Científico australiano de 104 años se quita la vida con un fármaco en Suiza
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Goodall no sufría una enfermedad terminal pero ante la debilidad por el paso de los años ya no quería vivir y por eso viajó a Suiza, donde está permitida la eutanasia.
El australiano David Goodall falleció hoy a los 104 años tras tomar un fármaco, después de viajar desde su país a Suiza para tener lo que consideraba una muerte digna, anunció un portavoz de la organización Exit International.
El profesor de botánica bebió una infusión en compañía de varios de sus nietos con la música de la Novena Sionfonía de Ludwig van Beethoven de fondo y poco después murió. "Estaba tranquilo y relajado. Quería que todo pasase lo más rápido posible", añadió el portavoz de la organización de asistencia al suicidio.
Goodall no sufría una enfermedad terminal pero ante la debilidad por el paso de los años ya no quería vivir y por eso viajó a Suiza, donde está permitida la eutanasia. Con su acción también quería desatar en otros países un debate sobre la muerte digna.
El profesor, que iba en silla de ruedas, pasó los últimos días junto a su familia. En una conferencia de prensa el miércoles, subrayó que sus familiares entienden su decisión. El investigador era miembro desde hace 20 años de una organización de asistencia al suicidio. En Suiza existen unos 10 grupos que prestan esta ayuda, prohibida en la mayoría de los países.
Para los partidarios de la eutanasia el caso Goodall fue una nueva ocasión de defender su posición. "Podemos estar orgullosos de tener en Suiza esta opción de permitir una despedida digna", dijo un representante de la organización Lifecircle.
Goodall solicitó ser incinerado y sus cenizas esparcidas, informó Exit. No quería un entierro ni ninguna ceremonia ya que no creía en la vida después de la muerte.
"No quiero vivir más. Estoy perdiendo la visión y el oído", explicó en la conferencia de prensa, en la que demostró estar en pleno uso de sus facultades. También dijo que no pensaba en cuál sería su última comida, porque ya no era capaz de disfrutar de los alimentos.
Con 102 años aún se encontraba muy bien, relató, e incluso seguía trabajando en la Universidad de Perth, en el occidente de Australia. Pero a partir de entonces su salud ha ido empeorando cada vez más. "Quiero morir", dijo al cumplir los 104 años a principios de abril. "Lamento mucho haber llegado a esta edad”.
Un reportero le preguntó si iba a echar de menos algo, a lo que respondió que sus viajes al interior de Australia. Pero de todos modos ya hace mucho que no los puede hacer, señaló Goodall.