Busca Canadá impulsar en el G7 la estabilidad global en un mundo dominado por Trump

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Los líderes del G7 se reúnen en Kananaskis, Canadá más divididos que nunca por las diferencias con Washington en conflictos como los de Ucrania y Gaza, la lucha contra el cambio climático y las políticas comerciales de Donald Trump
TORONTO- Canadá, el anfitrión de la Cumbre del G7, quiere aprovechar la reunión del grupo para intentar restaurar la estabilidad política y financiera global, a pesar del caos provocado por Donald Trump, con el refuerzo de alianzas y una agenda centrada en el desarrollo económico, la paz y la seguridad y la aceleración de la transición digital.
El nuevo primer ministro canadiense, Mark Carney, quiere evitar a todo coste lo ocurrido en la anterior Cumbre del G7 organizada por Canadá, la de Charlevoix en 2018.
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En esa reunión, Trump se marchó antes de su conclusión, insultó al entonces primer ministro canadiense, Justin Trudeau, y ordenó a sus funcionarios retirar la firma de EE.UU. del comunicado conjunto final del grupo.
Esta vez Carney, un respetado economista que fue gobernador del Banco de Canadá y del Banco de Inglaterra hasta que sustituyó a Trudeau en marzo de este año, ha diseñado la cumbre para suavizar tensiones, hallar consensos y minimizar las diferencias.
Y son muchas las que separan a Trump de la mayoría de países que asistirán a la cumbre en la localidad canadiense de Kananaskis del 15 al 17 de junio.

De momento, el equipo de Carney ha filtrado a medios locales que esta vez no habrá el tradicional comunicado final conjunto, sino que se emitirá una declaración de la presidencia para evitar fricciones y ante la imposibilidad de consensuar los temas más peliagudos.
Además, Canadá, como presidente este año del G7 y organizador de la reunión, ha decidido centrar el encuentro alrededor de tres grandes temas.
En primer lugar, la protección de comunidades y el mundo con el fortalecimiento de la paz y seguridad, así como el combate a la injerencia extranjera y el crimen transnacional.
Segundo, “garantizar la seguridad energética y acelerar la transición digital”, para lo que se consolidarán las cadenas de suministro críticos y el uso de la inteligencia artificial así como la computación cuántica, motores del crecimiento económico futuro.
Y finalmente, “asegurar las asociaciones del futuro”, con la movilización de grandes inversiones privadas para financiar infraestructuras, crear empleos mejor remunerados y abrir mercados dinámicos.
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Canadá también ha incluido en la agenda discusiones sobre «una paz justa y duradera para Ucrania» y otros conflictos, además de la participación de otros países externos al G7, al reconocer que la “seguridad y prosperidad a largo plazo dependerán de la construcción de coaliciones con aliados fiables y valores comunes”.
Carney quiere aprovechar la reunión de Kananaskis, donde en 2002 ya se celebró otra cumbre del grupo cuando se llamaba G8 por la presencia de Rusia, para reforzar el papel internacional de Canadá y reducir las tensiones de Ottawa con otros países.
“Canadá tiene lo que el mundo necesita y los valores a los que otros aspiran. La Cumbre de Líderes del G7 en Kananaskis es una oportunidad para que Canadá trabaje con socios fiables para afrontar los desafíos con unidad, determinación y fuerza. Canadá está preparado para liderar”, declaró Carney.
El líder canadiense ha invitado a la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, el otro socio comercial norteamericano pero con el que las relaciones se han enfriado por la guerra comercial de Estados Unidos, que ha dividido a los que antes se llamaban «los tres amigos».
El primer ministro canadiense también recibirá al primer ministro indio, Narendra Modi. La invitación ha sorprendido a muchos ya que el Gobierno canadiense le ha acusado de estar detrás del asesinato de un líder independentista sij que vivía en Canadá.
La acusación, lanzada a finales de 2023 por Trudeau, ha provocado una grave ruptura diplomática que Carney está intentando remendar, consciente de que su programa económico necesita de la colaboración con el país más poblado del mundo.

