El real de a ocho, fue una moneda que dominó el comercio mundial durante más de 300 años
En los virreinatos hispánicos, le conocía al real del ocho como peso de ocho y entre los nativos mexicanos como piastra, mientras que en el mundo anglosajón como “spanish dolar”. Fue acuñada en México, Potosí, Lima o Santa Fe de Bogotá
Cuando el 13 de junio de 1497 los Reyes Católicos promulgaron, la llamada “Pragmática de Medina del Campo” para poner orden en el caótico sistema monetario de sus reinos, no se imaginaban que estaban dando a luz a la primera moneda global de la historia cuya hegemonía se dilataría más de 300 años, convirtiéndose en la moneda de referencia del comercio mundial hasta mediados del siglo XIX.
De aquella histórica “Pragmática” del siglo XV nació una moneda de plata con un peso de 27 gramos y una pureza de 0.93055 por ciento que en consecuencia contenía 25 gramos y medio de plata de primerísima calidad. Oficialmente, se le bautizó como real de a ocho aunque también se le llamó, en los virreinatos hispánicos, peso de ocho o peso fuerte, entre los nativos mexicanos era conocida como piastra y en el mundo anglosajón como “spanish dóllar”.
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MÉXICO, LA PRIMERA CASA DE LA MONEDA AMERICANA
Con la expansión de la monarquía hispánica por tierras americanas y el descubrimiento de las minas de plata de Zacatecas y Guanajuato fue necesario la acuñación de los reales de a ocho en los territorios de la Nueva España. De este modo, el emperador Carlos I, el 11 de mayo de 1535, estableció por Real Cédula la Casa de Moneda de México, convirtiéndose en la casa de la moneda más antigua de toda América.
Posteriormente, se fundaron las CECAS (casa de moneda) de Santo Domingo, Santa Fe de Bogotá y Lima. Con el descubrimiento de las minas de Potosí nace la casa de moneda y la ciudad boliviana del mismo nombre entre 1544 y 1554 y de este modo el real de a ocho se convierte en una moneda netamente americana. La extracción de la materia prima, la acuñación y la puesta en circulación, se gestionaban desde los virreinatos americanos de la monarquía hispánica.
Durante los siglos XVI y XVII el real de a ocho, acuñado en las casas de moneda americanas, paso a ser la moneda franca que facilitó el comercio entre las dos orillas del Atlántico y por tanto deseada y codiciada por todas las potencias europeas. El real de a ocho alcanzó tal relevancia e importancia para las economías europeas, que ingleses y holandeses patrocinaron a numerosos piratas y corsarios para atacar las flotas hispanas y hacerse con la deseada pieza de plata.
Sin embargo, es en el siglo XVIII cuando el real de a ocho se convierte en la moneda global y es utilizada en los cinco continentes de forma hegemónica como moneda franca y de reserva. A ello contribuye de manera importante la consolidación del llamado Galeón de Manila. La ruta marítima que conectaba el puerto de Manila con Acapulco y por vía terrestre con el puerto de Veracruz, que a su vez enlazaba a través de la Flota de Indias, con los puertos de Sevilla o Cádiz.
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Todos los países asiáticos y principalmente China y la India aceptaban como moneda propia al real de a ocho y exigían en sus transacciones comerciales con los países europeos el pago de sus manufacturas en la moneda de la monárquica hispana acuñada en México, Potosí, Lima o Santo Domingo. De este modo, los primeros comerciantes portugueses, como posteriormente los británicos, holandeses, franceses o daneses, llevaban en sus bodegas reales de a ocho para comerciar con los países de oriente y esta práctica se prolongó en el tiempo hasta bien entrado el siglo XIX. Para las naciones asiáticas el real de a ocho era una moneda segura por dos razones, principalmente, su garantía de ley fidedigna y su peso constante.
Con la llegada de los borbones al trono español, después de una Guerra de Secesión, que enfrentó a las principales potencias europeas, España perdió todas sus posesiones extra peninsulares, excepto las Islas Canarias, en el viejo continente, y se centró en sus territorios de ultramar. Lo que dio un impulso definitivo para consolidar el real de a ocho como moneda global y acuñada netamente en las CECAS americanas.
Por un lado, se modernizó la forma de acuñar los reales de a ocho, lo que las hizo más difíciles de falsificar y, por tanto, mejoró y consolidó su prestigio internacional y mantuvo su valor. Las nuevas técnicas de acuñación permitían facturar una moneda redonda por completo, cuyo borde estaba grabado con un cordoncillo que hacía casi imposible que se cercenase.
Hasta la acuñación de las monedas de cordoncillo o redondas, los reales de a ocho se labraban a golpe de martillo y aunque lo que les daba una forma irregular y, por tanto, era relativamente fácil sustraer pequeñas porciones de plata antes de devolverlas a la circulación.
