La revolución mundial que se espera con la energía solar

En la actualidad, la energía solar ha alcanzado avances significativos. Los paneles solares, cubriendo una superficie equivalente a la mitad de Gales, generarán aproximadamente el 6% de la electricidad mundial este año, casi tres veces la cantidad de energía consumida por Estados Unidos en 1954.

Sin embargo, lo más impresionante es que este crecimiento aún no ha terminado.

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De acuerdo a un artículo de The Economist, el auge de la energía solar es, de hecho, exponencial. La capacidad solar instalada se duplica cada tres años y se multiplica por diez cada década.

Este crecimiento sostenido, inusual en sectores importantes, subraya la magnitud del cambio en curso. Hace diez años, cuando su capacidad era una décima parte de la actual, la energía solar se consideraba marginal incluso por expertos.

El próximo aumento de diez veces equivaldrá a multiplicar por ocho toda la flota mundial de reactores nucleares en menos tiempo del necesario para construir uno solo.

Según The Economist, para mediados de la década de 2030, es probable que las células solares sean la mayor fuente de energía eléctrica del planeta.

Para la década de 2040, podrían ser la mayor fuente no solo de electricidad, sino de toda la energía. Si las tendencias actuales continúan, el costo total de la electricidad producida será menos de la mitad que el más barato disponible hoy en día.

Aunque esto no detendrá el cambio climático, podría mitigarlo mucho más rápido.

Gran parte del mundo, incluida África, donde 600 millones de personas aún no tienen acceso a electricidad, comenzará a sentirse rica en energía, transformando la vida de millones de personas.

La economía solar demuestra que a medida que aumenta la producción acumulada de un bien manufacturado, los costos disminuyen.

A medida que los costos bajan, la demanda aumenta, y a medida que la demanda aumenta, la producción también lo hace, reduciendo aún más los costos.

Este ciclo virtuoso ha permitido que la energía solar se vuelva sistemáticamente más barata y seguirá siendo así, gracias a la abundancia de recursos necesarios para producir células solares y colocarlas en granjas solares: arena rica en silicio, lugares soleados e ingenio humano.

Existen desafíos, como la necesidad de complementar la energía solar con almacenamiento y otras tecnologías debido a la tendencia de la gente a vivir fuera del horario diurno.

La industria pesada, la aviación y el transporte de mercancías también han sido difíciles de electrificar. Afortunadamente, estos problemas pueden resolverse a medida que las baterías y los combustibles creados por electrólisis se abaraten gradualmente.

Una preocupación importante es la dependencia de China, que produce la mayoría de los paneles solares del mundo y casi todo el silicio purificado.

La industria solar china es altamente competitiva, está fuertemente subsidiada y supera la demanda actual. Esto significa que la capacidad china es lo suficientemente grande como para mantener la expansión durante los próximos años, incluso si algunas empresas quiebran y algunas inversiones se agotan.

A largo plazo, un mundo que genere más energía sin depender del petróleo y el gas de regiones inestables o hostiles será más confiable.

Estados Unidos ha respondido imponiendo aranceles a los equipos solares chinos. Sin embargo, la demanda de paneles solares aún está en el futuro, ofreciendo oportunidades para que otros países entren en el mercado.

La adopción de la energía solar en Estados Unidos podría verse frustrada temporalmente por una administración pro-combustibles fósiles, pero también podría acelerarse si se liberara la demanda reprimida y se facilitara la instalación de paneles en los hogares y su conexión a la red.

Según The Economist, el objetivo debe ser que el círculo virtuoso de la producción de energía solar gire lo más rápido posible, ya que esto ofrece la recompensa de una energía más barata. Los beneficios comienzan con un aumento de la productividad.

Todo lo que use energía hoy costará menos, y eso incluye prácticamente todo. Luego, vienen las nuevas posibilidades que la energía barata hará posibles. Personas que nunca pudieron permitírselo comenzarán a iluminar sus casas o a conducir un coche.

La energía barata puede purificar el agua e incluso desalinizarla. Puede impulsar la maquinaria hambrienta de inteligencia artificial y hacer que miles de millones de hogares y oficinas sean más confortables en veranos que, en las próximas décadas, serán cada vez más calurosos.

Pero son las innovaciones aún no imaginadas las que tendrán mayores consecuencias.

En su abundancia radical, la energía más barata liberará la imaginación, haciendo girar pequeñas norias de la mente con entusiasmo y nuevas posibilidades. La revolución de la energía solar está en marcha, y su impacto transformador apenas comienza.