Todos los sospechosos atentados a los oponentes de Putin

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/ 1 septiembre 2023

La muerte de Prigozhin no se puede considerar inesperada, pues durante el gobierno de Putin más de veinte opositores, críticos o “traidores” han muerto en extrañas circunstancias tanto en Rusia como en el exterior

Luego de la extraña muerte de Yevgeny Prigozhin, fundador del grupo de mercenarios de Wagner en un “accidente aéreo”, dos meses después de que protagonizará el desafío más serio al poder de Vladimir Putin, despierta sospechas dentro y fuera del país.

Desde Estados Unidos, Francia y Reino Unido insinúan que la tesis de que la muerte de Prigozhin y de parte de la cúpula de Wagner ha sido orquestada por Moscú no puede ser descartada.

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Prigozhin era considerado como uno de los más estrechos colaboradores de Putin. Sus nexos se remontaban a los tiempos en los que el exespía de la extinta KGB y ahora mandatario ruso laboraba en la Alcaldía de San Petersburgo.

Sin embargo, esa cercanía se acabó el pasado 23 de junio. Ese día, tras meses cuestionando públicamente las decisiones del alto mando militar ruso respecto a la invasión a Ucrania, Prigozhin sorprendió a propios y extraños al ordenar a sus hombres tomar la ciudad de Rostov del Don, cerca de la frontera del país invadido.

Pero la cosa no quedó allí y el hoy desaparecido empresario ordenó a sus mercenarios avanzar hacia Moscú con el supuesto objetivo de pedir la destitución del ministro de Defensa, Serguéi Shoigú; y de sus colaboradores más cercanos.

Aunque la insurrección no llegó a más, gracias a unas negociaciones en las que participó el presidente de Bielorrusia, Alexander Lukashenko, el hecho de que los soldados de Wagner ocuparan una ciudad y avanzaran casi hasta las puertas de la capital, sin casi resistencia, puso fin al mito del control total que Putin ejercía sobre el país.

ATENTADOS

La muerte de Prigozhin no se puede considerar inesperada, pues durante el gobierno de Putin más de veinte opositores, críticos o “traidores” han muerto en extrañas circunstancias tanto en Rusia como en el exterior.

Uno de los primeros en perder la vida fue el diputado Vladímir Golovliov, quien fue baleado en Moscú cuando paseaba a su perro. El legislador, que en un principio apoyó al mandatario en su ascenso al poder a principios de siglo, rompió con él al poco tiempo y comenzó a criticarlo.

Antes de su muerte, desde el oficialismo ruso acusaron a Golovliov de haberse enriquecido ilícitamente durante las privatizaciones realizadas tras el colapso de la Unión Soviética.

Menos de un año después, Serguéi Yushenkov, otro diputado liberal, fue tiroteado en las calles de Moscú.

Yushenkov presidió el comité parlamentario que investigó los atentados contra unos edificios de apartamentos ocurridos en septiembre de 1999 y de los que Moscú culpó a terroristas chechenos, un argumento que le sirvió para lanzar la segunda guerra contra la separatista república caucásica.

El 7 de octubre de 2006 se registró uno de los casos más notorios internacionalmente: el asesinato de la periodista Anna Politkovskaya, quien desde el diario ruso Novaya Gazeta denunció las violaciones a los Derechos Humanos cometidas por las tropas del Kremlin en Chechenia.

Y aunque en 2014 los cinco supuestos autores materiales del crimen fueron condenados a largas penas de prisión, las autoridades nunca identificaron a quién contrató a los sicarios y el caso fue archivado en 2021.

Sin embargo, fue el 27 de febrero de 2015 cuando se produjo el asesinato que sembraría la sospecha de que el Kremlin liquida físicamente a sus oponentes. Ese día fue asesinado el ex viceprimer ministro Boris Nemtsov. El crimen se registró cerca del edificio donde Putin tiene su despacho.

A finales de los 90, Nemtsov era una estrella en ascenso en la política rusa. El científico y político liberal era visto como el posible sucesor del entonces presidente Boris Yeltsin, quien luego terminó decantándose por el exespía.

Casi desde el comienzo el desaparecido político lanzó duras críticas contra Putin, en particular por su política hacia Ucrania y por sus intenciones de perpetuarse en el poder. Su postura lo llevó a la cárcel en al menos tres ocasiones.

En las elecciones presidenciales de 2008 intentó competir contra el mandatario, pero luego desistió, y un año después junto a otros reconocidos opositores como el excampeón mundial de ajedrez Garry Kasparov fundó el partido Solidaridad.

Pese a que los asesinos de Nemtsov formaban parte de las fuerzas del líder checheno, Radman Kadirov, los posibles nexos de este reconocido aliado de Putin con el crimen jamás fueron investigados.

