Regresa el pánico mundial por posible ataque nuclear de Putin en Ucrania
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Esto se incrementa por las imprecisas amenazas de Vladímir Putin, que dan a entender que podría utilizar la bomba nuclear si se frustran sus ambiciones en Ucrania
Mañana se cumple un año de la invasión de Rusia a Ucrania y el temor a la posibilidad de un ataque nuclear se ha revivido que estuvo latente durante la guerra fría entre la Unión Soviética y Estados Unidos.
Esto se incrementa por las imprecisas amenazas de Vladímir Putin, que dan a entender que podría utilizar la bomba nuclear si se frustran sus ambiciones en Ucrania.
El riesgo se ha hecho tan latente que la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de actualizar su lista de medicamentos críticos para emergencias radiológicas y nucleares, tras alerta de la Unión Europea de que Rusia está en guerra contra Occidente.
“Es la primera vez desde el inicio de la era atómica que una potencia nuclear utiliza su estatus y libra una guerra convencional bajo la alargada sombra” de su capacidad nuclear, dijo el exsecretario general adjunto de la OTAN Camille Grand.
El exfuncionario francés explicó que la novedad es que “una de las dos principales potencias nucleares y miembro del Consejo de Seguridad de la ONU (...) se comporta como un ‘pirata estratégico’”, pero consideró “improbable” que Rusia haga uso de la bomba nuclear.
El riesgo se ha hecho tan latente que la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de actualizar su lista de medicamentos críticos para emergencias radiológicas y nucleares, tras alerta de la Unión Europea de que Rusia está en guerra contra Occidente.
“Es la primera vez desde el inicio de la era atómica que una potencia nuclear utiliza su estatus y libra una guerra convencional bajo la alargada sombra” de su capacidad nuclear, dijo el exsecretario general adjunto de la OTAN Camille Grand.
El exfuncionario francés explicó que la novedad es que “una de las dos principales potencias nucleares y miembro del Consejo de Seguridad de la ONU (...) se comporta como un ‘pirata estratégico’”, pero consideró “improbable” que Rusia haga uso de la bomba nuclear.
En 2022, televisiones rusas evocaron así el escenario de ataques nucleares contra París y Nueva York, y un exdiplomático ruso afirmó incluso que si Putin piensa que Rusia está en peligro de desaparecer, “apretará el botón”.
Junto al regreso de la guerra en Europa y a un endurecimiento de las relaciones internacionales, la coyuntura representa un despertar brutal para las democracias, que durante mucho tiempo han vivido del “dividendo de la paz”.
Pocos días después del inicio de la invasión, el 24 de febrero de 2022, Putin ordenó la movilización de las fuerzas nucleares. Washington lo calificó de “peligroso” e “irresponsable” y advirtió a Moscú de “consecuencias catastróficas”.
En octubre pasado, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, señaló que por primera vez desde la crisis de los misiles de Cuba de 1962 el mundo corre el riesgo de un apocalipsis nuclear.
Pero Rusia mantuvo sus amenazas, lo cual hizo temer que Putin estuviera dispuesto a emprender acciones nucleares y desencadenar así el apocalipsis.
El martes 14 de febrero, el Servicio de Inteligencia de Noruega reportó que Rusia comenzó a desplegar buques con armamento nuclear táctico en el Mar Báltico por primera vez en más de 30 años.
“La parte clave del potencial nuclear se encuentra en los submarinos y buques de superficie de la Flota del Norte”, indica el Servicio de Inteligencia Noruego en un documento de 72 páginas.
Los funcionarios rusos intentaron aclarar su posición, diciendo que el país solo usaría armas nucleares si se enfrentara a una “amenaza existencial”.
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En septiembre, cuando Putin declaró la anexión de cuatro regiones de Ucrania, cabía preguntarse: ¿atacarlas equivaldría a una “amenaza existencial” para Rusia?
La guerra no es la única razón del miedo de una escalada nuclear. Los acuerdos para el control de armas entre Estados Unidos y la Unión Soviética (URSS), que aliviaron las tensiones de la Guerra Fría, están muertos o rotos.
En octubre de 1962, tras quince años de Guerra Fría, el mundo ya estuvo al borde del conflicto nuclear con el descubrimiento del despliegue de misiles soviéticos en Cuba, que condujo a un aterrador pulso durante 13 días entre Washington y Moscú.
La crisis de los misiles cubanos es un ejemplo del frágil equilibrio reinante en el mundo desde 1945 y que el premio Nobel de Economía, Thomas Schelling, resumió en 2007: “El evento más espectacular del último medio siglo es un evento que no se ha producido”.
Mucho antes de Ucrania, el marco estratégico internacional llevaba años agrietándose en Europa, pero sobre todo en Asia y en Oriente Medio. El historiador y experto en no proliferación Benjamin Hautecouverture sitúa su inicio en la década de los 2000.
En 2002, Estados Unidos abandonó el tratado ABM que prohibía los misiles balísticos. Su marcha de esta piedra angular del equilibrio nuclear con la URSS inició el desmoronamiento de los tratados de control o desarme firmados entre los históricos rivales.
Estados Unidos se retiró en 2019 del tratado INF, que limitaba los misiles con capacidad nuclear de mediano alcance, diciendo que Rusia violaba sus compromisos.
El martes, Putin suspendió la participación de Rusia en el último acuerdo de desarme nuclear vigente con Estados Unidos, el START III.
Irónicamente, dice Pavel Podvig, del Instituto de Investigación sobre Desarme de la ONU, las amenazas de Rusia pueden haber hecho que el mundo sea un poco más seguro, al recordar a las nuevas generaciones ese peligro.
Por un lado, dijo, Rusia pudo haber calculado que era capaz de comenzar y terminar rápidamente la guerra contra Ucrania porque dispone de armas nucleares. Pero chocó con el apoyo a Ucrania de la OTAN y su potente arsenal nuclear.
El conflicto puede incluso haber ayudado a demostrar que este tipo de armas son “obsoletas”, opina Podvig, ya que, como Rusia ha podido constatar, “no dan seguridad”.
Además, apunta Podvig, los líderes mundiales, incluidos aliados de Rusia, como India y China, reaccionaron negativamente a los avisos de Moscú, dando la sensación de que la amenaza nuclear es un tabú.
En septiembre, el primer ministro indio, Narendra Modi, expresó su preocupación.
En noviembre, el G20 declaró al final de su cumbre en Bali, Indonesia, donde participó Rusia, que el uso o amenaza de uso de armas nucleares es “inadmisible”.
Y todavía es más reveladora la declaración conjunta de Biden y el líder chino, Xi Jinping, en el marco de esa cumbre, explica Podvig. En ella coinciden, dice el investigador, en “que nunca se debe librar una guerra nuclear y que nunca se puede ganar, y subrayan su oposición al uso o amenaza de uso de armas nucleares en Ucrania”.
Washington también ha bajado el tono del discurso, absteniéndose de mencionar “consecuencias catastróficas”.