DISEÑO EXCLUSIVO PARA LA AMÉRICA HISPANA
El otro factor que contribuyó a consolidar el real de a ocho como moneda global fue su nuevo diseño. A este nuevo real de a ocho se le llamó “columnaria” o moneda de “mundo y mares” porque en el reverso tenía impreso las columnas de Hércules y entre ellas los dos hemisferios del planeta sobre olas marinas, que representan la magnitud del imperio y sobre ellos la inscripción en latín: “UTRAQUE UNUM” que significa “ambos en uno” haciendo referencia a dos mundos pero un solo imperio.
El anverso del real de a ocho americano, mostraba el nombre del monarca español en latín, en el centro el escudo de España con una corona real encima y en el canto de las monedas grabadas unas hojas de laurel para evitar falsificaciones. Este diseño era exclusivo y se acuñaba solo en las casas de moneda americanas.
De esta forma, el real de a ocho de la monarquía hispánica se afianzó como moneda de uso en todo el mundo e incluso en las colonias inglesas. La reina Ana de Inglaterra reconoce, en el año 1704, al real de a ocho como unidad monetaria oficial de sus colonias, asumiendo lo que ya era un hecho consumado en sus territorios norteamericanos, donde los colonos usaban como moneda de referencia en sus transacciones comerciales las monedas de plata acuñadas en México.
Este uso e influencia del real de a ocho, se mantuvo una vez se proclama la independencia de la trece colonias norteamericanas de la monarquía inglesa. Así, el congreso de los Estados Unidos aprobó en 1785 la creación de su propia moneda, que tenía un valor equivalente a un real de ocho y al que se le llamó “Spanish Dollar” y fue moneda de curso legal en los Estados Unidos hasta la aprobación de la “Coinage Act” ley de Acuñación, que la prohibió en 1857. De hecho, los primeros billetes de curso legal del nuevo estado llevaban impreso en un lugar preeminente el reverso del real de a ocho.
La influencia que tuvo el real de a ocho en el nacimiento del dólar fue tal que algunas teorías afirman que el símbolo «$» que representa a la moneda americana, tiene su origen en las Columna de Hércules y las bandas con el lema “Plus Ultra” que forman parte del Escudo de Armas de España, impreso en los reales de a ocho. La estilización y unión de las columnas con las cintas es lo que daría como resultado el celebérrimo símbolo del dólar «$».
Sin embargo, el dólar no fue la única moneda que tomó como referencia el real de a ocho. El dólar canadiense, el yuan chino, el yen japonés o el won coreano, y por supuesto las monedas acuñadas por las republicas americanas surgidas tras la independencia de la monarquía española, se basaron en su impronta para su puesta en funcionamiento.
Otro fenómeno que confirma la hegemonía de la moneda hispánica en el mundo, fue el uso masivo del resellado de los reales de ocho que practicaron casi todos los países del mundo. Desde la mismísima Gran Bretaña, incluidas sus colonias, pasando por los países costeros africanos y la totalidad de los países asiáticos, imprimían contramarcas en los reales de a ocho para convertirlas monedas de curso legal en sus respectivos territorios. Un hecho llamativo se produjo en Australia, que ante la escasez de moneda británica, las autoridades coloniales mandaron importar reales de a ocho y agujerearlos, y de esa forma duplicar las monedas existentes con los llamados “holey dollar” o dólar agujereado.
DESTACADOS:
- Una vez proclamada la independencia de las trece colonias norteamericanas. El Congreso de los Estados Unidos aprobó en 1785 la creación de su propia moneda, que tenía un valor equivalente al real de ocho y los primeros billetes de curso legal del nuevo estado llevaban impreso en un lugar preeminente, el reverso de la moneda acuñada en la América Hispana.
- Todos los países asiáticos, y principalmente China y la India, aceptaban como moneda propia al real de a ocho y exigían en sus transacciones comerciales con los países europeos el pago de sus manufacturas en dicha moneda. Portugueses, británicos, holandeses, franceses o daneses, llevaban en sus bodegas reales de a ocho para comerciar con Oriente y esta práctica se prolongó en el tiempo hasta bien entrado el siglo XIX.
- Los reales de a ocho, acuñados exclusivamente en las casas de moneda americanas, se les llamó moneda de “mundo y mares”, porque en el reverso llevaban impreso las columnas de Hércules y entre ellas los dos hemisferios del planeta sobre olas marinas, que representan la magnitud del imperio y sobre ellos la inscripción en latín: “UTRAQUE UNUM” que significa “ambos en uno” haciendo referencia a dos mundos pero un solo imperio.
Por Juan Carlos Ruiz Barambio EFE-Reportajes.