Futuro energético en México no será limpio

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/ 18 agosto 2022
La administración de AMLO hace uso del Estado para mantener a raya a las empresas de las renovables.

CDMX.- Hace poco, en su estado natal, Tabasco, el presidente Andrés Manuel López Obrador celebró el más reciente triunfo de su gobierno: una nueva refinería. Aunque aún no está operativa, aclamó al proyecto como pieza central de su gran campaña para asegurar la independencia energética de México.

“No hicimos caso al canto de las sirenas, las voces de los que pronosticaban, de buena fe, tal vez, el fin de la era del petróleo y la llegada masiva de los carros eléctricos y de las energías renovables”, le dijo a una multitud entusiasta.

En un momento en que los científicos suenan la alarma sobre la necesidad de apartarse de los combustibles fósiles que contribuyen al catastrófico calentamiento global, la invasión
de Rusia a Ucrania ha encendido un movimiento global en dirección contraria: Estados Unidos y países europeos toman medidas para aumentar la producción de petróleo y gas para contrarrestar las prohibiciones a la energía rusa.

Pero México está yendo más allá; impulsado por el objetivo de López Obrador de retirar el control del sector energético a las empresas privadas a fin de que las estatales dominen el mercado, el gobierno está socavando los esfuerzos de expandir la energía renovable y apostando el futuro del País en los combustibles fósiles.

Para este fin, el Gobierno está empleando el poderío de sus agencias regulatorias para mantener a las empresas de energías renovables fuera del mercado, bloqueando la operación de sus plantas eléctricas y apuntalando las plantas de hidrocarburos que el Estado posee u opera, según entrevistas con más de una decena de exfuncionarios del gobierno, analistas y ejecutivos del sector energético.

Como resultado, según los analistas, es casi seguro que México no logre cumplir su promesa al mundo de reducir su producción de carbono. El País posiblemente también haya puesto en riesgo miles de millones de dólares de inversiones en renovables y creado otra fuente de tensión con el gobierno de Joe Biden.

“La gente dice, ‘¿cómo va a cumplir sus compromisos con el cambio climático?’ Y yo siempre le digo a la gente, ‘bueno, a él no le importa’”, dijo Tony Payan, experto en México del Instituto Baker de Política Pública en la Universidad de Rice, refiriéndose a López Obrador. “Es un hombre de petróleo”.

INVIERTE MIL 600 MDD EN RENOVABLES, PERO DEL ESTADO

El gobierno no ha abandonado por completo las energías renovables. Planea gastar unos mil 600 millones de dólares para construir una enorme planta solar en el norte del País, y también reequipar más de una decena de plantas hidroeléctricas propiedad del Estado.

México genera casi el 80 por ciento de su energía de combustibles fósiles, mientras que las fuentes renovables y nucleares proveen el 20 por ciento restante, según cifras del gobierno.

Los partidarios de López Obrador también argumentan que la estrategia gubernamental permitirá al Estado un mayor control sobre el sector energético y cualquier cambio hacia las renovables. La política es clave en un país en donde la supervisión pública del sector privado a menudo ha sido débil, según Fluvio Ruíz Alarcón, analista y exconsejero en Pemex.

Mantener el sector en manos del Estado, “te da la capacidad de manejar tus ritmos de transición energética”.

En junio, más de 50 proyectos eólicos y solares propuestos por empresas privadas y extranjeras estaban a la espera de permisos de la comisión; algunas de las solicitudes databan de 2019, la última vez que se aprobaron permisos nuevos para compañías privadas de energía, según registros del gobierno. En total, representan casi 7 mil megavatios de energía renovable, suficientes para abastecer a una ciudad del tamaño de Los Ángeles.

Según Francisco Salazar Diez de Sollano, expresidente de la Comisión Reguladora de Energía, se trata de una “guerra que ha habido contra las renovables”.

Antonio Perea, quien trabaja en desarrollo de negocios en Sungrow, una empresa china proveedora de equipo solar, aseveró sobre la agenda de energía del gobierno: “Llegamos a tener en México, como país, la energía más barata del mundo en tema solar y, desafortunadamente, con todos estos cambios nos quedamos en el camino... No es un tema energético, es un tema político”.

REVERSA A REFORMAS

López Obrador también se ha enfocado en dar marcha atrás a las reformas económicas aprobadas por su antecesor, que abrieron los mercados energéticos a las empresas privadas, incluidas las extranjeras que trabajan con renovables, por primera vez en décadas. Y canceló una subasta en 2019 que ponía a la venta los derechos para la generación de energía eólica y solar, incluso cuando las subastas previas habían resultado en precios de energía renovable que se hallaban entre los más bajos del mundo.

El partido de López Obrador, Morena, también ha aprobado una propuesta de ley para reescribir las reglas que rigen el orden en que las plantas generadoras alimentan la energía a la red eléctrica mexicana, con lo que se revierten los cambios previos que exigían que la energía más barata, a menudo renovable, se despachara primero en lugar de darle la prioridad a las plantas estatales.

La nueva ley, que ha sido ampliamente criticada por el sector privado y los ambientalistas, fue ratificada por la Suprema Corte en abril, pero sigue entrampada en varias demandas.

El gobierno, alegando las necesidades de fiabilidad del sistema de energía, también ha permitido que la plantas que queman carbón, gas y combustible propiedad del Estado alimenten a la red eléctrica nacional antes que las plantas privadas de energía renovable.

Dicha práctica se llevó a cabo “sin justificación aparente”, según un informe emitido el año pasado por una firma con sede en Estados Unidos que México contrató para monitorear el sector energético del país. La Suprema Corte falló que la política era inconstitucional, pero en la práctica sobrevive. c. 2022 The New York Times Company

The New York Times es un periódico publicado en la ciudad de Nueva York y cuyo editor es Arthur Gregg Sulzberger, que se distribuye en los Estados Unidos y muchos otros países. Desde su primer Premio Pulitzer, en 1851, hasta 2018, el periódico lo ha ganado 125 veces.​

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