Actas y actos del viejo Banco de Coahuila
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“...Se reunieron dichos señores en la esquina S.E. del lugar en donde se está construyendo el edificio que será el asiento definitivo en el que se establezcan las oficinas de la citada Institución, el Banco de Coahuila, con el objeto de colocar la primera piedra que sirva de base angular al dicho edificio; el cual, por su magnitud, solidez y orden arquitectónico escogido está destinado indudablemente a cruzar inmutable los siglos, viendo pasar a las generaciones venideras, para que esas generaciones tengan idea exacta de los progresos de esta ciudad del Saltillo y se formen juicio de las grandes aspiraciones que por el engrandecimiento del pueblo tienen todos los firmantes de esta acta; los cuales trasmiten en este histórico documento sus ideales y deseos más elevados por el bienestar general de las sociedades y por el mejoramiento supremo de la Nación mexicana; todo lo que fundadamente esperan, porque la Humanidad marcha decididamente hacia un fin supremo de mejoramiento moral y material; porque el individuo socialmente considerado aspira, en las postrimerías del siglo actual a muy altas esferas de engrandecimiento y progreso que las a que sujetaba sus ambiciones a principios de este mismo siglo; viéndose en ello el resultado lógico e indeclinable de una marcha sostenida, sin contradicción apenas e impulsada por factores fijos hacia el ideal humano reasumido en esta síntesis: FRATERNIDAD UNIVERSAL, TRABAJO HONRADO Y LIBERTAD SOCIAL. Los infrascriptos en este momento solemne hacemos votos por que las generaciones venideras en esta ciudad del Saltillo tengan como centro y núcleo de acción en las altas esferas de las transacciones y de los negocios este edificio consagrado al trabajo por el trabajo mismo, en medio de la augusta paz de que goza nuestro querido México desde hace veintitrés años, y la cual la está elevando al emporio de la riqueza, al emporio del saber y al emporio de la dignidad humana, límite supremo de las aspiraciones de los pueblos libres. Los infrascriptos hacemos votos por que los que nos sucedan en los tiempos futuros en esta hermosa ciudad del Saltillo, asiento de esta Institución Bancaria y del Gobierno Supremo del Estado de Coahuila de Zaragoza descuellen como buenos ciudadanos entre los mejores del Estado, y como buenos mexicanos entre los mejores de la República, pues así llegarán a la altura que desde estos tiempos los deseamos ver, para bien de nuestra ciudad, para honra y provecho del Estado y para gloria de nuestra bendita Patria...”.
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Y seguían las firmas. La primera, del Gobernador del Estado, licenciado Miguel Cárdenas. Tuvo un hijo, sacerdote jesuita, este señor Gobernador, y una hija de extremada belleza que gustaba mucho de mirarse en el espejo. Cuando el joven seminarista venía a Saltillo de vacaciones advertía la frivolidad de su hermana y le escribía con el lápiz labial en el espejo de su tocador las frases: “Memento mori”, y “Pulvus es...”, recordación de la muerte y de que todos somos polvo. Esa silenciosa predicación dio resultado: al paso del tiempo la muchacha dejó sus vanidades y profesó de monja. Murió en los campos de batalla de Europa, en la Primera Guerra Mundial, a consecuencia de una infección que contrajo al atender a los heridos.
Otros encumbrados personajes firmaban también, como el Tesorero Municipal, don Ruperto García Letona, hermano de don José María, aquel maestro ateneísta de peregrino ingenio que, oscurecida la razón por sombras de locura, propuso en 1914 un plan maestro para detener la invasión de los americanos, propuesta que incluía, como punto el más viable, la inoculación de heroicas y bellas voluntarias, escogidas entre las mejores damitas de la sociedad, que se sacrificarían por la Patria ofreciendo su cuerpo a la lascivia de los soldados yanquis para acabarlos por medio de enfermedades vergonzosas.
Saqué todo esto del acta original de fundación del viejo Banco de Coahuila, institución ligada íntimamente a la historia de nuestra ciudad. Ojalá aquellas ideas de fraternidad, trabajo y libertad puedan prevalecer en nuestro país.