Cambio palos de escoba por mujeres
Infantil e inconsciente. Así suena Graciela Buchanan, secretaria de las mujeres de Nuevo León
Infantil e inconsciente. Así suena Graciela Buchanan, secretaria de las mujeres de Nuevo León. Su comparativa, desigual y poco prudente, de comparar a las mujeres con pollitos, durante una de sus apariciones en público.
Nos recuerda las kermeses de la infancia. Las cajas multicolores de las aves. Cada uno de nosotros salía con las bolsas de papel estraza. El pillido generalizado en los autos y en las paradas de camiones.
En las colonias populares, los carretoneros, ofrecieron esos mismos animales a cambio de palos de escoba y trapeador. La señora Buchanan equivoca, incluso como ligereza literaria, la capacidad de la mujer.
Tal vez sea mamá gallina, en observancia a su secretaria, a la comodidad de la oficina, del aire acondicionado y del sistema informático a disposición, para perder el tiempo en diatribas poco afortunadas.
Pasa por debajo de la medida de sus neuronas a las mujeres férreas de Tierra y Libertad, en toda el área norte de la urbe. Fueron ellas quienes pusieron a trabajar a sus hombres. Delimitaron los terrenos. Buenas urbanistas, sin pasar del límite, con la siguiente compañera y la familia.
Graciela, como también muchas de esas mujeres empoderadas, licenciosas y engreídas del gabinete del buen gobierno, a quienes les llamó también pollitos.
La mujer mexicana, desde Malinche hasta Juana Arvizu, líderesa en La Campana, madre del finado acordeonista Celso Piña. De armas tomar. Nada dóciles o frágiles. Sino entronas y jaladoras. Directas, disciplinadas y conscientes de todas las necesidades.
Muy por encima de la poca fortuna intelectual, perfumada y aromatizada de Graciela Buchanan.
Encuesta Vanguardia
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