Han pasado 17 años del crimen de Cumbres en Monterrey
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El 2 de marzo de 2006, los pequeños Erik Azur y María Fernanda perdieron la vida en un crimen que sigue siendo polémico hasta el día de hoy
Han pasado 17 años del terrible crimen que sacudió a la ciudad de Monterrey, los pequeños Erik Azur y María Fernanda Peña Coss fallecieron la mañana del 2 de marzo de 2006 al interior de su casa en el sector Cumbres, una de las zonas residenciales más reconocidas de la Zona Metropolitana de Nuevo León.
Los menores de 7 y 3 años fueron víctimas de Diego Santoy Riveroll, quien en ese entonces tenía la edad de 21 años y era exnovio de Erika Peña Coss quien tenía al menos 18 años y hermana de los pequeños.
Las investigaciones y declaraciones de los testigos apuntan que el conocido como “El Asesino de Cumbres” ingresó a la residencia de la calle Monte Casino con número 2909 en el fraccionamiento exclusivo de la ciudad, había entrado a la casa sin que nadie se diera cuenta, pese a que la casa estaba conectada con una oficina, la empleada del hogar había llegado y el interior se encontraban las dos hermanas menores junto a los menores.
Santoy buscó a su expareja en la habitación y después la llevó al área de lavandería, donde discutieron hasta los gritos, con los cuales Erick y Fernanda se despertaron. Sin embargo, la familia no esperaba el fin que tendrían los menores.
Frente a la mirada de Erika y que Azura, también hermana de los niños, estaba en su cuarto y quien no se percató en ningún momento de los hechos, Diego Santoy terminó con sus vidas, además de presuntamente herir en el cuello a su exnovia; más tarde el joven de 21 años sacó a la empleada del baño, donde la había mantenido, y la subió a la cajuela de un auto, para dejarla libre un par de horas después a varios kilómetros de los hechos.
En un intento de librar la prisión, Santoy se comunicó con su hermano a quien le contó lo sucedido e idearon un plan para huir a Guatemala; sin embargo, fueron detenidos en Oaxaca cuatro días después y fueron trasladados a Nuevo León.
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A su regreso, la población exigía justicia por el crimen de los hermanitos y después de un extenuante juicio penal, como social, Santoy fue sentenciado a 71 años de prisión, luego de una reducción obtenida por su abogada Raquenel Villanueva, quien fue asesinada en 2009, por los delitos de homicidio calificado de los dos niños Peña Coss, intento de homicidio calificado en contra de Érika Peña, su expareja, por el robo del auto de la joven, y por la privación ilegal de Catalina Bautista, la trabajadora del hogar.
“El Asesino de Cumbres” cumple su condena en el penal de Cadereyta, donde se casó y procreó un hijo con una mujer que decía ser su fan. Aunque la defensa de Diego Santoy sigue buscando reducir la condena, señalando que Erika Peña fue cómplice en los asesinatos.
Al respecto de Erika solo se conoce que salió del país tras los trágicos hechos y se casó en 2014 con un hombre estadounidense en San Miguel de Allende, Guanajuato, curiosos han encontrado lo que parecería ser sus redes sociales, las cuales son privadas; mientras que sobre la familia, sólo Azura ha salido a la luz para relatar su experiencia en redes sociales en un par de ocasiones; sin embargo, años más tarde desapareció de ellas y los padres de los menores (Teresa Coss y Gonzalo Peña Tamez) no han hablado más allá que las apariciones en el juicio, pese a que eran considerados astrólogos reconocidos por la sociedad de Monterrey.
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IMPACTO CULTURAL
Por un lado, la sociedad demandaba justicia y por el otro inocencia al hombre de hoy 37 años, tanto así que 17 años después se sigue cuestionando el veredicto de culpabilidad a solo una de las dos personas que presenciaron el crimen.
En 2006, el grupo musical PXNDX presentó la canción “So violento, so macabro”, que de acuerdo con el vocalista, Pepe Madero, reflejaba de una forma ficticia lo que pasaba por la mente de Santoy: obsesión.
Aunque en su momento reveló que no era un orgullo tener un fan como Santoy, de alguna forma los hechos ocurridos en Cumbres inspiraron la canción del álbum “Amantes suntamentes”.
“La canción no está precisamente dedicada a ellos (a Santoy y a Erika), pero relata un amor obsesivo, a un enamorado dispuesto a todo con tal de recuperar lo que perdió, pero nada más. No tiene nada qué ver directamente con ninguno de los dos”, comentó Madero hace algunos años.
Actualmente, la casa donde ocurrió el asesinato fue vendida y demolida por los nuevos dueños, tras años de haber estado a la venta, sin ningún comprador interesado por el escalofriante pasado.
Todo esto mientras que Santoy buscaba una reducción de sentencia, aunque solo fue ratificada como definitiva por 71 años, siete meses y 27 días de cárcel, además de una reparación de daños por 337 mil 759 pesos.