Andy: ¡Te habla tu Padre!

Opinión
/ 11 agosto 2025

Tu Padre, Andrés Manuel, te hizo creer que liderarías políticamente su legado... Pero tú, crédulo e ingenuo, imaginaste tener un salvoconducto a la impunidad eterna, lo cual es comprensible porque tu Padre te hizo creer que era el Mesías

Dalay, Andy papi: primero tienes que asesinar la figura paterna con rostro de Andrés Manuel que llevas en tu psique. Obvio, lo digo con enorme temor porque tú eres un hombre que toma todo de manera literal. No mal comprendas mi intención, Andy. Esa figura paterna –tatuada a tu sentir– debe morir en un sentido psicológico, tal como lo recomendaron, en los sesenta, los antipsiquiatras Franco Basaglia (1924-1980), Ronald Laing (1927-1989) y, de manera puntual, David Cooper (1931-1986) entre otros. Si no muere, ¿cómo podrás reconocer al verdadero Andy? Cierto, te has mostrado desobediente en momentos para ir más allá de la figura paterna y dejar de ser “el nepo-baby de Papi”, pero no has llegado lejos.

Para Cooper, te recuerdo, tu Padre destruyó tu capacidad de dudar y de cuestionar tu origen y tu pasado familiar. De ser tú. Y te hizo creer que sólo por llevar su nombre serías su heredero, pero sin su carisma personal e inteligencia política.

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Por ello sufriste horrores cuando ni los analistas de medios de comunicación, los militantes de Morena ni las fuerzas vivas del pueblo de la 4T cumplieron tu exigencia de no llamarte “Andy”, por tu temor de ser desnudado en despoblado para arrebatarte el legado de tu Padre (El Financiero: 06-06-2025).

Tu Padre, Andrés Manuel, te hizo creer que liderarías políticamente su legado, que incluía en firme a la mitad de los secretarios del gabinete de Claudia Sheinbaum y a la mayoría de los gobernadores, senadores y diputados federales morenistas.

Pero tú, crédulo e ingenuo, imaginaste tener un salvoconducto a la impunidad eterna, lo cual es comprensible porque tu Padre te hizo creer que era el Mesías. Y decidiste tirarte un clavado con tirabuzón a la quinta fosa del octavo círculo del Infierno de Dante, donde existe “un lago de brea hirviente en el cual son inmersos los malversadores y los corruptos por haber tomado provechos ilícitos de sus cargos públicos”.

Tú, Andy, soslayaste la consigna escrita por tu Padre: “no mentir, no robar, no traicionar al pueblo” y, sin cargo público de 2018 a 2024, utilizaste el nombre y apellido de tu Papi para facilitar que tus amigos Amílcar Olán y Daniel Asaf, entre otros, recibieran contratos millonarios en compras de medicamentos (empresa Romedic e INSABI) y materiales para el Tren Maya por más de 30 mil millones de pesos en su conjunto. ¿Por qué ignoraste esa consigna de tu Padre? Por el baby rebelde que llevas en tu corazón y que lucha, de manera infructuosa, por romper el cordón ideológico con su Señor Padre.

Esa rebeldía de neonato morenista o de nepo-baby guinda la demostraste en distintos momentos: cuando fuiste descortés en un mitín en el Zócalo con tu presidenta Claudia Sheinbaum (Latinus: 10-03-25) o cuando impediste, en un primer momento, el arribo de la iniciativa de Sheinbaum a Morena para erradicar el nepotismo en su partido, para no poner en riesgo tu candidatura a la presidencia en 2030.

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De manera más reciente, tu intento por demostrar independencia de tu Señor Padre en su insistencia por vivir en “la justa medianía juarista” fue con tu viaje vacacional a Tokio, que aseguraste pagar “con tus propios recursos” para descansar de “extenuantes jornadas de trabajo”.

Reconozco, Andy, tu valentía en ese esfuerzo por matar, en un sentido psicológico la figura de tu Padre, pero te salió el tiro por la culata: porque entre tú y Daniel Asaf (Japón), y otros vacacionistas como Ricardo Monreal y Pedro Haces (Madrid), Mario Delgado (Portugal) y los Yunes, padre e hijo, (Italia) –entre lujos y glamour de origen inexplicable–, lanzaron un torpedo contra la frágil línea de flotación de la narrativa morenista que lastimosamente grita: “nosotros no somos iguales a los prianistas. Somos moralmente superiores a ellos”.

Por ello, tu Padre continuará apareciendo cada noche en tus sueños, disfrazado de Darth Vader, para recordarte a su estilo, como si tú fueras Luke Skywalker, en aquella escena de “Star Wars: El Imperio Contraataca”: “no te hagas pendejo Andy, mi nepo-baby, recuerda que YO soy tu Padre. No pienses o hagas más pendejadas, porque siempre estaré nueve pasos delante de ti”.

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