Sheinbaum, la experta en clima que aspira a gobernar un México con grandes retos energéticos
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De llegar a la Presidencia, la gran pregunta es si la científica luchará por reducir la emisión de gases y emprender acciones contrarias a la política de López Obrador
Ante los demandantes retos que tiene México en materia energética y en caso de que Claudia Sheinbaum -especialista en clima- conquiste la presidencia de México el próximo año, la gran pregunta será si luchará por reducir las emisiones aunque eso implique ir contra el presidente actual, Andrés Manuel López Obrador.
Sheinbaum tiene un doctorado en ingeniería energética, ha publicado una serie de artículos científicos y ha contribuido con dos informes ante el Panel Intergubernamental de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático.
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Como jefa de gobierno de la Ciudad de México, supervisó la electrificación de autobuses y cubrió la Central de Abasto con paneles solares. Además, siempre se mostró preocupada por los congestionamientos viales y otras problemáticas.
México ocupa actualmente el onceavo lugar como mayor productor de petróleo en el mundo, es el decimoquinto mayor emisor de gases de efecto invernadero, pero es el único país del G20 que no tiene un objetivo de emisiones netas cero, por lo que expertos aseguran que el país ha retrocedido en los últimos años, mientras López Obrador destina miles de millones de pesos a fortalecer Petróleos Mexicanos (Pemex).
Además, también se ha privilegiado la refinería de Dos Bocas y se ha intentado terminar con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático por razones de austeridad. La inversión privada en energías renovables ha disminuido durante el sexenio de AMLO.
Como “protegida” de López Obrador, no está claro si Sheinbaum podría salirse de las políticas del Presidente en caso de ganar la elección el próximo año. Para Tony Payan, director del Centro para Estados Unidos y México del Instituto Baker de la Universidad Rice, la política es el mayor obstáculo.
“Sheinbaum se verá obligada a defender la política actual o empezar a distanciarse de López Obrador, y será interesante ver si es capaz de hacerlo”, dice.
Luis Zambrano, ecólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México, no es optimista. “Se ha mostrado como alguien que siempre ha seguido al presidente”, dice. “En algún momento, optó por la política, en lugar de optar por la ciencia”.
Sheinbaum no ha querido arriesgarse cuando le preguntan sobre el futuro energético de México: “Por supuesto, todos queremos contribuir a la reducción de gases de efecto invernadero que provocan el cambio climático, y todos queremos ciudades sin aire contaminado, y que esto se logre mediante la producción o uso de energías más limpias”, dijo. “Pero eso no significa que eso tenga que venir antes que todo lo demás”.
Desde estudiante, Sheinbaum estuvo preocupada por la eficiencia energética de las estufas de leña y las bombillas. “Me dediqué a modelar el consumo de energía en México, cómo se usa, para qué se usa y qué fuentes de energía te permiten satisfacer las necesidades de la gente”, contó en una reciente parada de campaña con estudiantes universitarios en el estado de Nuevo León.
En el servicio público, ya fue titular de Medio Ambiente cuando López Obrador fue jefe de gobierno del Distrito Federal. “Todos con los que he hablado que han trabajado para ella dicen que su principal virtud y su principal defecto es la microgestión, la obsesión por el detalle, por las partes técnicas”, dice Carlos Pérez Ricart, profesor de relaciones internacionales en el Centro de Investigación y Docencia Económicas en Ciudad de México.
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No ha estado exenta de críticas. Ambientalistas han cargado contra ella y la acusan de priorizar el crecimiento urbano sobre la conservación como jefa de gobierno de la Ciudad de México.
Para 2030, México signó un compromiso para reducir en un 35 por ciento las emisiones. El gobierno alista una granja solar cerca de la frontera con Estados Unidos, aunque expertos aseguran que para tener un impacto real, el próximo presidente debe aumentar la energía limpia.
Xóchitl Gálvez, principal rival de Sheinbaum, ha sostenido que el sector privado puede ayudar con las mejoras ambientales, pero la morenista cree que el progreso será impulsado por el Estado.
Por ejemplo, Sheinbaum tendría la oportunidad de presionar a Pemex sobre las emisiones de metano que se generan por la quema y justificar que el gas tendría que ser capturado para consumo y, si se inclinara por las asociaciones de energías renovables con el sector privado, no necesariamente sería un golpe para Pemex.
“Tiene la oportunidad de ser más amigable con el sector privado, de tener una visión menos estricta y hostil sobre la participación privada. Eso sería importante para el clima”, dice Diego Rivera Rivota, investigador asociado del Centro de Política Energética Global en la Universidad de Columbia. “Pero una acción audaz viene con compromisos”.
Nadie está seguro exactamente de cómo lo haría. “A nivel de ciudad, hizo cosas interesantes”, dice Bernardo Baranda, director para América Latina del Instituto sin fines de lucro para la Política de Transporte y Desarrollo. “Creo que cree en lo que está haciendo y en las ideas del presidente. Pero muchas personas están esperando escuchar su propia voz, y ese es el gran desconocido”.
Con información de Bloomberg