Desde principios de los años 2000, otros seis políticos, periodistas y activistas de Derechos Humanos críticos con Putin han sido asesinados en Rusia.

Pero en la lista de opositores y disidentes muertos no solo figuran personas que estaban en Rusia, sino también otras que decidieron marcharse, pensando que así estarían a salvo.

Uno de los casos más recordados fue el del exespía Alexander Litvinenko, quien falleció en un hospital londinense en noviembre de 2006 tras enfermarse repentinamente. Una investigación arrojó que el exagente fue envenenado con polonio 210 (un material altamente radioactivo).

Litvinenko se refugió en Reino Unido a principios del siglo, luego de que denunciara que sus superiores le habían ordenado que asesinara al oligarca Boris Berezovksy.

Berezovsky fue otro que perdió la vida fuera de su patria. En marzo de 2013, el cadáver del empresario fue encontrado dentro de su residencia en Surrey, en el sureste de Inglaterra.

Hay versiones que apuntan a que el oligarca se suicidó, debido a los problemas financieros que enfrentaba. No obstante, el hecho de que durante su exilio sufriera varios atentados y una incesante persecución judicial por parte de Moscú ha dejado en el ambiente la posibilidad de que fuera ajusticiado.

En marzo de 2018, otros disidentes rusos exilados en Reino Unido fueron víctimas de un atentado presuntamente orquestado por Moscú.

El exespía Serguéi Skripal y su hija Yulia fueron envenenados con Novichok, un potente veneno, por supuestos agentes rusos en la ciudad inglesa de Salisbury.

Skripal trabajó para el Departamento Central de Inteligencia de Rusia (GRU, por sus siglas en ruso), pero también era un doble agente del servicio británico de espionaje MI6 hasta su arresto en 2004.

El espía fue condenado por la justicia rusa a 13 años de prisión por cometer el delito de traición, pero luego fue intercambiado por unos agentes detenidos en EU.

Londres identificó a dos de los autores del atentado como miembros de la inteligencia rusa y pidió a Moscú su entrega.

No obstante, el gobierno ruso ha negado su vinculación con el hecho y no ha atendido la petición; y, por ello, las relaciones bilaterales ya estaban resentidas antes de la invasión a Ucrania.

A la lista hay que agregar los nombres de al menos media docena de oligarcas y exfuncionarios rusos que han perdido la vida en extrañas circunstancias desde el inicio de la invasión a Ucrania.

Uno de los decesos más llamativos fue el del presidente del gigante petrolero ruso Lukoil, Ravil Maganov, quien en septiembre de 2022 murió tras “caerse de una ventana” en el hospital moscovita donde estaba internado, reportaron las autoridades.

“El mensaje de Putin durante las últimas dos décadas ha sido claro: la oposición no será tolerada y tendrá consecuencias fatales”, advirtió el profesor de la Universidad de Birmingham, Stefan Wolff.

ENVENENAMIENTO DE NAVALNY

Aleksei Navalny, destacado activista opositor ruso y fundador de la Fundación Anticorrupción, se desmayó mientras volaba de Tomsk (Siberia) a Moscú el 20 de agosto de 2020.

Fue trasladado a Alemania para recibir tratamiento, y en ese país estuvo 18 en coma. Personas expertas internacionales llegaron más tarde a la conclusión de que el político había sido envenenado con el agente neurotóxico Novichok, de uso militar, que está prohibido en virtud de la Convención sobre las Armas Químicas.

Desde entonces, las autoridades rusas no han abierto una investigación significativa, han bloqueado los intentos de los abogados de Navalny de impugnar su inacción en distintos tribunales, y han hecho ignorado los firmes indicios de que agentes del Servicio Federal de Seguridad ruso estuvieron implicados en el envenenamiento.

Tras su regreso a Moscú el 17 de enero de 2021, Aleksei Navalny fue detenido y condenado a cumplir dos años y medio en una colonia penitenciaria por violar la libertad condicional de su condena anterior, impuesta por motivos políticos. La Fundación Anticorrupción y la red de apoyo “Oficinas centrales de Navalny” fueron incluidas en la lista de organizaciones “extremistas” y prohibidas. El 11 de agosto de 2021, Navalny fue acusado, además de “l creación, de una organización sin ánimo de lucro que menoscaba los derechos de la ciudadanía”, en virtud de un artículo impreciso del Código Penal ruso.

El encarcelado líder opositor ruso Alexe Navalny fue condenado a 19 años de prisión tras ser declarado culpable de cargos de extremismo, según informó este viernes un tribunal de la prisión de alta seguridad en la que está recluido, informó el medio estatal ruso TASS.

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