¿Cuál es la razón por la que en los restaurantes japoneses hay tantas especies en peligro de extinción?
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Si vas a Japón podrás disfrutar una taza de café mientras un búho se posa sobre tu cabeza y en algunas cafeterías está autorizado comprar los animales y llevártelos como mascotas
Japón- Pero quizá los visitantes de estos lugares no se dan cuenta de que los restaurantes ponen en riesgo la conservación de la vida silvestre, la salud propia y pública y el bienestar de los animales.
En un estudio exhaustivo de los cafés de animales de Japón publicado a principios de este año en la revista Conservation Science and Practice, los investigadores encontraron 3793 animales pertenecientes a 419 especies diferentes, 52 de las cuales están en peligro de extinción. Nueve de las especies exóticas encontradas, como los loris perezosos, en peligro de extinción, y las tortugas radiadas, en peligro crítico, están estrictamente prohibidas en el comercio internacional.
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“Algunas de las especies que vimos tienen una procedencia muy cuestionable”, afirmó Marie Sigaud, veterinaria y bióloga de fauna silvestre en el Museo Nacional de Historia Natural de París, que realizó el estudio como investigadora posdoctoral en la Universidad de Kioto. Lo más probable es que muchos de esos animales hayan sido capturados en libertad, “lo que tiene implicaciones para su supervivencia a largo plazo”.
El potencial de transmisión de enfermedades de animales a humanos también es preocupante, indicó Sigaud.
Según Cécile Sarabian, ecóloga cognitiva de la Universidad de Nagoya y coautora del estudio, en una cafetería normal se hacinan animales de distintas especies en una pequeña sala donde la gente puede tocarlos mientras beben algo. Muchos de los animales están sometidos a estrés y “es una situación idónea para el intercambio de posibles patógenos”, señaló.
Las leyes que regulan los establecimientos con animales son “bastante laxas”, añadió Sarabian, y los investigadores le piden al gobierno japonés que las refuerce.
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Los funcionarios del Ministerio de Medio Ambiente de Japón no respondieron a las solicitudes de comentarios.
Los restaurantes con animales exóticos no son exclusivos de Japón. Desde que en 1998 se abrió en Taiwán el primer café con animales del que se tiene noticia, con gatos y perros, el concepto se ha extendido por toda la región. Un estudio de 2020 identificó 111 negocios de este tipo en Asia, principalmente en Japón, pero también en China, Tailandia, Taiwán, Indonesia, Corea del Sur, Vietnam, Filipinas y Camboya. Sin embargo, pareciera que Japón se ha convertido en “el epicentro del fenómeno”, dijo Sigaud.
Los investigadores visitaron personalmente algunos cafés de Japón y también buscaron en internet y en las redes sociales, tanto en inglés como en japonés, palabras clave como “café de mascotas”, “café de nutrias” y “zoológico para acariciar animales”. Encontraron 142 cafés de animales exóticos en todo el archipiélago japonés e hicieron una lista de todas las especies que observaron en las fotografías publicadas en los sitios web y las cuentas de redes sociales de los restaurantes, excluyendo los insectos.
Según Sigaud, el número y la diversidad de animales fue sorprendente. Las aves representaban el 62 por ciento de las especies, y el 40 por ciento de ellas eran búhos. Pero los investigadores también registraron decenas de reptiles y mamíferos.
Treinta y ocho de los restaurantes también ofrecían la posibilidad de comprar los animales que exhibían: búhos, sobre todo, pero también especies tan diversas como petauros del azúcar, entre 150 y 300 dólares; pitones reales, entre 455 y 1290 dólares; pájaros secretario, 20,500 dólares; y cacatúas negras colirrojas, 23,250 dólares.
Algunas de las especies causaban más preocupación, por ejemplo, algunas en peligro crítico como la tortuga de las rocas y la tortuga de río centroamericana. Otras eran de origen dudoso. Los loris perezosos de Bengala y los loris perezosos de Sunda, por ejemplo, son especies amenazadas del sur y el sureste de Asia que suelen ser víctimas de la caza furtiva y están estrictamente prohibidas en el comercio internacional. Son difíciles de criar en cautiverio, explicó Sigaud, y en Japón no hay instalaciones profesionales para estas especies.
“¿Entonces de dónde los sacan?”, comentó Sigaud. “Me cuesta trabajo creer que sean legales”.
Sarabian y sus colegas también observaron problemas de seguridad en los cafés. Los animales pueden estresarse si se les manipula de manera constante, las aves de presa están encadenadas a perchas y las especies nocturnas se ven obligadas a interactuar con los visitantes durante todo el día. Casi todas las especies se mantienen en jaulas pequeñas y entornos artificiales, y las cuidan personas sin formación ni entrenamiento específico para trabajar con animales salvajes.
Kohei Kimura, propietario de Funny Creatures Forest, un restaurante de animales de Kioto especializado en reptiles, dijo que a menudo oía críticas como las que se plantean en el estudio, como que en los cafés hay especies protegidas y que allí se maltrata a los animales. Kimura, cuyo establecimiento exhibe unos 40 tipos de reptiles, además de tres búhos y algunos peces tropicales, afirma que él se esfuerza mucho por no contribuir a estos problemas. Todos sus animales proceden de mayoristas japoneses o los cría él mismo. Les prohíbe a los clientes tocar a los búhos mientras duermen, aseguró, y ha construido sus propias jaulas especializadas para los reptiles porque “las que están disponibles en el mercado son demasiado pequeñas”.
Kimura, que ama a las criaturas de sangre fría desde que era niño, dijo que abrió su café para compartir “el encanto de los reptiles” con los demás. “Un lagarto grande puede hacerte sentir como si estuvieras criando un dinosaurio”.
“En Japón, los reptiles suelen caer mal y se piensa que dan miedo, pero en realidad muchos son mansos”, añadió. c.2023 The New York Times Company.
Por Rachel Nuwer The New York Times.