Secretaría de Marina (Semar) se hará cargo de los aeropuertos de Ciudad Obregón y Guaymas, Sonora, “que no fueron concesionados durante el periodo neoliberal”, así como de la modernización del puerto de la segunda localidad.
Al inaugurar una sucursal del Banco del Bienestar en este municipio, el mandatario explicó que la Semar formará una empresa que administrará los aeropuertos de Obregón y Guaymas. En este último, además de dar servicio a pasajeros, será una terminal de carga que, afirmó, ayudará mucho al desarrollo de la región.
Acompañado por el gobernador de Sonora, Alfonso Durazo (Morena), a quien calificó como un extraordinario mandatario; de la secretaria del Bienestar, Ariadna Montiel, entre otros funcionarios, informó que además en Guaymas se construirá una planta de licuefacción para poder congelar gas y enviarlo por barco a Asia.
“Ya estamos construyendo una planta para generación de energía eléctrica con paneles solares en Peñasco. Como esa vamos a construir cinco con una planta de respaldo de gas; una termoeléctrica para que nunca falte energía a Sonora y con líneas de transmisión para exportar electricidad a California”, sostuvo el mandatario.
Dijo que el plan incluirá la explotación de litio y que la empresa que estará a cargo de la explotación de este mineral ganará convenios con otras, como Ford, para aprovecharlo y fabricar las baterías en Sonora, siempre y cuando aquí se establezcan las plantas automotrices.
“No me va a tocar acabarlo, pero se lo voy a dejar en custodia al gobernador Alfonso Durazo”, señaló el Presidente.
Faltaron más refinerías
Antes, en Rosario, en una reunión con autoridades municipales de la sierra de Sonora y Chihuahua, el Presidente reconoció que a su administración “le faltó atrevimiento”, pues en vez de comprar sólo la refinería de Deer Park en Estados Unidos, debió adquirir tres o cinco más.
“Ya terminamos la refinería de Dos Bocas, pero también tuvimos suerte porque por la desgraciada pandemia, que tanto daño hizo, los petroleros del mundo pensaron que ya no se iba a necesitar el petróleo y que los carros iban a ser eléctricos y comenzaron a vender las refinerías.
“Compramos una, tuvimos suerte, pero como que nos faltó un poco más de atrevimiento, porque era no para comprar una en Texas, sino unas tres o cinco, pues nos costó 600 millones de dólares y en seis meses, como aumentó el precio de la gasolina en el mundo, ya se pagó”, señaló López Obrador.