Además de Sheinbaum y Modi, Carney ha invitado a Kananaskis a Volodímir Zelenski (Ucrania), Anthony Albanese (Australia), Luiz Inácio Lula da Silva (Brasil), Lee Jae-myung (Corea del Sur), y Cyril Ramaphosa (Sudáfrica).
LAS PROFUNDAS DIVISIONES EN ESTADOS UNIDOS Y SUS ALIADOS CONDICIONAN LA CUMBRE DEL G7
Medio siglo después de su primera cumbre, los líderes del G7 se reúnen en Kananaskis (Canadá) más divididos que nunca por las diferencias con Washington en conflictos como los de Ucrania y Gaza, la lucha contra el cambio climático y las políticas comerciales de Donald Trump.
La Cumbre del G7 será un test de la distancia que separa a EE.UU. de sus aliados, la primera reunión multilateral de Trump desde que regresó a la Casa Blanca en enero y su tercer viaje al extranjero tras asistir al funeral del papa Francisco en Italia en abril y la gira que realizó en mayo por Oriente Medio.
De hecho, analistas canadienses han señalado en las últimas horas que dudan que la cita culmine con un comunicado conjunto como es habitual en este tipo de reuniones por las profundas diferencias de la mayoría de países con Trump.
El presidente estadounidense viajará el domingo a Kananaskis, en las Montañas Rocosas canadienses, para dos días de reuniones con los líderes del resto de países del G7: Alemania, Canadá, Francia, Italia, Japón y el Reino Unido.
También se espera que mantenga reuniones bilaterales con otros líderes que Canadá ha invitado a la reunión, entre ellos los presidentes de México, Claudia Sheinbaum; Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva; y Ucrania, Volodímir Zelenski.
UN NUEVO ENCUENTRO DE TRUMP Y ZELENSKI
El jefe de la Oficina Presidencial de Ucrania, Andrí Yermak, confirmó la semana pasada que los dos presidentes se reunirán en Canadá. Tras su conversación en el Vaticano durante el funeral del papa Francisco, éste será el segundo cara a cara que mantendrán desde la bronca televisada en la Casa Blanca.
La invasión rusa de Ucrania sigue siendo uno de los principales desencuentros entre la Administración de Trump con sus aliados europeos y Canadá.
Trump, que prometió durante la campaña presidencial acabar con la guerra “en 24 horas” tan pronto como regresase a la Casa Blanca, en marzo ordenó suspender durante una semana la ayuda militar a Kiev tras su enfrentamiento con Zelenski. Desde entonces, Washington ha reducido su asistencia militar a Ucrania.
Y, a diferencia de la Unión Europea (UE) y Canadá, se resiste a imponer sanciones más duras contra Moscú, por lo que los analistas prevén que los roces aflorarán de nuevo en Kananaskis ya que la UE quiere incrementar las sanciones contra el régimen de Vladímir Putin.
GAZA SERÁ OTRO PUNTO DE CONFLICTO EN LAS CONVERSACIONES
La política oficial de los países del G7 es que la solución al conflicto palestino-israelí es la creación de dos Estados. Pero esta semana el embajador de EE.UU. en Israel, Mike Huckabee, declaró que no creía que Washington continuara apoyando esa política.
Y Trump ha presionado a otros países para que no participen en la conferencia internacional, patrocinada por Francia y Arabia Saudí, que se celebra la próxima semana en Nueva York para impulsar la solución de dos Estados.
Además, en los últimos meses, Europa y Canadá han aumentado su presión sobre Israel para que acabe su invasión de la Franja de Gaza, que ya ha causado 55,000 muertes, en su mayoría civiles palestinos.
El martes, Canadá y el Reino Unido, entre otros países, impusieron sanciones a dos ministros ultranacionalistas israelíes por incitar a la violencia a los colonos israelíes, una medida que ha sido condenada por el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio.
CHINA, EL ÚNICO CONSENSO
Si llegar a un acuerdo sobre el conflicto palestino será prácticamente imposible, lo mismo se puede decir de las políticas ambientales y la lucha contra la crisis climática, un área en la que el retroceso de la Administración de Trump con respecto a las políticas de su predecesor Joe Biden ha sido fulgurante.
A estas profundas diferencias entre los socios del G7 se une el conflicto creado por las políticas arancelarias de Trump, que han castigado especialmente a los aliados tradicionales de Washington: Canadá, Europa y México.
Todo el G7 está en estos momentos negociando con EE.UU. para llegar a acuerdos comerciales que eliminen los aranceles, o las amenazas de gravámenes, por lo que parte de las negociaciones en Kananaskis estarán dirigidas a estabilizar el sistema comercial y financiero global tras el caos causado por Trump.
Lo que todos los socios de EE.UU. han asumido es que Trump está empeñado en transformar el comercio mundial por considerar que la actual estructura daña los intereses comerciales de su país y favorece, entre otros, a China.
En este sentido, quizás el principal punto de coincidencia en Kananaskis serán las políticas de contención de China, tanto en el plano económico como en el militar, ya que tanto Europa como Japón y Canadá comparten muchas de las preocupaciones de Washington sobre Pekín.
Por Julio César Rivas y Julio César Rivas Agencia EFE.