Catorce aforismos de política ciudadana

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El poder político es un afrodisíaco que seduce al activista ciudadano para hacerle el caldo gordo a partidos políticos o alcanzar un puesto público
1) El ciudadano común adopta posiciones de superioridad moral respecto al político en lugar de asumir una ciudadanía de tiempo completo para organizarse y denunciar los excesos del político.
2) El ciudadano y el político están hechos del mismo barro; sólo los distingue su posición de poder.
3) El ciudadano que llega a tener poder político puede ser tan corrupto o malvado como el político que alguna vez detestó y maldijo.
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4) La moral y la política del ciudadano están basadas en modelos subjetivos, emocionales y religiosos; la del político no, atiende a los hechos de manera racional, pragmática y amoral.
5) El político ve al ciudadano como un mal necesario para gobernar; el ciudadano ve al político como la fuente de todos sus males.
6) El ciudadano actúa visceralmente contra el sistema y termina siendo víctima de la desinformación o manipulación algorítmica de las redes sociales.
7) El activista ciudadano prefiere desconfiar y criticar al sistema para afirmar su superioridad moral, en lugar de profesionalizar sus competencias para combatirlo y transformarlo.
8) El poder político es un afrodisíaco que seduce al activista ciudadano para hacerle el caldo gordo a partidos políticos o alcanzar un puesto público.
9) El activista ciudadano no dimensiona su obligación de construir una cultura ciudadana con valores opuestos a la lógica de partido político y los valores de un militante partidista.
10) La lucha por el poder entre partidos políticos posee una lógica similar a la que ocurre entre Organizaciones de la Sociedad Civil: golpe bajo, descalificación, difamación, traición, etcétera.
11) El activista ciudadano a menudo experimenta indignación e impotencia en lugar de enfocarse en una preparación profesional para ser un activista.
12) El activista ciudadano prefiere abandonar su pensamiento crítico para cobijarse en “la corrección política” sin cuestionarla.
13) Hay activistas que hacen de su organización “ciudadana” un canal para enriquecerse y adoptar una figura protagónica en medios de comunicación y redes sociales.
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14) Existen activistas ciudadanos de relumbrón que se apagan a las primeras de cambio. Los menos, asumen su activismo como opción de vida y brillan para siempre.
Recuerdo la definición de aforismo: “es una declaración breve (pero general) que pretende expresar un principio de manera concisa, coherente y en apariencia cerrada”.
El aforismo no es dogma de fe, pero casi.