Ciclovía: un tema de vida o muerte

Opinión
/ 9 octubre 2024

Quien lea el título de esta colaboración podría pensar que un servidor busca atraer lectores a base del amarillismo o de la exageración en la elección del encabezado. Sin embargo, no es así. La preocupante objetividad del título de estas líneas habla de una realidad que experimentan todos los días quienes deciden subirse a una bicicleta para recorrer la ciudad.

Ayer martes, VANGUARDIA informó sobre el accidente que sufrió un ciclista que circulaba por la ciclovía que corre sobre Vito Alessio Robles a la altura de Periférico, en dirección a Avenida Universidad. Según se relata en la nota, un automovilista trató de acortar el camino, invadiendo el carril exclusivo que recorría el joven ciclista, lesionándolo.

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Si bien, afortunadamente el percance no pasó de unos golpes y un acuerdo en sitio sobre la responsabilidad del conductor, el hecho refleja una situación preocupante; esta es la invasión de carriles exclusivos para la movilidad ciclista por automovilistas que estiman de mayor importancia su comodidad que la seguridad de las personas ciclistas.

Es necesario tener en cuenta que los carriles exclusivos para ciclistas no son un capricho de activistas de la movilidad activa o de administraciones que simpatizan con la idea. Estos espacios confinados son importantes activos para la seguridad de las personas que se desplazan en bicicleta, independientemente de los motivos de su traslado.

Ya sea para ejercitarse, para realizar recorridos recreativos o para fines utilitarios, quienes usan la bicicleta en nuestras ciudades tienen derecho a la comodidad y a la seguridad en sus desplazamientos. La desventaja que guarda un ciclista frente a un vehículo motorizado, así sea un compacto, es clara y de necesaria atención.

El penúltimo párrafo del artículo 4 constitucional establece lo siguiente: Toda persona tiene derecho a la movilidad en condiciones de seguridad vial, accesibilidad, eficiencia, sostenibilidad, calidad, inclusión e igualdad. Es así que los carriles ciclistas, más que mera infraestructura urbana, son activos necesarios para el disfrute de un derecho humano.

La Ley General de Movilidad y Seguridad Vial señala la importancia de implementar acciones afirmativas, que define como políticas, medidas o acciones dirigidas a favorecer a personas o grupos en situación de vulnerabilidad, con el fin de eliminar o reducir las desigualdades y barreras de tipo actitudinal, social, cultural o económico que los afectan.

Al respecto, el mismo ordenamiento dispone que el diseño vial debe ser modificado o adaptado −según corresponda− incorporando las referidas acciones afirmativas, a fin de que se garantice la seguridad integral y accesibilidad de los grupos en situación de vulnerabilidad, entre estos, el de las personas ciclistas.

Es importante tener en cuenta en qué estriba la vulnerabilidad de quienes se desplazan a pie o en bicicleta. Recordemos que el riesgo de lesión que presenta una persona sin protección que es golpeada por un automóvil, varía dependiendo de la velocidad a la que se desplaza el vehículo que la impacta.

La relación entre la velocidad de un automóvil y el grado de severidad de lesión provocada al impactar a una persona sin protección fue determinada por los académicos británicos Stephen Ashton y Murray Mackay. Ellos señalan que un vehículo que impacta a una persona entre los 30 y los 40 km/h tiene más de un 60 por ciento de probabilidad de provocarle una lesión grave, aunque menos de un 5 por ciento de probabilidad provocarle la muerte.

Entre los 40 y los 50 km/h la probabilidad de lesión grave aumenta al 70 por ciento y el riesgo de muerte aumenta a un 10 por ciento. Cuando la velocidad de impacto va de los 50 a los 60 km/h, la probabilidad de muerte es del 40 por ciento. Pero cuando el impacto se da entre los 60 y los 70 km/h, la probabilidad de muerte supera el 90 por ciento. Ya arriba de los 70 km/h sobrevivir al impacto sería prácticamente un milagro.

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Si consideramos una velocidad promedio en vialidades primarias de entre los 70 y los 80 km/h, la situación que experimentan las personas peatonas y ciclistas es realmente de vida o muerte. Quienes se desplazan a pie tienen banquetas para circular con relativa seguridad, pero las personas ciclistas, ¿qué condiciones de seguridad tienen en sus trayectos?

Es por ello que las ciclovías guardan una importancia vital para quienes usan la bicicleta, para sus traslados cotidianos, recreativos o de activación física. Una ciudadanía sensible a la seguridad de las personas ciclistas es un ingrediente fundamental para un futuro posible.

jruiz@imaginemoscs.org

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