La misteriosa muerte del Cardenal Posadas Ocampo... ¿Confundido con ‘El Chapo’ Guzmán o asesinado porque sabía demasiado?
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Juan Jesús Posadas Ocampo murió asesinado a balazos hace 28 años, pero aún no se logra determinar si su muerte fue producto de una confusión entre narcos
Tras los asesinatos de los sacerdotes jesuitas Javier Campos Morales, El Gallo, y Joaquín César Mora Salazar, El Morita ocurridos en un templo de la comunidad de Cerocahui, en el municipio de Urique en Chihuahua, cuando trataron de auxiliar a un hombre herido, se recuerda el fallecimiento del cardenal Juan Jesús Posadas Ocampo quien también murió asesinado a balazos el 24 de mayo de 1993.
La ejecución de Posadas Ocampo supuestamente fue producto de una confusión entre pistoleros de los cárteles de la droga que buscaban ejecutar a Joaquín ‘El Chapo’ Guzmán, aunque existe otra versión que asegura, los sicarios iban por el cura pues sabía demasiado sobre el nexo entre el narcotráfico y el gobierno.
Un 24 de mayo pero de hace 28 años, Guadalajara amaneció con una inusual presencia de policías y elementos del Ejército mexicano en el Aeropuerto Internacional Miguel Hidalgo, pero nadie imaginó que horas más tarde ahí mismo ocurriría un hecho que a la postre se convertiría en uno de los más representativos en la historia del narco en México.
Eran las 15:40 horas. El cardenal, que había acudido a la terminal aérea del Aeropuerto Internacional de Guadalajara para recoger al entonces nuncio apostólico Gerónimo Prigione, se encontraba dentro de su coche cuando fue asesinado de 14 disparos a corta distancia.
El Fiscal General, Jorge Carpizo, dijo que pistoleros de Arellano lo habían confundido con “El Chapo” Guzmán, porque sus coches eran iguales: el mismo modelo, mismo color.
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Guzmán, quien no estaba muy lejos de allí con sus sicarios, repelieron el ataque y escapó bajo una lluvia de balas. Minutos más tarde, algunos hombres armados y uno de los hermanos Arellano tomó un vuelo regular a Tijuana. La PGR no pudo explicar por qué nadie trató de detenerlos. Guzmán fue capturado el mes próximo y enviado a prisión de alta seguridad de Almoloya.
Dos de sus hermanos, Ramón y Benjamín, mantuvo reuniones secretas con Prigione en diciembre de 1993 y enero de 1994, le dio una carta para el Papa y le dijo a Prigione su versión de la historia.
El asesinato de Posadas causó un fuerte impacto en la población tapatía. Decenas de hombres, mujeres y niños derramaron lágrimas durante el velorio celebrado al interior de la Catedral de Guadalajara, donde por primera vez un presidente de la República en funciones acudió a las exequias de un cardenal en el recinto religioso más significativo de la tercera ciudad más importante del país.
“Queremos saber, tenemos derecho a saber quién y por qué, siquiera para saber a quién perdonar”, dijo el arzobispo Juan Sandoval Íñiguez al inicio de la misa dominical.
La versión oficial afirmó que sicarios del narcotráfico habían confundido el vehículo del cardenal con el de Joaquín “El Chapo” Guzmán, ex líder del Cártel de Sinaloa, que por aquel entonces enfrentaba una sangrienta guerra contra los hermanos Ramón y Benjamín Arellano Félix.
Ahí es cuando Joaquín “El Chapo” Guzmán, saltó a la fama
Sin embargo, existe otra versión donde aseguran, el objetivo no era ‘El Chapo’ sino el Cardenal.
Poco después del asesinato del cardenal, el doctor Mario Rivas Souza, médico forense del Estado de Jalisco, hizo pública su inconformidad y concluyó en su dictamen forense que Posadas había recibido 14 disparos a corta distancia “directísimos”, y que incluso tenía una huella de pólvora en el mentón, algo que regularmente sucede cuando se dispara a una distancia no mayor a un metro.
Las autoridades eclesiásticas continúan apoyando la versión de que Posadas Ocampo fue asesinado porque sabía algo sobre las relaciones entre narcotraficantes y funcionarios de gobierno.
La Iglesia Católica de México ha sostenido que su muerte involucró a criminales, pero también a personajes de “alto nivel” que han evitado que el caso se aclare. Y es que casi tres décadas han pasado y el caso no avanza sino que, por el contrario, la autoridad “ha dado largas” para encontrar y castigar a los culpables.
Veintiocho años después nadie ha sido condenado por el homicidio.