Municipios más violentos de Guerrero castigan con sus votos a alcaldes polémicos
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Chilpancingo, Taxco y Coyuca de Benítez cambiaron de partido y edil ante alta inseguridad y hechos violentos
En algunos de los municipios más violentos de Guerrero hubo voto de castigo para los alcaldes y partidos gobernantes, pero todo quedó igual.
En Chilpancingo, los votantes optaron por una opción distinta a la de Morena. El municipio aún es gobernado por la morenista Norma Otilia Hernández Martínez. Con ella se profundizó la violencia y las extorsiones en la ciudad.
En el mandato de Hernández Martínez en la capital vivieron constantes crisis de violencia e inseguridad. Hubo casi de todo: masacres, asesinatos, desapariciones, enfrentamientos y algo nuevo: en por lo menos dos ocasiones la ciudad se paralizó. La primera de ellas por la disputa en la distribución del pollo, y la segunda por el control en el transporte público.
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También la alcaldesa fue exhibida en videos y fotografías sosteniendo reuniones con el presunto líder de la organización criminal Los Ardillos, Celso Ortega Jiménez, un capítulo que provocó el derrumbe político de la alcaldesa. El gobierno del estado, así como Morena la aislaron, además de que le negaron la posibilidad de reelegirse.
De acuerdo con la conclusión del Programa de Resultados Electorales Preliminares (PREP) Alejandro Arcos Catalán, candidato del PRI, PAN y PRD, ganó la elección del pasado domingo con 46 mil 869 votos.
En Taxco le dieron la espalda al alcalde Mario Figueroa Mundo, quien buscó reelegirse.
Figueroa Mundo se postuló por MC, alcanzó apenas 6 mil votos, mientras que el candidato ganador, el de Morena, PT y PVEM, Juan Andrés Vega Carranza, obtuvo un poco más de 17 mil sufragios.
Esta ciudad con Figueroa Mundo se tornó violenta. En su gobierno fueron privados de su libertad reporteros, trabajadores del ayuntamiento, incluso hasta el momento siguen desaparecidos ocho empleados. El último caso de terror fue el feminicidio de Camila, una niña de ocho años, y el linchamiento de su presunta feminicida.
En Taxco se impuso la extorsión a balazos. Decenas de comerciantes han sido atacados por resistirse a pagarla.
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Cerca de ahí, en Iguala, sucedió lo mismo. El alcalde, el priista David Gama Pérez, no pudo reelegirse.
El gobierno de Gama Pérez estuvo marcado por la violencia desde el primer minuto. Horas antes de rendir protesta dejaron afuera de su casa de campaña cuatro cuerpos desmembrados en un vehículo.
Durante el gobierno de Gama Pérez fueron atacadas a balazos las instalaciones del ayuntamiento, incluso fueron asesinados trabajadores. En este gobierno por primera vez en muchos años se canceló la Feria de la Bandera, principal fiesta popular de Guerrero.
En Tixtla, en esta elección ganó la alianza PRI, PRD y PAN con el candidato Alberto Michi Campos, con un total de 8 mil 250 votos; la ciudad es gobernada por Morena y ahí hay un control riguroso de la organización criminal Los Ardillos. Tixtla junto con Chilapa, Quechultenango y Mochitlán son el bastión de este grupo criminal.
El Distrito 24, con sede en Tixtla, lo ganó Jorge Iván Ortega Jiménez, hijo de Bernardo Ortega y sobrino de Celso Ortega Jiménez, el presunto líder de Los Ardillos.
En otros municipios violentos no hubo movimientos. Por ejemplo: Chilapa continuará siendo de la alianza PRI, PAN y PRD. Morena no fue competencia para la priista Mercedes Carballo Chino, quien ganó por una diferencia de casi 7 mil votos.
Carballo Chino proviene de la comunidad El Epazote, el poblado vecino de Tlanicuilulco, el origen de Los Ardillos.
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En Coyuca de Benítez, Morena se llevó el triunfo con su candidato Víctor Hugo Díaz, con 12 mil 562 votos. Su principal rival, el candidato del PRI, PRD y PAN, José Alfredo Cabrera Barrientos, fue asesinado en su cierre de campaña.
En este periodo la violencia fue constante, pero una masacre la dejó marcada: un grupo armado asesinó al secretario de Seguridad Pública, al director y a 11 agentes más.
La alcaldesa, la morenista Abelina López Rodríguez, se reeligió. López Rodríguez como todos los alcaldes anteriores no pudo con la violencia que ya forma parte de la cotidianidad de la ciudad.
La alcaldesa no ha dado ninguna solución al problema que ha hundido a Acapulco y, como candidata, tampoco dio una propuesta.
