Minuto de silencio por los soldados caídos en Normandía
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Con un respetuoso silencio mandatarios, veteranos y sus familias recordaron a los caídos y la valentía de los soldados de las fuerzas aliadas que desembarcaron en las playas de Normandía que condenó la invasión nazi en Francia y, con ello, la caída del Tercer Reich de Adolf Hitler.
Con un respetuoso silencio, los países recordaron a los caídos y la valentía de los soldados de las fuerzas aliadas que se metieron en un mar ensangrentado para desembarcar en las playas de Normandía, en un homenaje por el 75to aniversario del masivo asalto del Día D que condenó la invasión nazi en Francia y, con ello, la caída del Tercer Reich de Adolf Hitler.
Los actos para conmemorar la sorpresiva ofensiva aliada por mar y aire se trasladaron a Francia luego de los homenajes de la víspera en Portsmouth, Inglaterra, el principal puerto de salida de las embarcaciones que trasladaron a Normandía a decenas de miles de soldados que no sabían si vivirían para ver otro día.
Mandatarios, veteranos y sus familias y civiles agradecidos asistieron a la solemne jornada que comenzó bajo un sol radiante.
Al amanecer, cientos de personas, tanto civiles como militares, procedentes de todo el mundo, se congregaron en la orilla para recordar a los soldados que irrumpieron en las fortificadas playas de Normandía para ayudar a cambiar el curso de la guerra y alumbrar a una nueva Europa, desde entonces en paz.
Dick Jansen, un holandés de 60 años, bebía whisky canadiense de una taza esmaltada en la orilla. Otros arrojaron claveles al mar. Randall Atanay, el hijo de un médico que atendió a los muertos y heridos, caminaba descalzó cerca del agua en la playa de Omaha, la primera de las cinco con nombre en clave cuyas aguas que se tiñeron de rojo el 6 de junio de 1944
Hasta 12,000 personas se congregaron horas después en un acto en el Cementerio Estadounidense de Normandía, donde los veteranos, un grupo cada vez más reducido a medida que pasan los años, fueron los invitados de honor. Sobre el enorme escenario estaban también el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y su homólogo francés, Emmanuel Macron.
Macron reconoció a cinco veteranos estadounidenses con la Legión de Honor, la mayor distinción que se concede en Francia.
Las filas de cruces blancas y estrellas de David que marcan el lugar donde fueron enterrados más de 9,380 soldados caídos se extendían entre los invitados en un acantilado que domina la playa de Omaha.
El príncipe Carlos de Inglaterra y su esposa Camila, y la primera ministra de Gran Bretaña, Theresa May, asistieron a una misa en la catedral medieval de Bayeux, la primera localidad normanda liberada por los aliados tras el desembarco. El cardenal Marc Ouellet leyó un mensaje del papa Francisco que recordó a quienes “dieron sus vidas por la libertad y la paz”.
Al despuntar el día, un gaitero tocaba en el puerto de Mulberry exactamente 75 años después de la llegada de las tropas británicas a la playa de Gold.
"Esto es sobrecogedor, es surrealista poder estar aquí en esta playa y admirar el bello amanecer donde desembarcaron, fueron baleados y enfrentaron innombrables atrocidades”, señaló Richard Clapp, exparacaidista estadounidense de 44 años de Julian, Carolina del Norte.
La gratitud era un asunto recurrente.
"Gracias a todos aquellos que dieron su vida para que Francia pudiese ser libre de nuevo”, dijo Macron, junto a May y veteranos uniformados sobre la playa de Gold. Los dos líderes pusieron la primera piedra para un nuevo monumento que recogerá los nombres de los miles de soldados británicos que fallecieron en el Día D y en la posterior Batalla de Normandía.
"Si se puede decir que hubo un día que marcó el destino de las generaciones venideras, en Francia, Gran Bretaña, en Europea y en el mundo, ese día fue el 6 de junio de 1944”, apuntó May.
"Al amanecer de ese día”, continuó May, ninguno de los miles de hombres que llegaban a Normandía "sabían si seguirían vivos cuando el sol volviese a ponerse”.
May dedicó a los veteranos “la única palabra que podemos: gracias”.
La noruega Sigrid Flaata manejó desde Oslo en un vehículo todoterreno de 1942 restaurado para honrar a los soldados que fallecieron en el conocido como Día D. El belga Filip Van Hecke calificó su viaje de “pequeño esfuerzo para rendir homenaje”.
Recoger el legado de los recuerdos de la guerra es un asunto urgente ya que cientos de veteranos mueren cada día.
Cinco estadounidenses que se lanzaron en paracaídas sobre Normandía el miércoles dentro del programa de homenajes, acudieron también a la playa el jueves en la mañana, todavía vestidos con sus overoles militares, todos ellos uniformes de la época, y sostenían una bandera de Estados Unidos. Dijeron que sentían que los logros y los sacrificios del Día D estaban quedando en el olvido.
"Tengo todo tipo de amigos enterrados”, dijo William Tymchuk, de 98 años, que sirvió en la 4ta División Blindada de Canadá en algunos de los combates más letales de la brutal campaña tras el Desembarco de Normandía. “Eran jóvenes. Fueron asesinados. No pudieron regresar a casa”.
El Día D se produjo la mayor invasión por mar y aire de la historia con 150,000 soldados solo en esa jornada, a los que luego se unieron más para los combates posteriores en la región. Las tropas comenzaron a lanzarse en paracaídas durante la noche y un masivo despliegue marítimo de 7,000 embarcaciones los respaldó más tarde en las playas bautizadas con los nombres en clave de Omaha, Utah, Juno, Sword y Gold.