Licencias de paternidad siguen ‘en la congeladora’
COMPARTIR
Aunque han habido varios intentos por ampliar los permisos remunerados para los trabajadores, no se ha conseguido
Hasta octubre de 2020, las guarderías del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) no recibían a las hijas e hijos de papás afiliados. El impedimento, que duró más de medio siglo, tenía como base el estereotipo de las mujeres responsables únicas del cuidado. Por lo tanto, en el mundo laboral sólo ellas necesitaban el apoyo. Ésa ha sido también la lógica para que los hombres no cuenten con más que cinco días de licencia de paternidad en la Ley Federal del Trabajo (LFT).
Hasta ahora, las políticas públicas en México se han construido bajo una visión separada de la vida laboral y la reproductiva y cambiar esa idea no está siendo fácil. Legislatura tras legislatura las comisiones del Trabajo del Congreso reciben iniciativas para ampliar el permiso con goce de sueldo para los padres trabajadores, pero se quedan en la congeladora.
En los primeros meses de la LXV legislatura ya hay por lo menos dos propuestas en la Cámara de Diputados. La primera, de la diputada Melissa Estefanía Vargas (PRI), propone que la licencia pagada sea de 45 días. La segunda, de Manuel Baldenebro (Morena), presidente de la comisión del Trabajo, plantea que sea de 60 días consecutivos.
En la LXIV Legislatura, la comisión del Trabajo del Senado aprobó dos dictámenes en la materia, pero no llegaron al pleno. El primero, en octubre de 2019, ampliaba el permiso remunerado a 15 días. El segundo, en noviembre de 2020, proponía cuatro semanas.
La visión fragmentada de la dimensión laboral y familiar ha generado desigualdad de género, “explotación laboral, opresión y violaciones a derechos humanos”, señala el informe El camino hacia la justicia reproductiva: Una década de avances y pendientes, publicado por el Grupo de Información en Reproducción Elegida (GIRE).
“Pareciera que se pueden dividir esas dos facetas, cuando necesitamos hablar de una conciliación de ambas”, señala Melissa Ayala, coordinadora de Documentación y Litigio de Casos de GIRE. La pandemia de covid-19 ha dejado muy claro cómo el trabajo de cuidados y las personas deben estar al centro de la conversación, agrega.
México es uno de los países con las licencias de paternidad más cortas de América Latina. En Venezuela, Paraguay y, recientemente, Colombia, es donde más se ha avanzado, ahí los papás pueden ausentarse 14 días con goce de sueldo por el alumbramiento o adopción.
Nuestro país está en el grupo de los que han conseguido apenas cinco días. Comparte lugar con Chile, Brasil y Nicaragua. Recientemente, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), Arturo Zaldívar, anunció que los trabajadores del Poder Judicial Federal tendrán licencias de paternidad pagadas por tres meses.
“En mi trabajo hace mucho que tenemos licencias paternas de dos semanas, pero es en el puro papel”, cuenta Alfonso Medina. Desde hace 10 años trabaja en una pequeña fábrica de jugos y cuando su hija nació, hace cinco, prefirió no tomar el permiso. “Es mal visto, te tachan de flojo, como que piensan que nuestro lugar es acá. Los jefes ponen muchas trabas para soltarte y cuando regresas te va mal”.
Antes de él, dos de sus compañeros habían solicitado el permiso. A uno de ellos se lo negaron pretextando que no había personal, el trabajador no sabía que tenía derecho a por lo menos cinco días. El otro insistió, pero al regresar “el jefe la agarró contra él, ya todo lo que hacía estaba mal. Tardó mucho tiempo para que se le olvidara”.
Para abordar el tema, dice Melissa Ayala, hay que partir de la división sexual del trabajo. Las tareas se reparten con base en “preconcepciones basadas en el sexo asignado a las personas. Las mujeres, entonces, somos las encargadas o las responsables mayores del cuidado de les hijes”.
Por ello, muchos hombres no exigen o no aprovechan las licencias, señala. “Los cambios normativos deben ser acompañados por la sociedad, de nada sirve que se consigan sin esa relación”. Y las empresas deben cumplir lo que establece la ley y modificar la cultura al interior para que los empleados puedan ejercer libremente sus derechos, agrega.
Las licencias para hombres y mujeres “son una política importante para reconocer la carga del trabajo de cuidado, que generalmente no es remunerado y lo realizan predominantemente las mujeres”, se señala en el reporte Maternidad y paternidad en el lugar de trabajo en América Latina y el Caribe, elaborado por Unicef.
Sin embargo, suelen estar ligadas al sector formal. En México, según la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE), mientras más de 14 millones de hombres laboran en la formalidad, la proporción de mujeres en este renglón es de casi 8.9 millones. Esta es otra razón para ampliar las licencias paternas, porque con menos frecuencia ellas tienen acceso a permisos de cuidado remunerados.
“Tenemos que pensar de qué manera apoyar para que la normativa avance”, afirma Melissa Ayala. “Desde GIRE hemos cuestionado cómo se van a financiar esos permisos”. Porque en el caso de las mujeres hay una aportación del IMSS, pero el costo del permiso de paternidad lo asumen los empleadores. “Es importante que eso se modifique y el Estado también aporte, quizá así sea más fácil aumentar el número de semanas”.
Las ventajas de hacerlo se extenderían a la sociedad. Según el reporte de Unicef, las familias en los países de la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE) con licencias “más generosas” tienen un menor riesgo de pobreza.
Fuente: EL ECONOMISTA